
Es importante sopesar pros y contras cuanto se toman decisiones importante. FOTO: Foograma de Armas de mujer.
MENTE
Qué es el Ciclo OODA, la técnica para tomar decisiones que te ayuda a conseguir tus objetivos
Observar, orientar, decidir y actuar. Este método se divide en cuatro fases que detallan cómo tomar decisiones rápidas y eficaces en situaciones difíciles o cambiantes.
Por María Corisco
15 DE ENERO DE 2025 / 07:30
Hay quien dice que la vida es como una batalla, un escenario en el que uno debe estar preparado para tomar decisiones en todo tipo de situaciones, y ser flexible para adaptarse cuando estas situaciones cambian y plantean nuevos desafíos. Algo así debió de pensar el coronel de la Fuerza Aérea de Estados Unidos John Boyd, quien en la década de los 50 desarrolló un método que permitiera actuar más rápido que el oponente. Lo llamó Ciclo OODA, y sus aplicaciones han salido del ámbito militar y pueden emplearse en entornos de la vida cotidiana, los negocios y la gestión de conflictos.
El nombre de este método responde a sus siglas: observar, orientar, decidir y actuar (OODA). Así, consta de cuatro fases que detallan cómo las personas o grupos pueden tomar decisiones rápidas y eficaces en situaciones complejas o cambiantes. “En realidad, todos estamos decidiendo continuamente, desde lo que vamos a comer, si iniciamos o suspendemos un plan de entrenamiento o adónde iremos el fin de semana”, explica la coach Luisa Gutiérrez. “Tendemos a resolver de forma rápida, porque tampoco estas decisiones suelen requerir una estrategia, pero hay situaciones en las que sí merece la pena tomarse un tiempo para sopesar opciones”.


Las cuatro fases del ciclo OODA
1. Observar. En esta fase, se trata de recoger información sobre el entorno, prestando atención tanto a lo que es relevante como a lo que puede cambiar en la situación. Esto incluye datos visibles, señales sutiles y cualquier cambio que pueda afectar las decisiones futuras.
- Aplicación: en la vida diaria o en los negocios, observar implica estar consciente de las tendencias del mercado, las acciones de los competidores, o cómo reaccionan las personas a tu alrededor. Por ejemplo, en un entorno laboral, un buen observador analizará los comportamientos del equipo y los cambios en el entorno organizacional antes de tomar decisiones.
2. Orientar. Es la fase de interpretar y procesar la información obtenida durante la observación. Aquí se integran las percepciones, experiencias, valores y sesgos para formar una comprensión clara de la situación. La orientación es crucial. porque cada persona o grupo puede interpretar la misma información de manera diferente.
- Aplicación: si lo llevas al ámbito empresarial, por ejemplo, esta fase implica analizar los datos del mercado, interpretar las demandas de los clientes o evaluar cómo las acciones de la competencia impactan en tu negocio. En lo personal, orientarse podría implicar reflexionar sobre la información que has recibido, tus emociones y cómo pueden influir en tus decisiones.
3. Decidir. Una vez que has procesado la información, llega el momento de tomar una decisión, que estará basada en la evaluación de las opciones disponibles a partir de la interpretación, comprensión y procesamiento que has desarrollado en la fase anterior.
- Aplicación: en la vida diaria, esto podría implicar elegir entre varias opciones, como cambiar de trabajo, iniciar un proyecto o ajustar una estrategia de marketing en función de las señales que has observado. En un entorno de alta competencia, una decisión rápida y bien fundamentada puede marcar la diferencia entre el éxito y el fracaso.
4. Actuar. En esta última fase, se trata de ejecutar la decisión tomada. Una vez que la acción ha sido llevada a cabo, comienza de nuevo el ciclo, ya que es necesario observar los resultados y ajustar las acciones según la retroalimentación recibida.
- Aplicación. Tras la toma de decisiones en un negocio, como lanzar un nuevo producto o realizar una inversión, se implementa la acción. El siguiente paso sería monitorear los resultados y adaptar el enfoque según la retroalimentación del mercado o los clientes. En la vida personal, podría ser actuar sobre una decisión, como adoptar un nuevo hábito o enfrentar una situación difícil, y luego observar cómo afecta tu entorno.
Decisiones conscientes en tu vida
Para llevar este modelo a tu vida, puedes fijarte en cómo la coach describe una situación como la de decidir si aceptas o no una nueva oferta de trabajo:
En la fase de observación, “vas a necesitar recopilar toda la información posible la oferta laboral, que incluye detalles como el salario, ubicación, carga laboral, oportunidades de crecimiento…”. También debes estudiar “si estás satisfecho con tu trabajo actual, tu situación financiera, cuál es el balance que quieres entre el trabajo y tu vida personal”. Además, tendrás que evaluar las oportunidades a largo plazo, “incluyendo la estabilidad de tu empresa actual y de la nueva compañía o la proyección de tu carrera”.
Después, en la orientación, deberás interpretar toda esa información “en función de tu situación personal y de tus valores. Tendrás que considerar cómo te han afectado decisiones laborales anteriores. ¿Te has sentido más motivado en empresas más pequeñas o prefieres trabajar en grandes corporaciones?”. También debes reflexionar sobre qué es más importante para ti ahora: ¿es la estabilidad? ¿el salario? ¿la flexibilidad?, porque “tal vez valoras una empresa que promueva el equilibrio entre el trabajo y la vida personal, o una que ofrezca oportunidades de crecimiento profesional más rápidas”.
Con la información y análisis en mente, debes tomar una decisión. Podrías:
- Aceptar la oferta si consideras que representa una mejora en áreas clave (salario, proyección profesional, balance de vida).
- Rechazarla si crees que tu situación actual te ofrece mejores condiciones o seguridad.
- Negociar con la nueva empresa para mejorar la oferta antes de aceptarla.
Y llega la fase final: ejecutar la decisión tomada. Si aceptas el nuevo trabajo, formalizas la oferta, firmas el contrato y empiezas el proceso de transición. Si decides quedarte en tu empleo actual, es posible que informes a la nueva empresa tu decisión de no aceptar la oferta, manteniendo una buena relación para futuras oportunidades. Después de actuar, puedes observar los resultados de tu decisión. “Si aceptaste el nuevo trabajo, monitorearás tu experiencia inicial para evaluar si cumplió con tus expectativas y podrás ajustar tus acciones a medida que avances, como buscar nuevas oportunidades de crecimiento dentro de la empresa o volver a aplicar el ciclo si te enfrentas a nuevos retos”.
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