
¿No puedes cambiarlo? No luches contra ello. FOTO: Freepik.
MENTE
Qué es el arugamama: la sabiduría japonesa de aceptar la realidad para poder ser más feliz
Aceptar la realidad no significa resignarse a ella, sino aprender a fluir con lo que es, para desde ahí tomar las mejores decisiones y encontrar paz en el proceso.
Por María Corisco
27 DE FEBRERO DE 2025 / 14:00
Hay veces en las que todo a tu alrededor parece un desafío, y cuanto te rodea te impulsa constantemente a luchar, cambiar, mejorar y resistir cualquier obstáculo que se interponga en tu camino. Se trata de ser más fuerte, exitoso, resiliente. Sin embargo, en la cultura japonesa existe un concepto que ofrece una perspectiva diferente: es arugamama, la aceptación plena de la realidad tal como es, sin lucha ni resistencia innecesaria. Pero ¿significa esto rendirse o ser pasivo ante las dificultades? En absoluto.
El concepto de arugamama se traduce como las cosas tal como son, y se basa en la idea de que el sufrimiento surge no tanto de lo que nos sucede, sino de la lucha interna contra ello. Sin embargo, es importante entender que el arugamama «no es sinónimo de conformismo, resignación ni pasividad», explica la psicóloga Esther Cantos. No significa aceptar el dolor sin buscar alivio, ni ignorar los problemas sin tratar de resolverlos. «En cambio, se trata de reconocer la realidad con serenidad, entender tus emociones sin intentar reprimirlas y tomar acción desde un lugar de claridad y equilibrio en lugar de desde la frustración o el miedo», añade la experta.


La diferencia clave entre el arugamama y la resignación radica en la actitud que tomamos ante las circunstancias:
- Resignación: es una sensación de impotencia, un no puedo hacer nada, así que me rindo. Implica desconexión emocional y pasividad.
- Arugamama: es una aceptación activa. Esto es lo que hay ahora, pero, ¿qué puedo hacer con ello? Implica reconocer la realidad y actuar con conciencia, en lugar de luchar contra lo inevitable.
Un ejemplo claro puede verse en la enfermedad o el dolor físico. La resignación diría: estoy enfermo, no hay nada que hacer, todo está perdido. En cambio, el arugamama diría: estoy enfermo, esto es una realidad, pero dentro de este contexto, ¿qué pasos puedo tomar para cuidar de mí mismo?
El arugamama que viene de Oriente
Este concepto tiene raíces profundas en el budismo zen y el sintoísmo donde la armonía con la naturaleza y la aceptación de la impermanencia son principios fundamentales. En la cultura japonesa, esta idea ha sido integrada en diversas prácticas:
- En el arte y la estética, como el concepto wabi-sabi, que celebra la belleza de lo imperfecto y transitorio.
- En la terapia Morita, un enfoque psicológico japonés que enseña a aceptar las emociones sin luchar contra ellas ni dejarse dominar por ellas.
- En las artes marciales, donde se aprende a responder con flexibilidad en lugar de rigidez ante un ataque.
Estos principios han influenciado la forma en que Japón entiende el bienestar emocional y la gestión del estrés.
También en Occidente
En los últimos años, el concepto de arugamama ha sido incorporado a la psicología occidental a través de terapias basadas en la aceptación.
- Terapia de Aceptación y Compromiso (ACT): la ACT es un enfoque terapéutico que enseña a aceptar pensamientos y emociones sin juzgarlos ni tratar de eliminarlos, y a tomar acciones alineadas con nuestros valores. Esto es muy similar al arugamama, que invita a reconocer lo que sientes sin luchar contra ello, pero sin dejar que te paralice.
- Mindfulness y la atención plena: el arugamama comparte muchos principios con el mindfulness, que se centra en estar presente sin juicios y aceptar cada momento tal como es. Se trata de la aceptación plena de la experiencia.
- Psicología positiva y resiliencia: también se relaciona con la resiliencia, la capacidad de adaptarse a los cambios y dificultades sin quedarse atrapado en la negatividad. Se trata de aceptar las circunstancias y seguir adelante con una mentalidad flexible.
¿Cómo aplicar el arugamama para ser más feliz?
- Acepta las emociones sin juzgarlas. Cuando experimentes miedo, tristeza o ansiedad, en lugar de reprimir esas emociones o luchar contra ellas, permítete sentirlas y observarlas con curiosidad. Pregúntate: ¿cómo puedo responder a esto sin reaccionar de forma impulsiva?
- No te aferres a la necesidad de control. La vida es incierta y muchas cosas escapan a nuestro control. En lugar de resistirte a lo que no puedes cambiar, intenta fluir con las circunstancias y enfocarte en lo que sí puedes hacer.
- Practica la aceptación activa. Si enfrentas un problema, primero acéptalo sin resistencia: esto es lo que está pasando. Luego, pregúntate cómo puedes responder de manera efectiva dentro de esta realidad-
- Vive con presencia y atención plena. En lugar de preocuparte por el futuro o quedarte atrapado en el pasado, enfócate en el presente. Disfruta de lo que está sucediendo aquí y ahora, sin expectativas rígidas.
En definitiva, concluye la psicóloga, «el arugamama nos recuerda que la aceptación no es sinónimo de debilidad ni pasividad. No se trata de rendirse, sino de dejar de luchar contra lo que no podemos cambiar y actuar desde un estado de serenidad y claridad. Al integrar este concepto en nuestra vida, podemos reducir el estrés, mejorar nuestra resiliencia y vivir con mayor autenticidad».
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