Las dietas keto, que buscan bajar de peso con un consumo mínimo de carbohidratos, pueden causar serios riesgos en la salud. FOTO: Getty Images.
Alimentación
Los peligros de abusar de las dietas keto: por qué necesitas los hidratos de carbono
Priorizar el consumo de grasas y minimizar el de carbohidratos te ayudará a bajar de peso. Pero puede tener un coste demasiado elevado para tu salud en forma de malestar y enfermedades graves.
Por Marcos López
11 DE NOVIEMBRE DE 2024 / 13:45
Da igual que la operación bikini haya quedado atrás. Con independencia de la época del año, hay que mantener un peso saludable. Hacer las paces con la báscula para prevenir las enfermedades que derivan del exceso de kilos. Para lo que además de hacer ejercicio hay que seguir una alimentación sana y equilibrada. Evitando dejarse llevar por los cantos de sirena de las dietas milagro para perder peso que, sin ningún aval científico, inundan las redes sociales. Por ejemplo, recurriendo a las dietas cetogénicas o keto que vuelven a estar de moda. Lo que en realidad es un error.
La idea que se encuentra detrás de estas dietas keto es, explica la doctora Regina Ragasa, especialista en Medicina de Familia, «que cuando uno consume menos carbohidratos, el tejido graso se descompone en cetonas que son empleadas como fuente de energía. Sin embargo, para obtener energía el cuerpo prefiere utilizar la glucosa y los carbohidratos, por lo que al recurrir a la dieta keto se está cambiando a un modo menos eficiente».
Dieta Atkins, la keto más popular
Las dietas keto no son, ni mucho menos, nuevas. De hecho, su origen se remonta a 1921, cuando el doctor Russell Wilder las empleó para tratar la epilepsia infantil. Siguiendo los pasos de los médicos de la Grecia Antigua, que con objeto de curar la enfermedad sometían a sus pacientes a distintos regímenes alimenticios caracterizados por brutales restricciones calóricas. Y con el transcurrir del pasado siglo y el desarrollo de fármacos antiepilépticos eficaces, acabaron cayendo en el olvido.
Pero las dietas keto están viviendo una segunda juventud. En los años 70 surgió la dieta Atkins, diseñada para bajar de peso con un consumo nimio de carbohidratos. Y desde esta pionera y muy controvertida dieta keto, la popularidad de estos regímenes alimenticios ha sufrido distintos altibajos hasta el día de hoy, en el que vuelven a ser un tema de búsqueda más que recurrente en internet.
Tiene efecto diurético
La premisa es sencilla: privado de carbohidratos, el organismo se ve obligado a recurrir a la grasa almacenada y transportarla hasta el hígado, donde será descompuesta en cuerpos cetónicos que viajarán hasta los músculos y demás tejidos para aportarles energía. Y a esta eliminación de las grasas corporales se suma, apunta la doctora Ragasa, «que en un principio, esta dieta tiene un efecto diurético, por lo que induce una rápida bajada de peso por la eliminación de agua».
Muchas grasas, pocos carbohidratos
Para lograr su objetivo, las dietas keto priorizan la ingesta de grasas, que suponen el 70-80% del aporte calórico diario, y reducen al mínimo el de carbohidratos –que aportan entre un 5% y un 10% de calorías al día–. Para lo que, entre otros alimentos y además de los procesados y ultraprocesados, se prohíbe el consumo de legumbres, cereales, lácteos, vegetales ricos en almidón y frutas ricas en azúcares.
Jaquecas, mareos, náuseas y más
No es sólo que, ha demostrado la Universidad de Padua, ayuden a perder los kilos sobrantes sin tener que molestarse en contar las calorías. Como revela el Centro Médico de Orange Park, las dietas keto también son eficaces a la hora de reducir la hiperinsulinemia y mejorar la sensibilidad a la insulina. Lo que no implica que no estén exentas de efectos indeseables. Tanto a corto como a largo plazo. De hecho, las personas que se inician en este régimen alimenticio experimentan, entre otros síntomas, fatiga, jaquecas, mareos, náuseas y estreñimiento, así como una baja tolerancia al ejercicio.
No es buena para el corazón
Pero las consecuencias a largo plazo son mucho más serias. No es una dieta equilibrada, razón por la que sus seguidores acaban sufriendo un déficit de distintos macro y micronutrientes, caso de la fibra y las vitaminas. Tampoco es buena para los riñones ni para el hígado. Y lo que es peor aún, se asocia, como ha observado la Universidad Estatal de Idaho, a un incremento de los niveles de colesterol LDL, el consabido colesterol malo, que dispara el riesgo de sufrir un infarto o un ictus.
Hay alternativas eficaces mucho más sanas
Pero hay que deshacerse de los kilos sobrantes. Para lo que existen regímenes alimentarios mucho más saludables que las dietas keto. Concretamente, la doctora Ragasa recomienda seguir una dieta basada en alimentos vegetales, muy útil para la pérdida de peso y cuyos efectos secundarios son mucho más deseables. Como concluye la experta, una dieta que prime las verduras, hortalizas, legumbres, frutas y cereales naturales sin procesar «mejora la sensibilidad a la insulina, reduce los niveles de colesterol y la inflamación, mejora el sueño, provee de mayor energía y disminuye el apetito. Y mucho más».
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