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Mantener el resentimiento es una carga que lastra tu bienestar. Foto: Historia de un matrimonio.

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Cómo dejar de tener rencor a los demás y superar las situaciones conflictivas que comprometen tu felicidad

Resentimiento significa "volver a sentir". Y si lo que sientes es rencor, implica rumiar una situación y revivirla. Liberarte de esa carga puede ser de gran ayuda para tu salud mental y física.

Por María Corisco

10 de abril de 2024 / 14:00

Uno de los sentimientos más turbios a los que a veces hay que enfrentarse es el del rencor. Es fácil decir de ti mismo que no eres rencoroso, pero eso no significa que no haya situaciones, experiencias y agravios que hayan anidado en ti y de los que te cueste desprenderte. Pueden ser resentimientos cotidianos, como el que se siente hacia quien te insinuó lo bien que te vendría perder unos cuantos kilos, o más trascendentales, como el que revives cada vez que recuerdas que tus padres mostraban predilección por uno de tus hermanos.

Vivir con resentimiento, no obstante, es una carga, expresa Kerry Howells, una psicóloga australiana conocida por su trabajo en el campo de la psicología positiva, la gratitud y el bienestar. En su libro Transforming Negative Self-Talk: Practical, Effective Exercises (Transformando el diálogo interno negativo: ejercicios prácticos y efectivos), Howells aborda temas relacionados con el manejo de emociones negativas. Y recuerda que, al fin y al cabo, resentimiento significa “volver a experimentar un sentimiento fuerte”.

Así, señala dos características distintivas de este sentimiento: nos hace repasar una y otra vez la situación en nuestra mente y persiste en el tiempo. Y, así, rumias una y otra vez aquella ofensa sin permitirte desprenderte de ella y avanzar.

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Cómo te daña el rencor

Según Howells, el resentimiento impacta negativamente en nuestro bienestar por distintas razones:

  • Impacto en la salud emocional: el resentimiento puede generar emociones negativas intensas como la ira, la amargura y la hostilidad. Estas emociones pueden ser perjudiciales para nuestra salud emocional y bienestar general, ya que pueden contribuir al estrés, la ansiedad y la depresión.
  • Impacto en las relaciones interpersonales: también puede dañar nuestras relaciones con los demás. Al mantener rencor hacia alguien, podemos crear barreras emocionales que dificultan la comunicación efectiva y la conexión interpersonal. Esto puede alejar a las personas importantes en nuestras vidas.
  • Impacto en el autocuidado: el resentimiento puede consumir nuestra energía emocional y mental, lo que dificulta enfocarnos en el autocuidado y el crecimiento personal. En lugar de invertir tiempo y esfuerzo en actividades que promuevan nuestro bienestar, podemos quedar atrapados en pensamientos y sentimientos negativos relacionados con el rencor.
  • Impacto en la perspectiva de vida: asimismo, puede distorsionar nuestra perspectiva de la vida y mantenernos atrapados en el pasado. Nos impide seguir adelante y nos mantiene anclados en situaciones o eventos que ya han ocurrido, impidiéndonos experimentar el presente de manera plena y satisfactoria.

Además, el resentimiento puede dañar también tu salud física cuando se somatiza esta emoción negativa. Así lo expone la doctora Pilar León Sanz, catedrática de Historia de la Medicina y profesora de Ética Médica de la Universidad de Navarra, que ha estudiado los impactos del resentimiento desde la perspectiva de la medicina psicosomática.

En su investigación, señala que el resentimiento podría estar implicado en el desarrollo de úlceras, trastornos gástricos, acidez de estómago, síntomas cardiorrespiratorios, enfermedades cardíacas, intolerancia al ejercicio, dolor de cabeza, dolor de espalda, dolor en las articulaciones, insomnio y estrés.

La dificultad de dejar de estar resentidos

El rencor es complejo. Una de las razones de esta complejidad, expone Howells, es que “suele ir acompañado de la sensación de que debemos aferrarnos a nuestro resentimiento para adoptar una postura moral ante un comportamiento inaceptable”. Desde esta perspectiva, “renunciar a nuestro resentimiento a menudo puede parecer como si liberásemos a la otra persona o tolerásemos su comportamiento”.

Otro aspecto de interés es la negación del resentimiento. Puede que te sientas mal por reconocer que continúas resentido por algo que sucedió en el pasado, sobre todo cuando se trata de alguien de tu círculo con quien tienes todavía relación: un familiar, un amigo, una pareja. No siempre es fácil reconocer que sigues mosqueado porque hace dos años tus amigos se fueron de viaje sin decirte nada, o porque tu compañero se quedó con la mesa de la ventana sin echarlo a suertes contigo. “Es posible que tengamos demasiado miedo de admitir que estamos resentidos porque queremos mantener nuestra imagen de personas amables y positivas, o no queremos alterar el status quo”.

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Además, a diferencia de otras emociones como la decepción, la ira o la frustración, “el resentimiento tiende a conllevar un sentimiento de vergüenza. Nos expone, haciéndonos parecer un poco débiles o no el tipo de persona que nos gustaría pensar que somos o que nos gustaría que los demás vieran en nosotros”.

Consejos para salir del resentimiento

Desde aquí, Howells ofrece varias pautas para comenzar a desprenderse de esta emoción:

  • Reconócelo: para que el resentimiento salga a la luz, debemos reconocerlo. Necesitamos encontrar formas de darle a nuestro resentimiento una voz, una forma, un lugar en la mesa de discusión, sin vergüenza ni culpa, sin autocrítica ni juicio de los demás. Sólo entonces podremos ver hasta qué punto nuestro resentimiento nos está robando nuestra gratitud y destruyendo nuestras relaciones y nuestra sensación de bienestar.
  • Da nombre a tus sentimientos: con solo darle un nombre a los sentimientos hirientes, turbios y estancados (resentimiento) y reconocer sus efectos dañinos en nuestro bienestar y en quienes nos rodean, podemos sentirnos más empoderados y motivados para hacer algo al respecto.
  • Trabaja la objetividad: una vez reconocido lo que sentimos, “Aunque puede llevar algún tiempo, podemos ganar un mayor sentido de objetividad y un mayor sentido de agencia en la situación porque vemos que podemos elegir nuestra respuesta para seguir adelante”
  • Recuerda la cara buena: así puedes ir abriendo la puerta “puerta a recordar aquello por lo que estábamos agradecidos de esta persona en el pasado”.
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