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Con sus alas, Ícaro voló demasiado cerca del sol y eso le hizo caer./ Foto: Victoria's Secret.

SALUD MENTAL

Complejo de Ícaro: qué es y cómo evitar que tu ambición termine quemándote

El mito griego sirve como metáfora para alertar de los peligros de una ambición desmedida que te pueda llevar a volar demasiado cerca del sol ignorando sus riesgos.

Por María Corisco

16 de mayo de 2024 / 13:00

Apuntar alto, tener amplitud de miras, ser ambicioso, ir más allá de lo establecido… De forma general, estos conceptos se asocian al esfuerzo y al éxito, así como a la ambición. Volar alto no solo es una fórmula para llegar más lejos que otros: también puede ser el camino más rápido para que el sol te queme las alas. Es lo que en psicología se conoce como síndrome o complejo de Ícaro.

Con este término se hace referencia a “un conjunto de signos que pueden aparecer en personas que experimentan una tendencia obsesiva o compulsiva a la autosuperación extrema, el riesgo excesivo o la búsqueda de emociones intensas, a menudo ignorando sus consecuencias potencialmente peligrosas”, explica la psicóloga Esther Cantos.

El mito de Ícaro

El concepto se basa en el mito de Ícaro. Según recoge la tradición, Dédalo, el hábil arquitecto constructor del laberinto de Creta, se encontraba prisionero en una torre junto a su hijo Ícaro. Para poder escapar, Dédalo tuvo la idea de fabricar, con plumas y cera de abejas, unas alas que les permitieran saltar desde la torre y sobrevolar el mar hasta llegar a otro reino.

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Eso sí, el padre advirtió a Ícaro de que no volara muy alto, pues el calor del sol podría derretir la cera. El joven no hizo caso del consejo y se elevó más y más hasta acercarse al sol, que con sus rayos fundió la cera que unía las plumas e hizo que el muchacho cayera al mar y perdiera la vida.

Al igual que Ícaro, “las personas que experimentan el síndrome de Ícaro a menudo buscan superar límites personales o físicos, mientras desafían lo convencional y arriesgan su seguridad”, señala la experta. Y añade que “esto puede manifestarse en comportamientos como deportes extremos, actividades de alto riesgo, adicciones, trabajo excesivo, conductas autodestructivas o la búsqueda constante de nuevas experiencias”.

¿Eres como Ícaro?

Las personas con este síndrome suelen reunir algunas de estas características:

  • Búsqueda constante de emociones intensas: tienen una necesidad compulsiva de buscar experiencias emocionantes y estimulantes, a menudo desafiando límites personales o físicos para alcanzar nuevas alturas o logros.
  • Tendencia al riesgo: tienen también una propensión a asumir riesgos significativos en busca de sensaciones de emoción y logro.
  • Desprecio por las normas y límites convencionales: pueden mostrar una actitud de desprecio por las normas sociales o las advertencias de seguridad, creyendo que están por encima de ellas o que pueden superar cualquier obstáculo.
  • Obsesión por la autosuperación: sienten una presión interna constante para superar sus propios límites y alcanzar metas cada vez más altas, a menudo sin tener en cuenta las consecuencias potenciales de sus acciones.
  • Tendencia al exceso de trabajo o perfeccionismo: pueden mostrar un enfoque obsesivo en alcanzar el éxito o la perfección en sus actividades, trabajando excesivamente para lograr sus objetivos y mostrando una resistencia a aceptar el fracaso o la derrota.
  • Búsqueda de validación externa: pueden buscar constantemente la validación externa o la admiración de los demás como una forma de reforzar su sentido de valía personal y logro.
  • Dificultad para mantener relaciones estables: pueden tener dificultades para mantener relaciones estables y satisfactorias debido a su tendencia a centrarse en sus propias metas y emociones intensas, a menudo descuidando las necesidades de los demás.
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Además, el síndrome de Ícaro “puede estar asociado con trastornos psicológicos subyacentes, como trastornos de ansiedad, trastornos de la personalidad o trastornos del control de los impulsos. También puede reflejar una búsqueda constante de validación externa o un intento de escapar de problemas emocionales o psicológicos subyacentes”.

¿Qué puedes hacer?

El tratamiento del síndrome de Ícaro a menudo implica terapia psicológica para abordar estas causas subyacentes del comportamiento de riesgo y aprender estrategias más saludables para gestionar las emociones y los impulsos.

  1. Autoconocimiento y reflexión: es fundamental que la persona sea consciente de sus propios patrones de comportamiento y de las motivaciones detrás de su búsqueda de emociones extremas
  2. Establecer límites personales: también es importante establecer límites personales saludables y respetar los propios límites físicos y emocionales. Para eso es necesario reconocer los riesgos asociados con el comportamiento de riesgo excesivo y, a partir de ahí, aprender a moderar las acciones
  3. Desarrollar habilidades de afrontamiento saludables: aprender técnicas de afrontamiento saludables para lidiar con el estrés, la ansiedad y otras emociones intensas puede ayudar a reducir la necesidad de buscar emociones extremas como una forma de escape. Esto puede incluir técnicas de relajación, mindfulness, meditación u otras actividades que promuevan el bienestar emocional.
  4. Fomentar relaciones saludables: cultivar relaciones sólidas y de apoyo con amigos y familiares puede proporcionar un sistema de apoyo vital para las personas que luchan con el síndrome de Ícaro y ofrecer perspectiva, apoyo emocional y aliento en momentos de dificultad.
  5. Buscar actividades alternativas: explorar actividades alternativas que brinden emoción y satisfacción de manera segura y saludable puede ayudar a canalizar la energía y la pasión hacia pasatiempos y actividades constructivas. Esto podría incluir deportes menos arriesgados, arte, música, viajes o cualquier actividad que brinde una sensación de logro y satisfacción.
  6. Buscar ayuda profesional: buscar la orientación de un terapeuta o consejero puede ser beneficioso para explorar las causas subyacentes del comportamiento de riesgo y desarrollar estrategias para abordarlo de manera efectiva. La terapia cognitivo-conductual u otras formas de terapia pueden ser especialmente útiles para cambiar patrones de pensamiento y comportamiento.
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