
Los complementos alimenticios pueden ser de gran ayuda durante la menopausia. / Foto: Getty.
SALUD HORMONAL
Estos son los suplementos alimenticios que pueden mejorar los síntomas de la menopausia
La suplementación puede convertirse en una gran herramienta para el 85% de las mujeres que por miedo, desconocimiento o porque no cumplen con los requisitos no reciben tratamiento en esta etapa.
26 DE JUNIO DE 2024 / 18:38
Se habla mucho de los sofocos, pero alrededor de la menopausia se produce tal serie de cambios en el organismo femenino que esta etapa se traduce en toda una cascada de síntomas. «Los vasomotores no son ni mucho menos los únicos. La ciencia ha descrito más de 100 señales relacionadas con estas alteraciones hormonales», apunta la doctora Silvia P. González, presidenta de la Asociación Española para la Menopausia (AEEM). La ginecóloga subraya que el problema es que «menos de un 20% se libra de sentir sus consecuencias». Es decir, que un mínimo de ocho de cada 10 mujeres sufrirá algún tipo de síntoma antes, durante y después de esta etapa. De ellas, un tercio experimentará lo que se conoce como síndrome climatérico intenso.
“A pesar de estos datos, un 85% de ellas lo pasa sin herramientas. Es decir, a pelo”, lamenta Marta Masi. La farmacéutica, que fue una de las ponentes del pasado encuentro ASISA WeLife Menopausia, es una firme defensora de mejorar la calidad de vida de las mujeres durante esta etapa. “No me refiero al tratamiento hormonal, que está ahí, por supuesto, para quien lo necesite (y, por cierto, sólo recibe un 4% de esas mujeres). Sino a que existen muchas armas, como los complementos alimenticios, para transitar por esta época sintiéndose bien”, afirma.
Sofocos: cómo mejorarlos con complementos alimenticios
Si bien, como apuntaba la doctora González, existen muchos más, los síntomas vasomotores son los más frecuentes durante la menopausia. Tanto que la AEEM considera que uno de los criterios para optar por la terapia hormonal es que esos sofocos, y el resto de signos asociados (sudores, palpitaciones…) afecten de forma importante a la calidad de vida.


Cuando esta alteración de los termorreguladores cerebrales no es muy intensa, es decir, que no interfiere en el día a día, se puede recurrir a ciertos suplementos. Las isoflavonas de soja es, quizá el más conocido. “Aunque hoy se emplean mucho los complementos alimenticios formulados a base de polen o de cimífuga racemosa, que han demostrado eficacia para mejorar los sofocos”, apunta la endocrina Clotilde Vázquez, autora de «Con hormonas y a lo loco». La salvia, el lúpulo o la glicina también pueden ayudar con los desórdenes térmicos.
El poder versátil de los adaptógenos
Uno de los tratamientos no hormonales que más se oyen últimamente son los que contienen adaptógenos. Estas plantas, consideradas medicinales, mejoran la respuesta adaptativa al estrés del organismo. Entre otras acciones, ayudan a equilibrar el sistema hormonal y tienen la capacidad de ajustar su función según las necesidades de cada uno, ya sea estimulando o calmando. Marta Masi los recomienda para abordar los desafíos mentales y emocionales de la menopausia: cambios de humor, niebla mental, problemas de memoria…
“Son especialmente interesantes para evitar la sensación de fatiga mental y falta de concentración, provocada, entre otras cosas, por la falta de un descanso reparador”, señala. La farmacéutica también destaca el omega 3 como un gran aliado para mejorar estas sensaciones. Además, encuentra que los suplementos alimenticios a base de adaptógenos pueden ayudar a mejorar los estados de ansiedad, e incluso depresión, provocados por los descensos de serotonina. Masi menciona para estos casos el hipérico, la ashwagandha y la rhodiola.
A vueltas con la almohada
Los problemas de sueño suponen un gran quebradero de cabeza cuando se empiezan a experimentar alteraciones hormonales. Según datos de Adsalutem Instituto del Sueño, su incidencia va incrementando según la mujer cumple años: mientras que en perimenopausia afectan, de media, al 24% de mujeres, en posmenopausia el porcentaje se eleva hasta el 60%. La doctora Paula Giménez, directora de la Unidad del Sueño del Hospital HLA Vistahermosa (Alicante), sostiene que se trata de un círculo vicioso. En él se conjugan factores como «la caída de progesterona, hormona que, en condiciones normales induce al sueño; la disminución de la síntesis natural de melatonina y los despertares nocturnos provocados por la bajada de estrógenos, que también provoca un peor sueño REM».
Junto a la famosa melatonina, Marta Masi recomienda el bisglicinato de magnesio. La variedad de este mineral más recomendada en menopausia porque reduce la fatiga, favorece el descanso y ayuda a combatir el estrés mental.
Suplementación: la ayuda eficaz para subir la libido
«La deficiencia de testosterona, otra de las hormonas que se ve afectada por la menopausia, provoca un menor deseo sexual«, apunta la farmacéutica. Además, existen otros aspectos que redundan en la caída de la libido, como la ansiedad o la falta de confianza que puede sentir la mujer al notar los cambios en su cuerpo. «Más allá de la imaginación, la comunicación con la pareja y la experimentación, lo único que puede ayudar a mejorar el deseo son los complementos alimenticios naturales», aconseja Masi. Entre ellos menciona: maca, damiana, ginseng, azafrán, salvia o tribulus terrestris.
La sequedad vaginal también está muy relacionada con los problemas a la hora de tener relaciones sexuales. «En este terreno, el omega 7, a partir del aceite de espino amarillo, resulta imbatible por su poder humectante. Así como los lubricantes sexuales y las hidratantes vaginales», apunta la experta.
Los síntomas invisibles
Todos estos complementos -que, por cierto, siempre hay que tomar bajo prescripción profesional- están enfocados en mejorar los síntomas visibles de la menopausia. Quizá los más molestos porque interfieren, casi de forma inmediata, en calidad de vida. “Pero los que tienen que preocuparnos son los que no se ven. Ellos son los que comprometen nuestra salud«, advierte Marta Masi. La farmacéutica se refiere a la resistencia a la insulina, la pérdida de masa ósea, el riesgo cardiovascular y las disfunciones de suelo pélvico.
Si bien se puede tomar alguna suplementación pensando en ellos (como el omega 3 para proteger la salud cardiovascular o la vitamina D para la salud de los huesos) es fundamental poner en marcha «un abordaje 360º para prevenirlo que incluya nutrición, ejercicio, complementos alimenticios, pautas médicas…». Es por ello que Masi aconseja que el enfoque sea también multidisciplinar. «Hay que ir al ginecólogo, claro; pero también estaría bien visitar al endocrino, el cardiólogo, un nutricionista, psicólogo, fisio de suelo pélvico y, por supuesto, al farmacéutico», concluye.
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