La primera impresión es la que cuenta: cómo caer bien a alguien que acabas de conocer

Ahí se acerca esa persona de la que tanto, y tan bien, has oído hablar. Que te resulta tan interesante y que, por fin, vas a conocer. Con la que, seguro, vas a forjar una bonita amistad para toda la vida. Así que no es cuestión de fallarle, ni fallarte, en vuestro primer encuentro. La primera impresión es muy importante y tienes que caerle bien. O, por qué no, mejor que bien. Lo que, por mucho que te esfuerces, no siempre sucede. Pero no te preocupes. Te contamos cómo comportarte para conectar y cautivar a la persona que acabas de conocer. Desde el primer momento.

A todo el mundo le gusta sentirse aceptado. Gustar a los demás. Contar con alguien en quien apoyarse cuando la vida no es demasiado amable. No en vano, el ser humano es un animal social. Y con independencia del tipo que sea, toda relación comienza con un primer encuentro. Así que lo primero que hay que hacer es no dejarse dominar por la ansiedad, ser uno mismo y entablar una conversación con esa persona aún desconocida. Sin miedo y superando lo que los psicólogos han bautizado como la brecha del agrado.

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Qué es la brecha del agrado cuando conoces a alguien

La brecha del agrado se presenta como un obstáculo a la hora de entablar una conversación con gente desconocida. Como explica Jemma Sbeg, psicóloga clínica, «según este concepto, solemos pensar que el nivel de agrado que despertamos en las personas que acabamos de conocer es mucho menor al que realmente es. Una creencia o percepción falsa a la que normalmente recurrimos para proteger nuestro ego y la amenaza de sufrir un rechazo».

Esta brecha no suele coincidir con la realidad. Por mucho que tu cerebro te quiera proteger frente a una posible decepción, la primera impresión que tienen los demás de ti es mucho más positiva de lo que piensas. De hecho, la Universidad de Cornell ha demostrado que, concluido un primer encuentro, los interlocutores se valoran entre sí mejor de lo que piensan. Así que nunca te prives de conocer a esa persona que te despierta tanto interés.

Sé amable y atento: cómo actuar en un primer encuentro

¿Ya te has presentado? Ahora toca no abrumar a tu nuevo interlocutor. Recuerda: el objetivo es entablar una conversación amistosa, no ganar un enemigo. Que vuestro encuentro, amén del primero, no se convierta en el último. Lo que, como revela la Universidad de Leipzig, será (mucho) más probable en caso de mantener una actitud arrogante. O como indican los propios investigadores alemanes, de adoptar un comportamiento agente en lugar de un comportamiento comunitario.

No es lo mismo ser popular que gustar a los demás. Para lo primero hay que mantener ante los desconocidos –o poco conocidos– un comportamiento agente. O lo que es lo mismo, mostrarse confiado, jactancioso o dominante. Como un auténtico líder, lo que hará que mucha gente te respete. Aunque en realidad no le gustes lo más mínimo. Pero para lograr su agrado hay que mostrar cortesía, benevolencia o calidez y ser amigable. No serás tan popular entre tanta gente, pero las personas que te conozcan te apreciarán más. Les caerás mejor.

El Protocolo de Amigo Rápido para hacer nuevas amistades

De cara a forjar nuevas amistades, los psicólogos han diseñado un Protocolo de Amigo Rápido. Una serie de 36 preguntas que «van desde los más general hasta lo vulnerable para hacer que la gente se sienta más conectada, facilitando así que dos personas totalmente desconocidas se conviertan en amigos», destaca Jemma Sbeg, que a su vez recomienda ignorar el móvil durante las conversaciones y no convertir éstas en una competición, pues «no hay nada más frustrante que, cuando has contado tu historia asombrosa, alguien inmediatamente la replique multiplicando por 10 los detalles y giros en la trama».

También ayuda, y mucho, no monopolizar la conversación. Escuchar lo que tu potencial amigo te tenga que decir. Como concluye la experta, «a todo el mundo le encanta hablar de sí mismo. Y la mejor manera de facilitarlo es hacer más preguntas. Hará que tu interlocutor se sienta el centro de atención no sólo al dejarle hablar, sino escuchando con interés todo lo que diga».