Los problemas de tener un hijo para la relación de pareja. / Imagen: Escena de 'Madres trabajadoras'.
Mente
¿Tener hijos mata el amor? Los problemas de pareja después de convertirte en padre por primera vez
Un desigual reparto de las responsabilidades en el hogar es la principal causa del fracaso de las relaciones con la llegada del primer hijo.
Por Sara Flamenco
09 DE MARZO DE 2024 / 08:30
Tener un hijo es uno de los desafíos más importantes a los que se enfrenta una pareja. La vida cambia radicalmente, las responsabilidades se multiplican y parece que ya no puedes sacar ni un minuto al día para ti mismo, mucho menos para seguir fortaleciendo los vínculos de la relación. Se trata de un momento de la vida realmente intenso, que puede ser increíblemente difícil y puede acabar sacando a la luz problemas que las parejas ni siquiera sabían que existían antes de la llegada del bebé.
En relación a esto, el problema principal al que se enfrentan las parejas es el reparto de esas nuevas responsabilidades que surgen con la llegada del bebé, no tanto el nacimiento en sí. Sobre todo para las mujeres, que asumen la mayoría del trabajo y su carga mental se multiplica. Hay varios estudios que respaldan esta teoría.
El reparto de las tareas del hogar, clave en la estabilidad de la pareja
Darcy Lockman, psicóloga clínica y periodista, analiza en su ensayo Toda la rabia por qué los problemas de pareja se acentúan con la paternidad. En este libro recopiló las investigaciones y toda la información disponible sobre el reparto del trabajo doméstico y la crianza entre ambos progenitores.
Las conclusiones a las que llega son demoledoras: en la actualidad las mujeres trabajadoras dedican aproximadamente el doble de tiempo que los hombres al cuidado de la familia en los países desarrollados. Esta desigualdad es una de las principales causas del fracaso de la pareja con la llegada del primer niño, momento en el cual, las obligaciones se multiplican.
Según Lockman, esta desigualdad unida a la imposibilidad de tener un diálogo honesto sobre la carga de trabajo doméstico con sus compañeros, hace que las mujeres se sientan cada vez más agraviadas.
De hecho, un estudio publicado en American Sociological Review llegó a la conclusión que el reparto de las tareas domésticas es una de las principales causas que llevan al fracaso de una relación, por encima de los recursos financieros de la pareja.
La investigación se nutre de una comparación entre parejas casadas hasta 1974 frente a los matrimonios de años posteriores con un rango de edad de entre los 18 y los 55 años. En las parejas casadas antes de 1975, los investigadores observaron que cuanto mayor es el porcentaje de tareas del hogar realizadas por la mujer, menor es la probabilidad de fracaso matrimonial.
En los matrimonios contemporáneos, la cosa cambiaba: «Las parejas casadas más recientemente tienen expectativas diferentes en cuanto al reparto de tareas. Las mujeres esperan que los hombres también pongan de su parte», expresa la autora Alexandra Killewald, profesora de Sociología en la Universidad de Harvard (EE UU).
Eso sí, el estudio muestra que, incluso en los matrimonios más recientes, las mujeres hacen de media más del 70% de las tareas del hogar.
Según afirma Darcy Lockman, estas desigualdades en cuanto al reparto de tareas pueden darse incluso en aquellos casos en los que el trabajo de ella supone el aporte económico principal en la familia. En estos casos, las mujeres incluso pueden asumir más carga dentro de casa para reafirmar el ego masculino y compensar el hecho de salirse de los roles de género.
«En algunas relaciones, el éxito profesional de uno de los dos puede generar sentimientos de inseguridad o amenaza en el otro, especialmente si hay diferencias significativas en los niveles de éxito o logros profesionales entre ambos», nos explica la coach ejecutiva y de liderazgo femenino Patricia Arboleda.
«Es importante abordar estos sentimientos de manera abierta y honesta en la relación. La comunicación efectiva y el apoyo mutuo son fundamentales para manejar cualquier sentimiento de intimidación o inseguridad que pueda surgir debido al éxito profesional de uno de los miembros de la pareja», continúa.
La llegada del primer hijo no tiene por qué afectar, según un estudio
Según una investigación publicada en Journal of Marriage and Family, la llegada de un nuevo bebé no tiene por qué disminuir la conexión entre la pareja, siempre y cuando la relación ya fuera sólida antes del nacimiento del primer hijo.
Según este estudio, que siguió a más de 200 parejas que iban a tener su primer hijo, y tras observar la evolución de la relación tanto en el embarazo como en el posparto, se descubrió que el 46% mantenía un elevado compromiso y altos niveles de satisfacción. Además, el 35% reportó un alto compromiso y una satisfacción moderadamente alta. Estos números indicarían que el 81% de las parejas continúan positivas sobre su pareja después del primer año de crianza.
Eso sí, las parejas que indicaron tener una alta satisfacción durante la gestación fueron, en su mayoría, las mismas que informaron tener una alta satisfacción después de transcurrido el primer año. Esto significaría que la relación que tiene la pareja antes de la llegada del bebé se correlaciona con la satisfacción existente después.
Según los autores del estudio, «en la mayoría de las relaciones con problemas, el problema no es con el niño, sino que solo revela la falta de una base sólida en el matrimonio«. En palabras de los científicos, «si una pareja sabe cómo trabajar juntos, y pueden manejar el estrés juntos, podrán manejar la paternidad y mejorará su relación».
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