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Puedes decir que no... o caer en la tentación. / Foto: Pexels.
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La tentación supone un conflicto entre satisfacer un deseo inmediato y las metas a largo plazo. Resistirse pone a prueba el autocontrol.
Por María Corisco
10 de mayo de 2024 / 07:30
Puede que no te hayas parado a pensarlo, pero cada día se te presentan múltiples tentaciones. Pueden ser insignificantes y cotidianas, como retrasar el despertador y levantarte un poco más tarde, pedirte lasaña en vez de ensalada o comprarte ese bolso que no necesitas pero tanto te gusta. También pueden ser más oscuras, como cotillear el móvil que se ha dejado encendido tu pareja, fumar un cigarrillo aunque hace tiempo que lo dejaste, o llamar a ese novio del pasado para ver cómo le van las cosas.
Tentaciones hay muchas, y de muy diverso tipo. “Se entiende por tentación cualquier estímulo, situación o impulso que provoca un deseo intenso o urgente de realizar una acción específica, generalmente relacionada con la gratificación inmediata o el placer, pero que puede entrar en conflicto con metas a largo plazo o valores personales”, explica la psicóloga Azucena García.
“Pueden manifestarse de diversas formas y pueden estar relacionadas con una amplia gama de comportamientos, como comer alimentos que no te convienen, procrastinar en tareas importantes, gastar dinero impulsivamente, consumir sustancias adictivas…”, añade.
Lo que las hace desafiantes y, al mismo tiempo, atractivas, es que las tentaciones involucran un conflicto entre deseos inmediatos y metas a largo plazo. Puedes sentirte tentado por la recompensa asociada con la satisfacción de la tentación, “pero, al mismo tiempo, ser consciente de los posibles costos a largo plazo de ceder a ella, como la salud física, el bienestar emocional o el logro de objetivos personales”.
Walter Mischel es un psicólogo social conocido por su investigación de la teoría del impulso y la gratificación Es especialmente aclamado por su famoso experimento del «marshmallow» (nube o malvavisco), realizado en la década de 1960.
En este estudio, Mischel y sus colegas pusieron a prueba la capacidad de resistencia al impulso en niños preescolares: los colocaron en una habitación con un malvavisco y se les dijo que podían comerlo inmediatamente, o bien esperar un tiempo y recibir dos como recompensa.
El estudio reveló diferencias significativas en la capacidad de los niños para resistir la tentación, y mostró que aquellos que podían postergar la gratificación tenían más probabilidades de tener éxito en la vida en términos de salud, educación y logros profesionales.
El trabajo de Mischel ha contribuido significativamente a nuestra comprensión de cómo las personas enfrentan las tentaciones y toman decisiones relacionadas con el autocontrol.
La psicología del autocontrol, explica Azucena García, “estudia cómo las personas regulan sus propios pensamientos, emociones y comportamientos para resistir las tentaciones inmediatas. Este campo de estudio examina los procesos cognitivos, emocionales y motivacionales involucrados en el autocontrol, y cómo estos procesos pueden influir en nuestro comportamiento”.
Algunos aspectos clave en relación con las tentaciones incluyen:
Es interesante, en este sentido, el trabajo desarrollado por Roy Baumeister, un psicólogo social conocido por sus investigaciones sobre la fuerza de voluntad, el autocontrol y la toma de decisiones. En sus estudios, Baumeister ha explorado cómo las personas enfrentan las tentaciones y qué determina su capacidad para resistirse a ellas.
Una de las teorías más influyentes de Baumeister es la teoría del agotamiento del ego, que sugiere que el autocontrol es un recurso limitado que se agota con el uso prolongado. Según esta teoría, resistirse a las tentaciones requiere un esfuerzo cognitivo y emocional, y este esfuerzo puede disminuir la capacidad de autocontrol en situaciones futuras. Llevado al campo de las dietas de control de peso, por ejemplo, el autocontrol que requieren las dietas restrictivas puede hacer que luego se tire por tierra todo el esfuerzo.
Baumeister y sus colegas han realizado una serie de estudios que respaldan esta idea, y con los que han demostrado que las personas que ejercen autocontrol en una tarea tienden a mostrar una disminución en su capacidad de autocontrol en tareas posteriores.
Sin embargo, explica Azucena García, “Baumeister también ha explorado estrategias para mejorar el autocontrol y resistir las tentaciones. Por ejemplo, ha encontrado que el autocontrol puede ser fortalecido con la práctica y que las personas pueden aprender a administrar sus recursos de autocontrol de manera más efectiva mediante el establecimiento de metas claras, la planificación anticipada y el desarrollo de hábitos saludables”.
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