Cómo entrenar el entusiasmo para elevar tu energía vital y mejorar tu autoestima

En esas épocas en las que uno se siente más cansado o desanimado, hay algo que se puede hacer para tratar de sentirse mejor: entrenar una capacidad con la que contamos. El entusiasmo.

Antonio Coronado Hijón, doctor cum laude en Psicología y Ciencias de la Educación por la Universidad de Sevilla, ha pasado mucho tiempo estudiando la resiliencia, una competencia que «nos permite sobreponernos a las dificultades y adversidades de la vida, incluso saliendo fortalecido cuando aprendemos a superarlas». Sus estudios le llevaron concluir «que la mejor manera de gestionar una emoción de consecuencias negativas es mediante el desarrollo de una emoción positiva que sea más fuerte que la negativa». Y esa emoción es el entusiasmo.

Cuando comprobó el bien que sentir entusiasmo puede hacer en las personas, el Dr. Coronado Hijón decidió escribir Entrena tu Entusiasmo: Cómo elevar el ánimo vital (Ed. Plataforma editorial), un entretenido libro científico en el que da las claves para desarrollarlo. Algo al alcance de cualquiera decidido a ello. Porque, como suele subrayar, ocurre «como con cualquier deporte e incluso disciplina artística, puedes entrenar tu entusiasmo si sabes cómo».

El resultado de ponerse a ello desde un punto de vista psicológico y neurocientífico, será un aumento de «la fortaleza y un impulso para vivir una vida más plena e interesante», destaca.

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Qué es el entusiasmo

El entusiasmo es una emoción o sentimiento que actúa sobre las personas como un catalizador de fuerza. Se trata de «un estado de ánimo positivo generado por la admiración hacia algo o alguien virtuoso. Que se admira y que actúa como vivero generador de emociones y sentimientos agradables y felices», comenta el Dr. Coronado Hijón.

Además, el especialista señala que los antiguos griegos lo definían «como un soplo vital, una energía divina para desarrollar una dedicación con sentido y satisfactoria frente a las emociones desagradables y dolorosas que puedan generarnos las dificultades y adversidades que en algún momento de la vida tenemos que enfrentar». Además, advierte que los estados de ánimo «presentan menos intensidad pero más duración que las emociones que se generan desde ellos. Y que cuando son analizadas por nuestro pensamiento se convierten en sentimientos».

Cómo influye el entusiasmo en nuestro bienestar

El entusiasmo puede influir positivamente en nuestra salud mental y física ya que, como destaca el experto, «es el antídoto más poderoso frente a la tristeza, depresión o desesperanza». Por tanto puede ser clave para mantener el bienestar emocional. El Dr. Coronado Hijón recuerda el experimento de Martin Seligman, psicólogo estadounidense que señaló que la indefensión aprendida –los sentimientos de indefensión ante los retos y demandas vitales– generan y generalizan «desesperanza ante los problemas y dificultades, en las personas que los experimentan».

Esa desesperanza puede causar un déficit de entusiasmo que, según alerta el psicólogo, «es tan perjudicial como el de vitamina D o de vitamina B12. Porque conllevan disfunciones bioquímicas referidas al déficit de generación de hormonas de la felicidad como la dopamina, oxitocina y serotonina». Frente a ello, el psicólogo español apunta como antídoto la emoción positiva más fuerte que poseemos, la esperanza. Sin embargo, precisa que ésta «necesita del componente mental cognitivo del optimismo. Uno realista y no ingenuo que actúe como una disposición o tendencia personal. Sustentados en la resiliencia ante las dificultades, conforman el sustrato que abona la creación de estados de ánimo entusiastas».

Los enemigos del entusiasmo

Como advierte el doctor en Psicología, el entusiasmo puede toparse con enemigos externos e incluso internos. Por ejemplo, destaca «las personas que nos influencian negativamente como visionarios cotidianos de desgracias, donde cualquier tiempo pasado se nos presenta como mejor. Dejan poco espacio a la esperanza y el entusiasmo vital». Ese tipo de personas, alerta, «actúan como gafes del entusiasmo». También nuestros pensamientos negativos o pensamientos obsesivos en bucle pueden ser un freno. Sobre todo, señala, si cedemos a lo que llama la tiranía de pensamientos perfeccionistas y absolutos sobre nuestra vida, acompañado por la mala costumbre de pensar primero en la imposibilidad o en las consecuencias negativas de nuestros deseos y necesidades.

Para evitarlo, recomienda «desarrollar nuestro entusiasmo vital como si de un arte más se tratara. Seguro que será uno de los mejores empeños al que nos podremos dedicar en nuestras vidas y especialmente, si es entusiasmo compartido y contagioso». Porque el especialista recalca que el entusiasmo no solo es contagioso sino que como cualquier fortaleza o competencia personal, a través de entrenarlo, puede ayudar a «conseguir además de una aptitud o competencia, una actitud o disposición personal entusiasta, proactiva y vital».

Cómo entrenar el entusiasmo

Para entrenar el entusiasmo, lo primero que sugiere Antonio Coronado Hijón es pensar en cómo entrenamos cualquier deporte. Lo primero sería pensar en qué lo caracteriza, luego ser perseverante para implementarlo en nuestra vida, convirtiéndolo en hábitos o costumbres saludables. Para ello propone empezar con «nuestros primeros pensamientos mañaneros. Pero, incluso si ya nos los llevamos a la cama desde que nos acostamos cada noche, nos ayudará a desplegar amables sueños reparadores y generadores de descanso emocional y mental».

En su libro  ofrece todas las claves. Por ejemplo, para que no sea complicado sugiere «centrarse en pequeñas cosas y simples sucesos agradables. Para levantarnos cada día con un estado de ánimo entusiasta y contagioso mediante acciones de gratitud hacia esas pequeñas cosas». También recuerda que «el estado de ánimo entusiasta está sustentado en el desarrollo de la fortaleza mental. Eso nos aporta generar emociones de esperanza y pensamientos optimistas, ayudados por la resiliencia ante las dificultades». Pero aclara que no se debe confundir «la frágil y pasajera euforia con el mantenimiento de un consistente estado de ánimo entusiasta». Por eso, subraya que «es necesario que la felicidad no consista para ti en lo que tienes, sino en lo que eres en cuanto a cualidades y virtudes personales».