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Sentirse solo puede acarrear problemas de autoestima y de salud. / Unsplash
Psicología y salud
El sentimiento de desamparo que genera la soledad afecta a nuestra autoestima, pero también debilita nuestro sistema inmunitario. Te contamos cómo puedes manejar el miedo a estar solo de forma sana.
Por Tamara Izquierdo
8 de septiembre de 2022 / 07:27
¿Es la soledad una de las peores epidemias de nuestro tiempo? Tal vez el miedo a estar solo se ha convertido en una enfermedad por el hecho de afectar, no solo a nuestra psique, también a nuestro cuerpo. Los expertos en psicología nos cuentan más sobre el malestar y el miedo que surge al enfrentarse a la soledad y cómo poder gestionarlo adecuadamente para recuperar el bienestar y la autoestima.
El hecho de estar o sentirse solo no es algo nuevo, es un sentimiento o una situación que se lleva dando en el ser humano desde hace muchos años. ¿Por qué afecta especialmente este miedo en nuestros días, tanto que puede llegar a considerarse casi una enfermedad?
La filósofa y escritora Elsa Punset explica que “primero hay que pensar en qué es la soledad y es básicamente la sensación de que te falta intimidad con los demás, que te falta esa conexión real. Desde hace décadas hay una epidemia de soledad y la gente se siente cada vez más sola, esto se debe en parte a que vivimos en grandes ciudades. No conocemos a nuestros vecinos, los niños no pueden salir a jugar a la calle con la tranquilidad con la que se jugaba antes, las familias son más pequeñas… Además, de alguna forma en la actualidad hemos pensado que las redes sociales nos podían ayudar en este sentido pero no es cierto, a pesar de las redes sociales, la gente dice que se siente cada vez más sola”.
¿Cómo puede afectarnos esta sensación de soledad? Olga Fernández-Velilla Lapuerta, psicóloga del Instituto Cláritas, nos explica que “cada vez hay más gente que vive sola (soledad física decidida o no), pero a eso se le suma gente que, a pesar de estar rodeada de otras personas, se siente sola. Esa soledad perceptiva o emocional es una de las que más presente está en nuestra sociedad. Este sentimiento genera altos niveles de malestar, angustia, tristeza que puede llevar a apatía, aislamiento, baja autoestima e incluso derivar y/o formar parte de una patología mental”.
¿Podemos sentirnos solos aunque estemos rodeados de otras personas? Por supuesto que sí porque la soledad ya hemos dicho que es una sensación que sobreviene cuando no te notas conectado a los demás. Con esta premisa podemos estar en un sitio bullicioso o con mucha gente alrededor, incluso interactuando con muchas personas y, sin embargo, sentirnos solos.
Esa sensación de falta de conexión puede existir incluso dentro de una pareja. A este respecto Olga Fernández-Velilla nos cuenta que: “La realidad es que sí podemos sentirnos solos teniendo pareja, viviendo en familia o estando rodeados de amigos. Habrá que ver cómo afecta eso a nuestras relaciones personales. Puede haber distintos motivos, por ejemplo, si hace que generemos relaciones de dependencia, si nos aísla de los demás por miedo a un posible rechazo o si el sentirnos distintos del grupo hace que no nos mostremos tal y como somos, si nos encontramos en una relación tóxica dónde no nos sentimos cuidados, etc.”.
Como siempre ocurre, nuestras emociones son maestras de vida y, aunque a priori una sensación nos parezca negativa, es importante enfrentarla y no huir de ella porque seguramente tenga una enseñanza muy valiosa que hacernos. Elsa Punset apunta sobre esto que “hay momentos en los que aunque estés rodeado de gente te sientes solo por lo que es muy útil aprender a enfrentarnos a esta sensación y a saber que hay formas de salir de ahí y que también tiene su parte buena”.
Sabemos que hay determinadas culturas en las que las personas pasan un periodo de tiempo solas, con el fin de no ser dependientes y de encontrarse a sí mismas conectando con su interior. En nuestra cultura la soledad se percibe como algo negativo. “Sentir soledad no es lo mismo que estar solo” señala Punset, “a todos nos gusta estar solos de vez en cuando. La gente que siente soledad tiene una sensación de que no interesa a los demás”.
Tan grande es esta epidemia que países como Gran Bretaña o Japón han creado Ministerios de soledad para combatir este mal. No solo es un mal del alma, también supone un problema grave de salud ya que ese sentimiento puede generar estrés, ansiedad, debilita el sistema inmunológico, altera la presión arterial… “Estamos viendo hasta qué punto la soledad impacta en la calidad de vida de las personas. Tiene un impacto tan negativo en la salud como lo pueden tener la obesidad o el tabaco. Acorta la vida y empeora nuestra salud” advierte Punset.
«Sentir soledad no es lo mismo que estar solo». Elsa Punset
¿Y si viéramos esa sensación como una alarma que nos ofrece nuestro cuerpo? “Si te sientes solo tómalo como una señal de que necesitas sobreponerte al miedo al rechazo de los demás y empieza a hacer vida con otras personas. Los humanos necesitamos vida social, ese sentir que los otros están ahí”, apunta Elsa Punset. Tal vez es el momento de comenzar a trabajar nuestras emociones para devolvernos así la salud y la autoestima.
El hecho de no encontrar a una persona con la que compartir la vida y el día a día puede llegar a ser muy estresante y motivo de tristeza, angustia o sufrimiento para muchas personas. Si el miedo llega a ser una obsesión incluso puede convertirse en una fobia: anuptafobia o miedo a quedarse solo y no tener pareja. Pueden sufrir esta patología tanto hombres como mujeres.
En estos casos lo aconsejable sería trabajar en el amor propio y en la autoestima para evitar así engancharse en relaciones tóxicas, comportamientos compulsivos dañinos, pensamientos negativos que se retroalimentan, envidias… de este modo se evitaría el hecho de que tener pareja se convierta en el objetivo prioritario y único de su vida.
Tener pareja no es sinónimo de alegría, ya lo decía Sócrates “hasta que no te sientas cómodo estando solo, nunca sabrás si estás eligiendo a alguien por amor o por soledad”. Ojo, que también tenemos el caso contrario, la llamada filofobia o miedo a enamorarte.
Lo primero que habría que hacer es mirar cara a a cara a ese sentimiento de soledad y analizarlo. Olga Fernández-Velilla explica que “lo fundamental es conocernos y entender de dónde viene, qué hay detrás de ese sentimiento de soledad para poder abordarlo. ¿Es un temor que viene por un hecho traumático del pasado? ¿Es por qué me siento incomprendido? ¿No me permito ser yo mismo y eso me aleja? ¿Mis relaciones interpersonales son dañinas?
A partir de ahí el trabajo con cada persona será distinto, la soledad puede llegar a ser muy desagradable y dolorosa, pero es algo a lo que tenemos que aprender a hacer frente. Para ello el conocernos y aceptarnos será fundamental. Desde luego, si alguien se siente de esta manera le recomendaría que contactase con un profesional”.
Aprovecha el tiempo a solas para crecer, organiza tus prioridades, escucharte más y reconocer tus miedos como algo que forma parte de ti y que no es necesariamente negativo. Valorarse a uno mismo y ser consciente de nuestra importancia, elevar así la autoestima y conectar con nosotros mismos va a llevar a crear esas conexiones con los demás de forma natural ya que nadie puede darnos lo que no podemos darnos nosotros mismos.
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