Cómo no enfadarte demasiado y tener buen humor para que todo te siente mucho mejor (y nada te afecte tanto)

Tener buen humor no es un don, sino una actitud. Todos tenemos problemas e independientemente de su gravedad, los psicólogos dicen que la clave está en saber cómo afrontarlos. De nada nos sirve rumiar o quejarnos si no buscamos una solución. «Desde la psicología se aboga por enfocar la preocupación en la búsqueda de solución, y no anclarse en la emoción que me pueda estar ocasionando», asegura Pilar Conde, psicóloga y directora técnica de Clínicas Origen. La experta nos ha dado las claves para no pasarnos de la raya con los enfados y aprender a afrontar los problemas con buen humor.

No se trata de no enfadarnos nunca, por supuesto, todos tenemos derecho a sentir nuestro enfado y expresarnos, pero lo mejor para nuestra salud mental es no alargar esta emoción. Conde explica que «a la emoción hay que darle su espacio, ya que nos sirve para entender lo que significa para nosotros lo que sucede, pero anclarse a la misma, rumiar, quejarse y victimizarse no genera una reacción emocional y resolutiva efectiva».

Al mismo tiempo, «la gestión de problemas va enfocada de manera inicial a valorar si tienen solución. En el caso de que sea un problema que no la tiene, hay que ir hacia la aceptación y enfocarnos en qué cambios habría que realizar», comenta.

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Técnicas fáciles para tranquilizarnos cuando estamos enfadados

Aprender a gestionar un enfado no es fácil, pero existen algunas técnicas que nos enseñan a relativizar el problema y a calmar esta emoción. La psicóloga recomienda practicar estas técnicas para que el problema no nos coma:

• El enfado tiene sensaciones físicas muy claras, cuando las notemos, debemos darnos la instrucción de «me estoy enfadando y antes de descontrolarme voy a tomar distancia».
• Tomar distancia de la situación o la persona por la que no regulamos de manera adecuada el enfado.
• Distraernos, dar tiempo a que el enfado baje. Renunciar a la agresividad como herramienta de gestión del enfado.
• Desde la distancia y una bajada de la intensidad del malestar, valorar si el enfado nos dice que tengamos que defendernos de manera asertiva, o plantearnos si quizás nosotros queremos invadir los derechos de los demás.
• En el caso de que sintamos que tenemos que defendernos, expresarnos de manera asertiva, escuchar los otros puntos de vista, pero con los límites que consideremos.

¿Se puede aprender a tener buen humor?

Tener buen humor tiene mucho que ver con aprender a ver el lado positivo de las cosas. «La diferencia entre las personas optimistas y las pesimistas no está en la realidad que observan, sino en el adjetivo que deciden escoger», asegura Victor Küppers, profesor y conferenciante, en su libro Vivir la vida con sentido (ed. Plataforma Actual).

Además, esta actitud también está relacionada con la percepción que tenemos de las personas y nuestros obstáculos por aceptarlas tal y como son. «El enfado, en muchas ocasiones, viene de la dificultad de respetar los derechos ajenos y esperar que los demás tengan en cuenta nuestros derechos, por lo que hay una dificultad de respeto. Esto deriva normalmente en pensamientos de crítica, infravaloración hacia los demás y justificación hacia uno mismo. Finalmente, esto se traduce en que nos tomamos los comportamientos ajenos como un ataque hacia nuestra persona o faltas de respeto», explica Conde.

Durante el enfado, es esencial «trabajar el cómo interpretamos los comportamientos ajenos, regular las emociones y buscar alternativas asertivas», aconseja la psicóloga.