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Un beso hace que nos relajemos, nos sintamos más felices y menos estresados. / Unsplash
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Aunque fue el 13 de abril cuando celebramos el Día Internacional del Beso, cualquier momento es perfecto para hacerle un homenaje a uno de los gestos que más literatura, cine e investigación ha despertado.
Por Mónica Heras
25 de abril de 2022 / 07:15
Prepara esos labios para besar a quien más quieres, no importa si es uno de esos besos pasionales o uno más fraternal, el caso es que te dejes dar un baño de todas las hormonas relacionadas con el placer y la alegría, al tiempo que tu cuerpo quema calorías, mueve músculos y aumenta sus defensas.
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Desde un rápido pico despistado hasta el morreo más apasionado; besar a alguien puede llegar a ser uno de los momentos más placenteros que todos experimentamos y la buena noticia es que, además, es bueno para la salud. ¿Sabías que los labios es una de las partes de nuestro cuerpo (a excepción de los genitales), que más neuronas sensoriales tiene?
El tema despierta tanto interés que la ciencia le ha dedicado muchas investigaciones a averiguar qué sucede con cada beso, de ahí que sepamos que un simple beso tiene cientos de beneficios para el ser humano. Sheril Kirshenbaum, científica estadounidense, escribió el libro ‘La ciencia del beso’, en donde hace un pequeño recorrido histórico en busca de los primeros indicios de esta costumbre.
Los datos se remontan al año 1.500 a.C., a unos escritos en sánscrito védico que se encontraron en la India, donde se habla de «lamer la humedad de los labios». En occidente, según cuenta Sheril, los romanos tuvieron mucho que ver en que se popularizara esto de besuquearnos unos a otros.
Aunque existen muchos tipos de besos, vamos a detenernos en el beso erótico, ese que damos a la persona que nos desierta un interés sexual. Este siempre será indicador de que existe deseo, es una manera de establecer un vínculo con otra persona y es tan importante, que de las sensaciones que se generen va a depender que haya o no conexión.
Con cada beso, el cuerpo genera un cóctel de hormonas que nos hacen sentir en las nubes, de ahí que tenga sentido admitir que puede convertirse en algo adictivo.
«Lo bueno de los años es que curan heridas, lo malo de los besos es que crean adicción.» Joaquín Sabina.
Si ya sabemos que nuestras hormonas son determinantes cuando hablamos de sexo, imagina lo que sucede cada vez que nos damos un buen morreo con alguien que nos gusta.
Al besar, la hipófisis segrega gonadotropina, que es la hormona que hace que las mujeres liberemos estrógeno y progesterona; y los hombres produzcan testosterona. Estas hormonas sexuales, además de provocar la excitación y el deseo, también son las encargadas de regular funciones metabólicas como la quema de grasa, la producción de células sanguíneas o una bajada en los índices de colesterol… ¿nada mal, no crees?
Pero la cosa no termina ahí. El cerebro también libera oxitocina, la hormona del amor y causante de que se dé el vínculo; dopamina, la responsable del placer; serotonina, la hormona que favorece la excitación, y endorfinas, esas que nos conectan con un estado de felicidad tal, que hace de analgésico natural.
Aunque uno de los puntos que más ha llamado nuestra atención, es que los besos nos ayudan a reducir los niveles de cortisol, la hormona del estrés.
Unido a este chute de bienestar, otras hormonas son liberadas y afectan a distintos órganos. Por ejemplo, la adrenalina y noradrenalina aceleran los latidos del corazón y la presión arterial, además de que la respiración obliga a trabajar a los pulmones a una potencia tres veces superior a la habitual.
¿Te has preguntado alguna vez, por qué cerramos los ojos al besar? Resulta curioso, pero lo que sucede es que se nos dilatan las pupilas, que es una de las respuestas del sistema nervioso ante la excitación, por lo que nos volvemos más sensibles a la luz, siendo esta una de las posibles explicaciones… Bueno, eso y que a nadie le gusta bizquear mientras le plantas un beso a alguien.
Otro dato que te va a fascinar es que cuando besamos, quemamos entre 15 y 25 calorías y esto se debe a que movemos en torno a 34 músculos faciales, imagina los que puedes llegar a mover si la cosa se anima.
Por último, durante un beso intercambiamos 80 millones de bacterias a través de la saliva. Esto estimula el sistema inmune y promueve la creación de nuevos anticuerpos.
Piensa que con cada beso activamos nuestro sentido del olfato, del gusto y del tacto, mientras que todo nuestro organismo se llena de hormonas y sensaciones de bienestar. ¿Dispuestos a besar como nunca lo hiciste?
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