Priorizar el consumo de grasas y minimizar el de carbohidratos te ayudará a bajar de peso. Pero puede tener un coste demasiado elevado para tu salud en forma de malestar y enfermedades graves.
La alimentación, el ejercicio o el sueño se convierten en las mejores armas para transitar más preparada por esta etapa. Por eso es tan importante revisar los hábitos y cambiarlos a tiempo.
La capsaicina y la curcumina presentes en muchos alimentos picantes tienen propiedades antioxidantes y antiinflamatorias que inducen multitud de beneficios para la salud.
Rica en pescado fresco, verduras y cereales, la cocina tradicional japonesa o washoku ayuda a perder peso sin riesgo del temido efecto rebote.
Las personas que toman té negro a diario tienen una mejor salud cardiovascular, intestinal y cerebral y presentan un menor riesgo de morir de forma prematura.
La falta de información, la presión social y la resistencia a renunciar a ciertos sabores (por ejemplo al del queso) explican por qué muchos vegetarianos no dan el paso al veganismo.
Según una reciente investigación, este edulcorante presente en chicles, caramelos, bollería y refrescos aumenta el riesgo de sufrir problemas cardiovasculares.
La ashitaba es un planta originaria de una de las zonas azules de Japón y forma parte de la dieta diaria de sus habitantes. Es rica en sustancias antiinflamatorias que combaten el envejecimiento celular.
Más potente que las vitaminas C y E a la hora de neutralizar radicales libres, cada vez más investigaciones respaldan sus beneficios. Puedes incorporarla en tu dieta a través del marisco y el salmón.
Dado que son sometidas a un proceso de congelación inmediatamente posterior a su cosecha, las verduras congeladas pueden tener un mayor valor nutricional que las frescas.
Si haces ayuno, hacer ejercicio se recomienda sólo cuando tu energía esté al máximo y estés adecuadamente hidratado. Y no olvides nunca comer para reponer nutrientes una vez concluido el entrenamiento.