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Glucorexia picos de glucosa

Nuestro cuerpo está diseñado para manejar los picos de manera natural. La glucosa no es mala, es una fuente de energía fantástica para nuestro cuerpo y cerebro. FOTO: Getty Images.

Alimentación

Los peligros de la glucorexia, la obsesión por controlar los picos de glucosa que no tiene sentido si estás sano

La fijación por minimizar las oscilaciones de azúcar en sangre se ha convertido en redes sociales en una tendencia seguida por personas no diabéticas. Varios expertos revelan si es o no buena idea.

Por Silvia Capafons

22 DE NOVIEMBRE DE 2024 / 13:40

Los cambios de peso y la salud generan hoy en día abundante contenido en TikTok o Instagram. La última corriente, que aúna ambos, consiste en la fijación por controlar los picos de glucosa, a la que se ha llamado glucorexia. Promovida por algunos influencers que divulgan sobre nutrición y fitness, ha llegado a personas sanas y sin diabetes.

Esto es debido a que “en redes sociales a veces se tiende al alarmismo, al sensacionalismo y al clickbait, lo cual provoca que, en la búsqueda de información en la que la gente cada vez anda más perdida, ganen la batalla las afirmaciones exageradas o polarizadas”, reivindica Ismael Galancho, especialista en planificación nutricional y entrenamiento para deportistas de élite y autor del libro Equilibra tu glucosa.

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La medición se realiza a través de unos dispositivos de monitoreo continuo de glucosa que en origen han sido diseñados para diabéticos, los cuales se adhieren a la piel y van revelando el nivel de glucosa en sangre. ¿Entonces esta es mala? No, y tiene su función; lo que es malo es generar muchos picos.

España, según la Sociedad Española de Diabetes (SED), es el segundo país europeo con mayor índice de diabetes, y a nivel mundial, uno de cada 10 adultos es diabético. Como explica Laura Jorge, nutricionista y fundadora del centro homónimo, estos picos se dan “cuando consumimos alimentos ricos en carbohidratos, sobre todo si tienen un índice glucémico alto (como cereales azucarados, galletas, pan blanco…), lo que provoca que aumenten rápidamente los niveles de azúcar en sangre.

El cuerpo puede manejar los picos de glucosa

Cuando esto pasa, el cuerpo de una persona sana libera insulina para llevar esta glucosa a nuestras células”, es decir, nuestro cuerpo está diseñado para manejar estos picos de manera natural. La glucosa por tanto no es mala, es una fuente de energía fantástica para nuestro cuerpo y cerebro.

El problema viene cuando se abusa de ella en forma de azúcares simples, como los que hay en los ultraprocesados. Si consumimos con mucha frecuencia estos alimentos, estamos de forma constante teniendo esos picos y liberando una excesiva cantidad de insulina en sangre, lo cual sí que nos puede acabar dando problemas como la resistencia a la insulina.

Pero no todo es culpa de la comida: Ismael Galancho tiene claro que la alteración de ese azúcar sucede también por un mal estilo de vida en general. “Es un problema multicausal y el alto consumo de carbohidratos es sólo la punta del iceberg. Obviamente la dieta es un factor clave, pero realmente el control de la glucosa en sangre radica más en nuestros hábitos. Si eres una persona que se nutre bien, una adecuada composición corporal y físicamente activa, seguramente no tengas que preocuparte por los picos de glucosa después de las comidas”.

Deporte, no sólo dieta

¿Si hacemos picos, ganamos peso? No exactamente. Para Galancho, los picos de glucosa son más más la consecuencia que la causa de que engordemos. “Si comes mal y eres alguien sedentario tendrás un aumento de la grasa corporal y el conjunto provocará grandes picos de glucosa y una alteración en su regulación a largo plazo, lo cual es negativo para la salud y a su vez retroalimenta la ganancia de grasa corporal”, advierte. Hay que añadir que los vaivenes constantes harán que tengamos más hambre y antojos debido a las subidas y bajadas bruscas del azúcar en sangre, y como añade Laura Jorge, nuestros niveles de energía también se verán perjudicados.

La manera, por tanto, de no tener grandes oscilaciones, parece clara. Y aún así, como sucede con tantas otras tendencias sin fundamento científico, la glucorexia u obsesión por este control está en la calle. Quizá influya que famosos como Chris Hemsworth, Gwyneth Paltrow o Luis Enrique reconocen utilizar estos dispositivos medidores, que son como chapitas blancas que podemos ver en el brazo de algunas personas.

Evitar una mala relación con la comida

Sin embargo, los expertos no lo recomiendan en personas sanas; sí en caso de tener alguna patología asociada, pero de otro modo puede llegar a ser contraproducente, revela Laura Jorge: esa necesidad de control constante podría llevar a una obsesión y mala relación con la comida, con restricciones y compensaciones, trastornos de la conducta alimentaria u otros como la ortorexia o la vigorexia.

Ismael Galancho añade la carbofobia o aversión a los carbohidratos o un aumento del colesterol, que explica así. “Algunas personas agregan grasas a la comida con el fin de reducir dichas subidas y bajadas de glucosa, pero aunque es cierto que las grasas pueden reducir estos picos, aumentan la ingesta calórica diaria y en función de qué tipo elijan puede empeorar el colesterol o los triglicéridos. También hay quien deja de comer alimentos saludables como las frutas, porque piensan que son negativas para su glucosa en sangre”.

Niveles óptimos

En ayunas, la glucosa debería estar entre 70-100 mg/dl, aunque para el especialista en nutrición, alguien que de manera sistémica esté en más de 95 debería plantearse cambiar algunos patrones en su estilo de vida. Si hablamos de los valores después de comer, lo ideal es no superar la mayor parte del tiempo los 140 mg/dl. “No pasa nada si nos pasamos puntualmente, pero no debe ser la norma”. Si le hacemos caso a los que saben, vigilaremos lo que comemos y cuánto y cómo nos movemos.

Como explica Ismael, aunque la alimentación es clave, también lo es el ejercicio físico, y hay más: la correcta gestión del estrés crónico y un adecuado sueño nocturno son factores que impactan en la regulación de la glucosa. Respecto a la dieta, que no tiene que ser estricta, sí debe ser alta en verduras principalmente; debemos incluir alimentos integrales como cereales integrales, legumbres, semillas, frutas, frutos secos enteros, etc.

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Podemos acompañarlos con alimentos ricos en proteínas animales o vegetales y añadir si se quiere lácteos, sobre todo fermentados; optar por grasas saludables como aceite de oliva virgen extra, aceitunas, aguacate y pescado azul. Básicamente es una especie de dieta mediterránea algo tuneada, dice Galancho. Eso sí, los azúcares simples y los ultraprocesados, que sean pocos.

Fuerza y cardio

Si nos centramos en el deporte, cualquier ejercicio es bienvenido, pero para el autor de Equilibra tu glucosa el entrenamiento de fuerza es el ideal. Después, el de resistencia aeróbica, que según la evidencia científica, tiene que ser intenso, como el HIIT. “Al menos parte de las sesiones deben ser intensas en lugar de optar por caminar, el yoga o los entrenamientos de cardio y fuerza suaves, si queremos una buena regulación de la glucosa”.

Laura Jorge añade que practicar ejercicio nos ayuda a utilizar la glucosa sanguínea como fuente de energía, reduciendo sus niveles en sangre y mejorando la sensibilidad a la insulina. Además, crear masa muscular también nos beneficiará para poder utilizar la glucosa correctamente.

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