Conocerse a uno mismo no es sencillo, pero los nueve esquemas de personalidad facilitan la tarea./ Foto: D.R.
MENTE
Qué es el eneagrama: así funciona la herramienta perfecta para entender tus contradicciones
Repites los mismos errores, haces cosas que no te apetecen y dejas de hacer aquellas que te interesan... y te preguntas por qué actúas así. Los nueve esquemas de personalidad te ayudan a descubrirlo.
Por María Corisco
27 DE FEBRERO DE 2024 / 17:00
Una de las paradojas de la vida es la de que, pese a que eres la persona con la que más tiempo pasas, sigues sin conocerte y sin saber por qué te comportas como lo haces. ¿Cuántas veces te has preguntado por qué hiciste (o dejaste de hacer) algo que te incomodaba? ¿O las razones por las que una y otra vez repites el mismo error? Puedes darle vueltas y más vueltas, o resignarte al “soy un desastre”. O, también, puedes intentar averiguar qué hay detrás de la falta de coherencia entre lo que quieres y lo que haces.
Esta es la propuesta del eneagrama, un mapa que describe nueve tipos de personalidad básica conocidas como «eneatipos» “y nos ayuda a comprender los diferentes patrones de comportamiento y motivaciones de las personas», explica Sonia Díaz Rois, coach experta en eneagrama. ¿Por qué pensamos, sentimos y nos comportamos de un modo u otro?
Qué es el eneagrama
«Este método de clasificación nos ofrece una buena excusa para empezar a explorar nuestra propia personalidad y observarnos de manera profunda. Nos ayuda a identificar y comprender nuestras estrategias habituales para enfrentar la vida, esas que usamos sin darnos cuenta, en piloto automático, así como las de los demás”.
Esta identificación de cuál es el piloto automático que te lleva a ir por un carril -aunque intuitivamente sepas que no vas bien por ahí- puede ser un punto de partida para comenzar a ser consciente de los momentos en los que te dejas llevar por la inercia.
Después, llegar a detectar las razones que te llevan a ello es un trabajo que requiere profundización e introspección. “Desde que nacemos vamos creando un constructo reactivo emocional, basado en los traumas y frustraciones de nuestra infancia. Ese constructo es lo que va dando forma a nuestra personalidad, basándose en los mecanismos de defensa que hemos incorporado a medida que crecemos. De ese modo desarrollamos eso que se conoce como máscara o personaje y que nos hace tirar de piloto automático, actuando ‘sin pensar'».
Cómo te ayuda el eneagrama
Los tipos de personalidad del eneagrama (eneatipos) se describen mediante rasgos y patrones de comportamiento, “lo que nos permite comprender las motivaciones, los miedos y los deseos principales de cada arquetipo. Aunque todos tenemos de todo y sabemos que cada persona es única e irrepetible, el eneagrama nos ayuda a observarnos desde unos rasgos específicos propios de cada tipo de personalidad”.
Asimismo, continúa, «nos ayuda a descubrir esas compulsiones que siguen apareciendo para protegernos y defendernos de algo que tal vez ya no es necesario. A partir de este conocimiento, podremos actualizar nuestros recursos para adaptarnos mejor al medio”.
Puede ayudarte, además, a comprender que muchas veces actúas desde un patrón de personalidad excesivamente rígido, “sin valorar otras alternativas y desde la convicción de que esa es la única forma de actuar, relacionarse y resolver problemas. Una vez identificada esa manera de actuar, esta herramienta nos anima a ampliar esas opciones de comportamiento, para que seamos más flexibles y eficaces”.
¿Puedo hacerlo por mí mismo?
Aunque se trata de una herramienta de autoconocimiento, sacarle todo el partido puede ser complicado sin la ayuda de una guía. En un primer momento, puedes “jugar” al eneagrama contigo y con otras personas, pero si quieres que realmente se convierta en una ayuda para identificar patrones -en ti mismo o en los demás- y ver opciones de mejora, necesitarás que un profesional te acompañe en el camino para evitar ciertos errores:
- Sesgos. La visión que tenemos sobre uno puede no ser la más real. «Solemos tener varios puntos ciegos. Por este motivo, desde nuestro propio sesgo, podemos llegar a identificarnos con un tipo de personalidad (eneatipo) que creemos ser o que nos gustaría ser».
- Simplificación. A menudo, al leer los rasgos característicos generales de los eneatipos, nos identificamos con uno de ellos y dejamos de observar el resto. «De esta manera, lo único que hacemos es ponernos una etiqueta más, posiblemente caricaturizar nuestro comportamiento y no hacer nada por ir más allá, para incorporar nuevas estrategias que nos hagan la vida más fácil y también las relaciones».
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