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Los detonantes emocionales son una memora subconsciente, que toma poder en el presente

Foto: Unsplash

PSICOLOGÍA

Detonantes emocionales: ¿Qué hacer cuando el subconsciente toma el poder?

Esas reacciones exageradas que tenemos sin causa aparente, encuentran una explicación cuando navegamos en lo que las hace detonar y las relacionamos con traumas del pasado.

Por Mónica Heras

17 de abril de 2022 / 07:34

¿Has escuchado hablar de los detonantes emocionales? Seguro que alguna vez has sentido una reacción desproporcionada, sin ninguna causa aparente. Tal vez hay momentos en los que te llenas de tristeza sin entender muy bien por qué, o te enfadas, te frustras, te invade la ira o incluso una alegría exacerbada sin que venga a cuento. Cuando esto sucede, nuestro inconsciente ha tomado el mando, haciendo que el presente, lo que está sucediendo en realidad, deje de tener importancia.

En esos momentos, estamos a merced de nuestras emociones, nos dejamos arrastrar por lo que sentimos, sin poder racionalizar lo que está pasando. Observa, ¿te has dado cuenta de que ciertos temas siempre te provocan incomodidad? Puede que sea el dinero, las relaciones de pareja o el éxito profesional. Si esto te sucede, más allá de que se trate de situaciones delicadas, éstas esconden un problema más profundo de lo que piensas.

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Así actúan los detonantes emocionales

Un detonante emocional no es una causa en sí misma, sino un mecanismo de acción que pone en marcha un proceso en el que salen a flote ciertos eventos del pasado que siguen sin resolverse. Es como abrir una puerta en la que hemos guardado una montaña de trastos viejos a presión, de ahí que provoque reacciones descontroladas.

Cualquier cosa puede desatar esta cascada emocional, una conversación, una persona en concreto, una canción, un gesto o incluso un olor. Por lo general, estos estímulos no generan una amenaza, pero activan una parte emocional que se siente en peligro.

¿Por qué sucede esto? El origen de estas reacciones es profundo y requiere de un trabajo de autoconocimiento y de mucha valentía para navegar en las profundidades de nuestro pasado. Se esconden traumas de la infancia, experiencias desagradables que no supimos enfrentar y causaron un daño a nuestro organismo; es ahí donde reside su poder. Son capaces de traer al presente algo que queremos olvidar y que nos genera ansiedad, miedo, ira, tristeza…

Edurne Ubani, de ‘Eva muerde la manzana’, habla de esto: «Los detonantes se almacenan en el sistema límbico, que es la parte protectora de nuestro cerebro. Muy a menudo, podemos tener miedos o sentimientos fuertes acerca de algo y no entender por qué. La razón es que los recuerdos conscientes no se almacenan, pero sí los implícitos.»

Edurne aclara que verte atrapado por estas emociones no significa que algo esté mal. «Significa que tu cuerpo está haciendo exactamente lo que está diseñado para hacer: protegerte del peligro. Ya sea real o percibido».

¿Recuerdas lo que sucede cuando nos enfrentamos a situaciones de estrés? El eje hipotalámico-pituitario-adrenal se pone en marcha para protegernos, bien sea de que nos coma un animal feroz o de que nuestro jefe nos despida. Se activa el mecanismo «lucha-huída» y se prepara un suculento cóctel de hormonas, aumentando la producción de adrenalina y cortisol, que inundan el torrente sanguíneo, para que podamos permitirnos hacerle frente a la amenaza.

¿Cómo identificar tus detonantes emocionales?

Los detonantes emocionales suelen ser muy sutiles. Por lo general no los percibimos, solo sentimos esa punzada incómoda en alguna parte de nuestro cuerpo, de ahí que detectarlos requiera de mucha voluntad y paciencia.

Como dice Edurne: «No tenemos control sobre el detonante. Pero sí podemos cambiar la forma en que el pasado llega a nuestro presente a través de herramientas somáticas, entrando en seguridad y regulación, y recordando a nuestros sistemas que el pasado terminó.»

Resulta muy útil que te pongas en modo curioso, que te dediques un espacio a explorar cómo te sientes. Cada vez que tus emociones tomen el mando, agudiza aún más tu perspicacia. ¿De qué estabas hablando? ¿Qué palabras o qué tono de voz te hizo sentir mal? ¿Qué hora del día era? ¿Recuerdas si te llegó un mensaje o si mencionaron a alguna persona?

Toda esta información es muy valiosa. Te permitirá sumergirte en las profundidades del subconsciente para descubrir a qué vivencia has anclado determinado detonante y trabajarla en un proceso terapéutico.

¿Qué hacer cuando surge algún detonante emocional?

Cuando eres consciente de que hay temas, situaciones o personas que hacen saltar algo en ti que no es agradable, puedes elegir dos caminos. Una opción seria evitarlos, mantenerte alejado de todo aquello que te hace sentir mal que, si bien es una forma válida de protección, no hará más que perpetuar eso que te hace daño y crearás una burbuja poco realista a tu alrededor. Además, como diría Carl Jung, «Todo lo que se resistes, persiste».

Otra alternativa sería enfrentarlo acudiendo, como te decíamos, a una terapia que te ayude resolver esos traumas, darle un espacio al dolor que permanece hecho un ovillo dentro de ti y permitirle que se exprese. Por otro lado, hay algunas pautas que te pueden ayudar de manera simultánea a hacerle frente a estos detonantes.

1. Ve al cuerpo, que nunca miente

La mente puede buscar una respuesta para cualquier cosa, racionalizar  lo que sentimos y justificarlo. En cambio, las sensaciones del cuerpo no engañan. Cada vez que entra en acción un detonante emocional, algo sucede en el cuerpo. Para algunos es dolor de tripa, para otros sudoración, taquicardia… Detecta lo que te pasa para que cuando llegue, estés preparado.

 2. Aprende a calmarte

Ahora que has detectado que algo no va bien, aplica cualquier técnica de relajación que devuelva a tu cuerpo, y a tu mente, al presente. Haz respiraciones conscientes, repítete algún mantra (puede ser algo creado por ti), cualquier cosa que te permita recuperar la objetividad para poder actuar con más claridad.

3. Analiza lo sucedido

Lleva un diario de emociones, escribir es una herramienta de autoconocimiento poderosísima. Con esta información podrás tener más claro cuáles son esos detonantes emocionales.

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