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Los beneficios de cepillarte la lengua además de los dientes. FOTO: Matheus Berthelli/Pexels

Cuerpo

Cuatro razones por las que tienes que cepillarte la lengua, además de los dientes

Tal y como sucede con dientes y muelas, en la lengua también se acumulan residuos alimenticios, bacterias y células muertas. Límpiala con asiduidad para evitar problemas de salud.

Por Marcos López

11 DE JUNIO DE 2024 / 07:22

Una mala higiene bucal puede tener consecuencias muy graves para la salud. De ahí que sea necesario lavarse los dientes después de cada comida o, al menos, tres veces al día. Pero no se trata únicamente de los dientes y muelas: son muchos los patógenos que, en su viaje para colonizar el organismo, utilizan la lengua para asentarse y crecer. Así que también que sea necesario limpiarla regularmente. Y no sólo por un mero problema de halitosis: a la larga, tu vida podría llegar a correr peligro.

Laura González, odontóloga en We Clínica Dental de Madrid, explica que «una adecuada higiene bucal no se limita a la limpieza de las piezas dentales. También incluye la limpieza o raspado de la lengua, lo que tiene enormes beneficios para la salud general».

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Mejora el sentido del gusto

Tus papilas gustativas están «sepultadas» bajo una capa de residuos alimenticios, bacterias y células muertas. Así que lo que toca es eliminar todos estos patógenos e impurezas para mejorar su capacidad para distinguir entre los sabores dulce, amargo, salado y ácido.

Combate el mal aliento

La halitosis, recuerda la odontóloga, «tiene en hasta un 90% de los casos su origen en la cavidad oral, proviniendo generalmente de la parte posterior de la lengua». De nada sirve limpiar las bacterias y deshechos de alimentos que se quedan entre los dientes y muelas si no se ataja la raíz principal del problema.

Elimina las bacterias

La boca es una enorme puerta de entrada al organismo que emplean multitud de patógenos. Y una vez dentro de la cavidad oral, pueden provocar enfermedades que afectarán a la totalidad del cuerpo. Por tanto, y además de la dentadura, es necesaria una limpieza regular de la lengua, lo que permitirá, como muestra un estudio de la Universidad de Nueva York, erradicar la presencia de estreptococos, lactobacillus y otras bacterias responsables de las caries y el mal aliento.

Protege la salud de todo el organismo

Pero este efecto pernicioso de las bacterias que anidan en la lengua no se limita a la boca. También son fuente de la periodontitis o «enfermedad de las encías», comúnmente conocida como «piorrea» y que, de no tratarse, advierte la experta, «se asocia a patologías tan graves, y potencialmente letales, como la aterosclerosis, la diabetes, la demencia o las neumonías».

Del rosa al amarillo, qué significan los colores de la lengua

Saca la lengua y mírate en el espejo. ¿De qué color es? Debería tener una tonalidad ligeramente rosácea. Es cierto que hay alimentos que pueden teñirla de colores llamativos, como ocurre con los arándanos –y la consecuente lengua azul–. Lo que tiene fácil remedio: un buen trago de agua hará que recupere su coloración original. El problema viene cuando el rosa pálido es sustituido por otros colores que pueden alertar de la presencia de distintas enfermedades:

Blanco: una lengua blanquecina o en la que abunden las manchas blancas puede reflejar una infección por hongos, generalmente candidiasis, o un debilitamiento del sistema inmune.

Marrón: color asociado a una mala higiene oral, al tabaco o al consumo excesivo de sustancias como el café o el té. El resultado es un deterioro de las papilas gustativas y la presentación de halitosis, si bien cuando se acompaña de llagas o erupciones puede alertar de patologías de mayor gravedad.

Rojo: una lengua roja brillante es indicadora de una deficiencia nutricional, caso de una carencia de hierro o de vitamina B12.

Amarillo: por lo general, se produce por la acumulación de células muertas sobre las papilas gustativas –causa de mal aliento–, si bien puede ser un signo de enfermedades como la ictericia.

Mejor con un raspador

Utilizar el cepillo dental puede ser suficiente, pero recurrir a un limpiador –o «raspador»– de lengua es aún mejor. De hecho, investigadores de la Universidad de Sao Paulo han demostrado que los raspadores aumentan en más de un 50% la eliminación de impurezas que se acumulan en la lengua. Pero hay que hacerlo con cuidado, pues como apunta Laura González, «aplicar demasiada presión puede dañar las papilas gustativas e, incluso, causar heridas. La clave está en empezar con suavidad e incrementar la presión gradualmente».

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Después de cada comida

Pero, ¿cuántas veces hay que limpiarse la lengua al día? Pues tal y como sucede con los dientes, después de cada comida. Y es que cuando se ingiere un alimento o una bebida se acumulan bacterias en la lengua, lo que tiene como efecto inmediato la reaparición del mal aliento. Así que ya que vas a recurrir al cepillo de dientes, al hilo dental y al colutorio, saca también tu raspador.

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