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Dolor articulaciones

Estirar, caminar, nadar y hacer Pilates previenen el dolor de las articulaciones. FOTO: Pexels/ ©Kampus.

Cuerpo

Por qué te duelen más las articulaciones cuando te levantas (y cómo ponerle remedio)

El dolor articular es, junto a los sofocos, la mala calidad del sueño y los cambios de humor, uno de los síntomas más habituales de la perimenopausia. Un 75% de las mujeres en esta etapa los sufren.

Por Marcos López

3 de septiembre de 2024 / 08:31

Hoy, por fin, has podido dormir bien. Has disfrutado de un sueño realmente reparador que te permitirá afrontar una nueva jornada a tope de energía. Pero hay un pequeño problema. Parece como si Morfeo se hubiera excedido en su abrazo. Sientes que tus articulaciones, cual si siguieran dormidas, están agarrotadas. Es salir de la cama y te duele todo. Lo que últimamente te sucede muchos, demasiados, días. Pero no te preocupes. Te contamos cuáles son las causas de tus dolencias musculoesqueléticas matutinas y cómo ponerles remedio.

El tuyo no es un caso único. Menos aún si estás en pleno proceso de transición a la menopausia. No en vano, el dolor articular es, junto a los sofocos y los cambios de humor, uno de los síntomas principales de la perimenopausia, llegando a afectar, tal y como ha observado el Hospital Xijing en Xi’an, a tres cuartas partes de las mujeres. Pero que sea tan habitual no quiere decir que no tenga solución.

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Un tipo de dolor debido a las hormonas

La doctora Louise Newson, médica especializada en la menopausia, explica que «el dolor generalizado, los dolores musculares y la rigidez en las articulaciones son síntomas extremadamente comunes durante la perimenopausia, la menopausia y más allá, pudiendo en muchos casos deberse a la falta de dos hormonas: el estrógeno y la testosterona».

Las hormonas son las principales responsables de tus achaques. Más exactamente, los cambios en tus niveles hormonales. Y es que como ha demostrado la Universidad Monash en Melbourne, el estrógeno, la progesterona y la testosterona juegan un papel primordial en la reducción de la inflamación de los músculos y la lubricación de las articulaciones. Tal es así que, descendidos sus niveles, te duele todo. Sobre todo por las mañanas, cuando los niveles de estas hormonas son menores.

Pero aún hay más. Estas fluctuaciones hormonales también causan este dolor de una forma indirecta al asociarse a una peor calidad del sueño y a un mayor riesgo de ansiedad y depresión. Lo que, como han revelado el Hospital Xijing, también conlleva la aparición, o en su caso el empeoramiento, del dolor articular.

Vigila el sobrepeso

La menopausia también se caracteriza por un cambio en la composición corporal. Por un descenso de la masa muscular magra y un incremento de la grasa. Lo que se traduce en un aumento de peso que pone más presión, y dolor, sobre las articulaciones. Como indica la doctora Newson, «el sobrepeso conlleva un mayor riesgo de dolor crónico, hasta el punto de que las mujeres que presentan obesidad durante la menopausia tienen una probabilidad cuatro veces superior de sufrirlo».

Un último culpable: la edad. Y es que con el transcurrir de los años, la probabilidad de aparición de enfermedades que cursan con dolor articular, caso de la osteoporosis, la artritis y la artrosis, es notablemente mayor. Y hablando del paso del tiempo, ¿este dolor es para siempre? Pues según el Instituto Nacional del Envejecimiento de Estados Unidos, los síntomas asociados a lo menopausia, caso de las dolencias musculoesqueléticas, duran de media unos siete años.

Haz ejercicio y mantén una vida activa

Tienes que moverte. Levantarte del sofá y hacer ejercicio. Lo que además de mejorar tu salud en general aliviará el dolor de tus articulaciones. Y no hace falta que corras una maratón. Al contrario, caminar, nadar o montar en bicicleta son, junto a la práctica del Pilates, actividades mucho más amables con tus articulaciones ya doloridas.

La experta destaca que «el mantenerse activo puede ayudar con diversos problemas que contribuyen al dolor generalizado, incluida una reducción de la presión sobre las articulaciones, el fortalecimiento de los músculos que soportan los huesos, y una disminución de los factores proinflamatorios».

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Calor local, un remedio que alivia la rigidez

El calor promueve la circulación sanguínea y favorece la flexibilidad. Por lo que dormir con una almohadilla térmica prevendrá que tus articulaciones amanezcan agarrotadas. También ayuda seguir una dieta antiinflamatoria y mantener una postura recta, ya sea de pie o sentada, que alivie la tensión de tus músculos y articulaciones. Y no te prives de tomar un analgésico en caso de que el dolor te resulte poco, o nada, tolerable.

Recuerda: lo más probable es que la culpa sea del descenso en tus niveles de hormonas. Así que consulta con tu médico la idoneidad de tomar una terapia hormonal sustitutiva. Como concluye la doctora Newson, «este tratamiento ha demostrado efectos muy positivos sobre la salud articular, hasta el punto de que las mujeres que reciben la administración de estrógenos presentan un menor riesgo de remplazo de cadera o rodilla».

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