Los placeres culpables son aquellos que proocan disfrute mezclado con sensaciones de vergüenza. FOTO: Getty Images.
Mente
Placeres que nos dan vergüenza: por qué disfrutamos de cosas que no nos parecen bien
La psicóloga e hipnoterapeuta Daniela Constantín analiza el concepto de placer culpable y cómo puede influir en tu forma de actuar.
Por Sara Flamenco
14 DE DICIEMBRE DE 2024 / 07:35
Disfrutar viendo reality shows cuando tienes una reputación de persona seria y culta. Comerte un pastel aunque prediques las bondades de la alimentación saludable… Todo esto y mucho más son pequeños placeres que causan culpa, los llamados guilty pleasures que se mantienen en la más estricta intimidad. «Los placeres culpables son aquellas acciones, hábitos, gustos o actividades que llevamos a cabo y que nos provocan placer y disfrute mezclado con sensaciones de incomodidad, culpa e incluso vergüenza«, explica la psicóloga e hipnoterapeuta Daniela Constantín.
Estos placeres culpables suelen provenir de un conflicto entre la lógica y la emoción. «A nivel de lógica podemos saber que algo no está bien, sin embargo, nuestras emociones descontroladas nos pueden llevar justo al lado contrario, haciendo aquello que nos da alivio inmediato y acto seguido sentimiento de culpabilidad«, indica Constantín. Se trata de una forma de obtener cierta recompensa emocional de manera inmediata, aunque en realidad no nos guste esa manera de obtenerla. Pero este tipo de deseos no tienen por qué provocar vergüenza ni culpa.
Por qué avergonzarse de algo que te gusta
La mera existencia de la culpa ante algo que te da placer depende de tres conceptos claves: la vergüenza, el autoconcepto y el temor a la evaluación social negativa. La vergüenza es una emoción que limita tu forma de actuar, ayudándote a corregir tus errores y mejorar. El autoconcepto es la imagen que tienes de ti mismo. En este sentido, el placer culpable tiene que ver con la incomodidad que genera la disonancia entre la imagen que te gustaría tener de ti mismo y lo que en realidad te proporciona placer.
Por último, la evaluación social negativa sirve para tener información sobre aquello en lo que no actúas acorde a la visión de lo que es tolerable en la sociedad en la que te desarrollas. Puede que aquello que te proporciona placer esté mal visto en tu entorno social. Estos tres conceptos de los que depende la culpa que genera un placer culpable son necesarios para crecer y adaptarte a los cambios sociales. Pero se debe ajustar su influencia a lo que realmente es importante para funcionar como sociedad y no limitar tu forma de ser y de actuar en situaciones que no son necesarias.
Placer culpable o trastorno
Lo primero para responder si ciertos placeres culpables pueden considerarse un trastorno es entender la palabra trastorno. «Para que un comportamiento o una emoción sea considerado trastorno tienen que cumplirse al menos una serie de criterios como: ansiedad excesiva a la hora de realizar dicho comportamiento, tristeza profunda, malestar, que el problema dure, sea intenso y que interfiera en el funcionamiento de la persona, su entorno o la sociedad«, aclara Constantín. Por tanto no, disfrutar de algo que pueda parecerte moralmente reprobable no necesariamente es señal de trastorno. Tu disfrute depende de tus gustos y deseos y la culpabilidad de tus creencias y normas de la sociedad en la que te desarrollas.
Sin embargo, si dicho placer provoca demasiado malestar, se deben analizar las causas, las consecuencias y, en caso de no poder manejarlo, contactar con un profesional y pedir ayuda. «Hay que identificar si dicho placer provoca angustia porque está prohibido por la sociedad, por las normas y expectativas o tiene que ver con creencias internas de las personas», explica la experta. Es decir, ¿de dónde viene esa culpa? ¿De tus propias creencias? ¿De las normas sociales? ¿De lo aprendido en el entorno familiar?
«Hay que evitar o eliminar algo de nuestra vida si nos hace daño y nos afecta a nivel físico o emocional. Pero si es un hábito que provoca malestar por un tema de creencias o de aceptación a nivel social, es más conveniente aceptarlo y trabajar desde ahí con esta emoción», aconseja Daniela. La clave para aceptar estas emociones es practicar la compasión y la amabilidad con uno mismo. Al final, tal y como dice la experta, «todas las personas tienen pequeños placeres que pueden ser diferentes de los placeres de otras personas».
- TEMAS
- EMOCIONES
- PSICOLOGÍA
WeLife hoy
Pensamientos negativosPilates con pesasMúsculo soleoAcné en menopausiaTardeoSiguenos :)