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Lavar la almohada para evitar granos

Los dermatólogos recomiendan lavar la almohada dos o tres veces al año a 40 o 60ºC. FOTO: Pexels/ ©Gabby K.

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Así hay que lavar la almohada para evitar que te salgan granitos

Según los dermatólogos, además de la funda también hay que lavar la almohada para evitar que el polvo, la grasa y el sudor produzcan acné o irritaciones en la piel del rostro.

Por Silvia Capafons

13 de agosto de 2024 / 11:53

Nos pasamos un tercio de nuestra vida durmiendo, y por tanto, con la cara pegada a la almohada. Es curioso cómo tenemos en cuenta la higiene escrupulosa a la hora de manipular cosméticos y tocarnos la piel y, sin embargo, pocos reparan en que cuando esa almohada y su funda no están limpias, nuestra piel tampoco. Es más, puede acabar teniendo problemas.

Probablemente pensarás que la funda sí la lavas: si nos atenemos a la norma, lo haremos una vez a la semana, de acuerdo a la recomendación de los dermatólogos y de la Fundación Nacional del Sueño de Estados Unidos. No obstante, también recomiendan hacerlo con más frecuencia (cada 3 o 4 días) si tiendes a sudar mucho, duermes con mascotas o tienes alergias fuertes (por ejemplo, el polen podría acumularse durante la época de alergias). Pero la funda no lo es todo.

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Manjar para los ácaros

Como explica la Dra. Mayte Truchuelo, dermatóloga del Hospital Universitario San Rafael y del GEDET, esta hay que limpiarla a menudo porque es la primera capa en contacto con la piel, pero la almohada también. “En este caso, dos o tres veces al año, porque tanto el sudor, como la grasa, el polvo o las células muertas pueden atravesar la funda en sí y llegar a producir incluso malos olores en caso de que haya colonización bacteriana”.

Sobra decir que en verano, por culpa del plus de sudor, el lavado tiene que ser más frecuente. Y es que además de la suciedad en sí que pueda proporcionar la transpiración, la saliva o incluso un maquillaje mal eliminado, el exceso de células muertas, aunque no las veamos, pueden ser un manjar para los ácaros, y esto provocarnos erupciones cutáneas y otras molestias. Estamos creando un entorno idílico para que crezcan una gran cantidad de gérmenes, como bacterias, hongos o incluso virus.

Cómo hay que lavar la almohada

Si hablamos de la sábana específica para la almohada, es decir, la funda, hay materiales estrella. De la misma forma que se suele recomendar la seda para evitar el frizz capilar, si hablamos de piel, lo ideal es que la tela sea de algodón 100%, “o al menos la mayor concentración posible del mismo”, opina la Dra. Truchuelo, porque es lo más natural. En cambio el material del que esté hecho la propia almohada no influirá en el estado de la piel.

¿Y cómo la lavamos? Teniendo en cuenta que no lo hacemos de manera habitual, la duda de si es preferible la lavadora o la tintorería es más que razonable. Dependiendo del tipo de almohada, la mayoría, como explica la experta, pueden meterse en la lavadora, “y podemos echar suavizante a menos que tengamos dermatitis atópica o piel sensible; en este caso es mejor evitarlo”, añade Mayte Truchuelo. En cuanto a la temperatura, que sea alta: entre 40º y 60ºC para acabar con los gérmenes.

La piel, bien seca y sin restos de cremas antes de acostarnos

Otro detalle a tener en cuenta a la hora de aplicar la rutina cosmética nocturna: limpiar bien el rostro y esperar a que los productos que se aplican después se absorban bien antes de tumbarnos, especialmente si hablamos de texturas oleosas o pesadas: la humedad que podría colarse a través de fundas o almohadas es enemiga de la piel por esa proliferación de gérmenes que podría estimular.

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De por sí, el cutis tiene activada una función barrera que la protege de todo ello en condiciones normales; pero si esta se altera o está pasando por una época de sensibilidad, la presencia de estos microorganismos puede desestabilizarla aún más y hacerse más permeable a la entrada de hongos y bacterias. Así que, junto a la higiene de la ropa de cama y de la almohada o los cuidados para acostarse con la cara seca, conviene apostar por aquellos cosméticos capaces de reforzar esa función barrera.

¿Y el cabello, también sufre con la falta de limpieza de almohadas? Es cierto que éstas condensan la suciedad capilar, el sudor del cuero cabelludo, su propia grasa y los productos que nos ponemos en la melena, y todo ello se puede transferir a la piel. Ahora bien, que le afecte al cabello en sí, es otra cosa. “Si se acumulan en exceso los ácaros y bacterias, podrían llegar a producir dermatitis, tanto en la cara como en el cuero cabelludo, debido a su acción inflamatoria.  Deberán tener especial cuidado las personas con alergia a los ácaros”, aconseja la dermatóloga.

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