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Pensar de manera distinta puede ser un reto para la relación./ Foto: Dsquared2.
Relaciones
Puedes tener una mentalidad tolerante y flexible con las ideas de los demás, pero, cuando es tu pareja quien piensa de manera distinta, no siempre se es capaz de confrontar opiniones de manera respetuosa.
Por María Corisco
29 de abril de 2024 / 14:00
Votáis a partidos diferentes, no compartís los mismos sentimientos religiosos y tampoco estáis en las mismas asociaciones sociales o de voluntariado. Ver el telediario juntos, cada vez más, se convierte en un momento de enfrentamiento y tensión. Y una reunión con sus amigos, o con los tuyos, puede hacer que surjan temas conflictivos y que volváis a casa de morros.
En un mundo ideal, esta forma diferente de pensar sería, incluso, positivo para el crecimiento personal y de pareja. Según explica Sonia Díaz Rois, coach especializada en gestión de la ira y relaciones de pareja, “vivir con alguien que piensa diferente debería ser una gran oportunidad, ya que nos permite compartir diferentes puntos de vista y desafiar nuestras propias ideas, lo que amplía nuestra comprensión del mundo. Esto siempre y cuando nos comuniquemos desde la comprensión y el respeto, claro está”.
Pero, frecuentemente, ese “claro está” que da por hecho que hay comprensión y respeto no está ni mucho menos tan claro. Y precisamente ahí está la clave de cómo se puede llevar una relación cuando se piensa de manera distinta: “Si nos comunicamos de manera irrespetuosa con nuestra pareja, haciendo uso de palabras hirientes para descalificar su opinión o intentamos imponer nuestro punto de vista, corremos el riesgo de fracasar como relación”.
Hay parejas a las que, cuando se conocieron y se enamoraron, no les pesó el hecho de que votaran a partidos diferentes o no compartieran los mismos puntos de vista en cuestiones religiosas o sociales. Pero, con el paso de los años, esas posturas cada vez más se han ido convirtiendo en motivo de enfrentamiento. En un contexto de polarización política, explica Díaz Rois, “si no nos tratamos con respeto y comprensión, podemos caer en la mentalidad de «si no piensa como yo, es que está en mi contra», lo que puede representar una barrera para la relación”.
En este sentido, cobra importancia el grado de posicionamiento de ambos, el encono con el que lo vive y si la distancia es salvable, o más bien un abismo. “Convivir con alguien que difiera de manera totalmente opuesta o de una forma extrema y radical respecto a nuestras ideas puede complicar la relación”.
A menudo, también, la cosa se complica porque detrás de creencias e ideologías subyace todo un mapa mental en el que se imbrican muchas emociones y vivencias, y puedes sentir que el hecho de que tu pareja te lleve la contraria atenta contra una parte íntima de ti (que el otro probablemente ni siquiera sospecha).
En ese sentido, Díaz Rois explica que “las preferencias políticas pueden ir más allá de la razón y utilidad práctica ya que además de tratar temas objetivos, pueden moverse en base a emociones, tradiciones y valores heredados. Por ese motivo, cuando alguien descalifica el partido político de otra persona, no solo ataca aspectos objetivos, sino que también puede tocar fibras sensibles que a menudo no tenemos en cuenta”.
Es importante tener en cuenta que a menudo heredamos ideologías políticas de nuestro entorno familiar y, por el simple hecho de mantener las costumbres, las seguimos manteniendo Y claro, añade, “si uno de los temas de disputa habitual en las parejas está relacionado con las respectivas familias, agregar esos temas sobre la herencia política puede aumentar la tensión”.
No es muy realista confiar en que el otro va a cambiar de forma de pensar si tú tampoco estás dispuesto a dar tu brazo a torcer.
Además, no tendría por qué ser necesario ese cambio: basta con el respeto y la prudencia. “Aunque en temas de política es complicado que se cumpla aquello de que «los polos opuestos se atraen» o «dos que duermen en el mismo colchón, se vuelven de la misma condición», si tenemos las ideas claras y nos relacionamos desde una actitud de mente abierta, estando dispuestos aprender y crecer juntos, incluso en aquellas áreas en las que no estamos de acuerdo, estaremos fortaleciendo la relación”.
Así, recuerda que “tener preferencias políticas no debería ser sinónimo de descalificar o desechar otras ideas. Más bien debería indicar que estamos más a favor de algo, sin perder la capacidad de aprender de los demás. Se trata de expresarte y aprender a escuchar y empatizar con su punto de vista, aunque no estés de acuerdo con él”.
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