Qué es el drunch, el nuevo fenómeno gastronómico con comida y bebida que desbanca al brunch

Hace unos años se ponía de moda el brunch, una mezcla entre desayuno y almuerzo que suele consumirse entre las 11.00 y las 13.00 horas, y que podía combinar diferentes tipos de alimentos, tanto dulces como salados. Al tratarse de un desayuno tardío y contundente, suele acompañarse de café o infusiones, una nueva comida que revolucionó a los restaurantes, que no tardaron en ofrecer diferentes opciones a cada cual más atrayente. Dado el éxito de este fenómeno gastronómico, no es de extrañar que haya surgido uno nuevo, pero esta vez combinando la merienda con la cena, una nueva forma de entender el típico tardeo con amigos o compañeros de trabajo acompañados por la mejor comida y bebida: el drunch.

En España, la comida no es sólo una formalidad, sino que se ha convertido en todo un arte, una nueva forma más de autocuidado cuya finalidad es obtener placer.

Si por algo se caracteriza el drunch es por sus recetas en formato mini, pensadas para compartir entre varios, y por su variedad de bebidas, que deben ir en consonancia con el menú. Una oportunidad ideal para socializar, que ya sabes que es el secreto de la verdadera felicidad.

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Qué es el drunch

Los creadores del drunch no han encontrado la fórmula de la Coca Cola. En España siempre se ha llevado la merienda cena, que no es otra cosa que una merienda tardía o una cena temprana, dependiendo de cómo te lo tomes. Pero la gran diferencia radica en el enfoque gourmet del drunch, que se caracteriza por servir porciones pequeñas de alimentos, destinadas a ser compartidas en grupo. De esta manera, se fomenta la socialización tras la jornada laboral en un formato más informal que la cena y que da lugar a fortalecer los lazos entre compañeros.

Si en el brunch el café es el acompañante ideal de la comida, en el drunch se decantan más por bebidas alcohólicas como cervezas, vinos y cócteles. Y es que la hora acompaña. Esto genera una ambiente desenfadado que se presta a la socialización sin la rigidez de las cenas formales, degustando platos tanto dulces como salados. Una oportunidad ideal para desconectar del estrés de la jornada laboral.

Este fenómeno refleja una evolución en las preferencias culinarias y sociales, marcando una tendencia que fusiona la merienda y la cena de manera que se adapta a los ritmos de vida actuales.

Los beneficios de cenar pronto

Pero es que además, el drunch podría ser una opción saludable, dependiendo claro de lo que comas y bebas. Nos referimos sobre todo a la hora en la que ingieres la última comida del día, que en España suele ser demasiado tarde, haciendo que te vayas a la cama cuando todavía no has hecho la digestión, lo que interfiere en la calidad del sueño. Las cenas tardías se han vinculado con problemas digestivos debido al escaso tiempo entre la comida y el momento de acostarse, generando inflamación y dificultando el proceso digestivo.

Espaciar al máximo la hora de la cena con la de descanso influye en la capacidad metabólica de cada individuo, ayudando significativamente a no ganar peso, además de gozar de una mejor calidad de sueño.

Además, cenar temprano puede reducir los niveles de azúcar en la sangre y reducir el riesgo de algunas enfermedades, como la diabetes. Y es que el organismo funciona distinto durante el día y durante la noche, y no está preparado para comer tan tarde, de ahí que sea más difícil metabolizar los alimentos.

Por otro lado, investigadores del Instituto Global de Barcelona (ISGlobal) también han demostrado que cenar temprano disminuye un 20% el riesgo de sufrir cáncer de próstata o de mama, dos de los cánceres más frecuentes. Comer antes de las nueve de la noche o dejar pasar, al menos, dos horas entre la cena y el momento de acostarse, puede protegerte ante estas enfermedades.

Big Vang Manolis Kogevinas, investigador de ISGlobal, asegura que «la hora a la que se realizan algunas actividades puede afectar a nuestra salud, nuestro reloj biológico está regulado por ciclos de día y noche y el segundo factor que más influye es la dieta. El reloj central está en la base del cráneo y está influido básicamente por la luz, pero en el intestino y otros órganos también hay relojes que tienen ciclos condicionados con la hora a la que comemos».