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baile ansioso-evitativo

Unir un apego ansioso y uno evitativo sin inteligencia emocional puede traer graves consecuencias./ Foto: Pexels.

Salud mental

Qué es el baile ansioso-evitativo: por qué sumar mal estos tipos de apego podría boicotear tu relación

Para amar bien, hay que conocer tus inseguridades. La psicoterapeuta Jessica Baum da dos claves para tener relaciones más seguras y satisfactorias.

Por Paka Díaz

30 de enero de 2024 / 08:00

Cuando las personas se enamoran, todo es alegría, luz y color. O eso parece porque las hormonas están haciendo de las suyas. Con las endorfinas y la dopamina a tope, el mundo se ve precioso. Pero luego, una vez se asienta el enamoramiento, y quizá incluso antes, aparecen los primeros problemas. Ajustarse no es tan sencillo, y menos si tienes determinados tipos de apego. Eso lo dificulta, al hacer su entrada el baile ansioso-evitativo.

Esto ocurre cuando una persona con apego ansioso que une con otra con apego evitativo. El choque es tan brutal que puede acabar en tragedia. Por eso, la psicóloga Jessica Baum dedica buena parte de su libro Este apego no te pega (ed. Zenith) a explicar cómo solventarlo.

Qué es el baile ansioso-evitativo

La forma en la que amamos tiene mucho que ver con nuestra infancia. Nuestro niño interior, a través de sus experiencias, aprendió qué tenía que hacer –o mejor dicho, qué consideraba que le funcionaba–, para lograr recibir afecto de sus cuidadores. Así, en general, se distinguen tres tipos de apego: el seguro, el ansioso y el evitativo.

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En el primero, las personas establecen relaciones sanas porque fueron criadas en la seguridad. En los casos ansioso y evitativo, la cosa no es tan sencilla.

Este apego no te pega, de Jessica Baum (Zenith)
Este apego no te pega, de Jessica Baum (ed. Zenith).

El baile ansioso-evitativo consiste en las relaciones adultas que se establecen entre personas con estos dos tipos de apego, que tienen su origen en las que se vivieron en la infancia. Hay que entender que se cae en estos patrones de conducta porque se aprendieron de niños.

Esas eran las herramientas que se utilizaban para tratar de curar las heridas que se sufrieron y que, en general, se resumen en la falta de seguridad. Unos lo superaron al apegarse a sus cuidadores de forma ansiosa, otros al evitar, en lo posible, la cercanía. En ambos casos se trataba de superar el dolor.

“Se debe de comprender que las primer pérdidas y heridas que se sufrieron cuando se era pequeño, y que pueden hacer que nos sigamos comportando igual en la edad adulta”, apunta Baum. Por eso, recalca que “es esencial mostrar compasión por ti mismo”.

La búsqueda de seguridad en el amor

La psicóloga explica en el libro que lo que más necesitamos las personas en nuestras relaciones es amor incondicional, apoyo y comprensión. Si se tienen vínculos seguros desde la cuna, encontrarlos y conseguir estar en pareja de un modo equilibrado es mucho más sencillo. Pero una persona con apego ansioso, tratará de que su pareja esté pendiente y cerca de ella, para así evitar su sentimiento de abandono. Entonces se produce una codependencia, que consiste en intentar controlar las emociones y comportamientos de la pareja, para no tener que experimentar sentimientos dolorosos. También se puede caer en la dependencia emocional.

Como los dos miembros de la pareja necesitan del otro para sentirse protegidos, las personas de apego evitativo tratarán de evitar las relaciones, para así impedir posibles daños. Si están en una, tratarán de establecer distancia en lo posible y mantener su independencia. “Las heridas de la infancia conducen a conductas todavía más destructivas, como son la adicción al amor en el caso de personas ansiosas y el narcisismo en el caso de personas evitativas”, apunta Jessica Baum.

Cuando no eres capaz de amar del todo

Como subraya Baum, “cuando se juntan dos personas que no han aprendido a corregularse en la infancia –por apego ansioso o evitativo–, literalmente no poseen la capacidad para de verdad ver y estar con el otro. Esto puede conducir a una relación explosiva o bastante desgraciada”. Esto es algo que ocurre con frecuencia cuando dos polos opuestos se atraen. Cada uno busca del otro aquello que le faltaba en la infancia. Sin embargo, lo cierto es que ninguno de los dos es capaz de proporcionarlo.

Las personas ansiosas buscan, por eso, una conexión constante y que se les confirme el amor que se siente, mientras que las evitativas se sienten más seguras cuando disponen de mucho espacio e independencia. En una relación sana, ambos se apoyan mutuamente y tienen la capacidad de atender al otro y ofrecer señales de seguridad de forma natural. De ese modo, atender a las necesidades que surgen fluye sin mayores problemas.

Cómo superar el baile ansioso-evitativo

Para avanzar y superar tus inseguridades, hay que buscar la seguridad ganada. Baum la llama así porque es la que nos faltó de niños, pero la incorporamos ahora, de modo consciente, de adultos. Se trata de aprender lo que realmente necesitamos de una relación “un alto nivel de conexión y un apego seguro y estable. Cuando más sintamos que merecemos esto, menos probable será conformarse con menos. A la vez, estaremos aprendiendo a identificar las alarmas que nos advierten de relaciones que no nos dan esto”. Así, ya no caeremos tan deprisa en el falso amor verdadero, sino que nos sentiremos atraídos por algo más satisfactorio y estable.

Es importante acabar con un mito: que lo seguro no es sexy. Por el contrario, Baum subraya que “cuando nos sentimos seguros en una relación podemos desarrollar confianza”, es entonces cuando “ambos miembros de la pareja se sienten libres para explorar”.

Eso es en definitiva, lo que “genera una base sana y una química entre los dos individuos, que evolucionan y crecen juntos”. Ese es, señala la terapeuta, el momento en el que la pareja podrá experimentar “el regalo que supone una intimidad profunda”. Y según señala, no hay nada más sexy que eso.

Cómo salir de esta situación

Superar un apego ansioso o uno evitativo, aunque requiere mucho esfuerzo, es posible. Además de asistir a terapia, Jessica Baum recomienda iniciar el viaje hacia la sanación a través de estos pasos.

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Lo primero, anima a recordar que ni en uno ni en otro miembro de la pareja –ya sea ansiosa o evitativa–, hay a priori intención de hacer daño. Sus mecanismos de defensa se activan por pura inseguridad, por miedo. Por eso, Baum recuerda que “está motivado por el instinto de supervivencia y debe verse con las gafas de la compasión”. Una vez se tenga claro, hay que trabajar hacia tu interior para superar tu forma de apego.

Imagina tu cuerpo como un hogar, el tuyo. A través de esta meditación puedes relajarte y conectar de manera profunda con tus heridas y necesidades. Hacerlo es imprescindible para comprender los motivos que te llevan a sentir ese apego ansioso o evitativo, sintonizar con ellos, perderles el miedo. Pensar que ahora eres el propio guardián de tu niño interior, puede ayudarte.

Siéntelo todo. Al conectar con tus emociones del pasado, de la infancia, toca reconocerlas y, además, sentirlas con intensidad. De ese modo se podrá comenzar a superarlas. “Para realmente sentirnos en casa dentro de nosotros mismos, de modo que no deseemos escapar a otra persona, debemos reunir el valor para dejarnos estar en nuestro cuerpo. Sentirlo todo”, anima Baum. De ese modo, podremos cambiar las respuestas arraigadas en lo más profundo de tu ser que pueden conducir a la adicción al amor o la codependencia.

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