
Daniel Ramos expone las claves del eneagrama. FOTO: Jordi Mas Valldeperas
MENTE
El psicólogo Daniel Ramos te enseña a reconectar con tu esencia: «El eneagrama te ayuda a conocer tus luces y sombras»
Descubre cómo el eneagrama puede ayudarte a trabajar las partes más incómodas de tu personalidad y a identificar tus fortalezas.
Por María Corisco
17 DE JUNIO DE 2025 / 17:00
Es probable que tengas una noción de quién eres. Una idea general de tus rasgos de personalidad, con la que sales del paso cuando en alguna ocasión te piden que te definas: impulsivo, alegre, sensible, extrovertido, reflexivo, tolerante… Pero todo esto no es sino una aproximación al concepto que has ido creando de ti mismo y de tu carácter. Es la capa externa de la cebolla, debajo de la cual se encuentra la esencia.
Reconectar con esta esencia es uno de los objetivos del eneagrama, un sistema que «facilita una toma de conciencia profunda de quiénes somos realmente, más allá de nuestras máscaras y defensas», explica Daniel Ramos, psicólogo y autor de «Conecta con tu esencia a través del eneagrama» (Ed. Luciérnaga).
De forma resumida, el eneagrama es «un sistema de clasificación de la personalidad que describe nueve maneras distintas de pensar, sentir y actuar en el mundo. Son los eneatipos, cada uno de los cuales tiene su propia motivación básica, miedos fundamentales y patrones de comportamiento».


«El eneagrama nos muestra de una manera detallada nuestras luces y sombras, nos revela comportamientos automáticos y motivaciones subyacentes. Por qué nos vemos envueltos siempre en los mismos conflictos, por qué nos sentimos de una manera determinada… En definitiva, es un espejo de nuestras partes más luminosas y de las más oscuras», detalla el autor
Los nueve eneatipos
- Eneatipo 1: el perfeccionista. También conocido como «el reformador», si encuentras en ti un impulso hacia la perfección y la integridad, es probable que te veas reflejado en este tipo.
- Eneatipo 2: el ayudador. Si percibes en ti una inclinación natural hacia el cuidado y apoyo de los demás, es posible que te identifiques en este tipo.
- Eneatipo 3: el triunfador. Si te resuenan el impulso hacia el éxito y la adaptabilidad para alcanzar tus metas, es posible que este tipo de describa.
- Eneatipo 4: el individualista. Si encuentras en tu interior una profunda necesidad de expresión auténtica y una búsqueda constante de identidad, podrías resonar con este tipo.
- Eneatipo 5: el observador. Si encuentras una resonancia con este tipo, podrías identificarte con una intensa necesidad de entender el mundo que te rodea, buscando constantemente conocimiento y autonomía.
- Eneatipo 6: el leal. Si te identificas con este perfil, es probable que valores la seguridad, la lealtad y la precaución, aspectos centrales en tu enfoque vital.
- Eneatipo 7: el entusiasta. Su personalidad se define por la búsqueda de la felicidad, la variedad y las experiencias estimulantes. Si te identificas con este tipo, es probable que sientas un impulso innato hacia la positividad, la exploración y el disfrute.
- Eneatipo 8: el desafiante. Su personalidad se caracteriza por la intensidad, la confianza en sí mismo y la necesidad de control. Si te identificas con este tipo, es probable que sientas una fuerte inclinación hacia la justicia, la independencia y el liderazgo.
- Eneatipo 9: el pacificador. Si te identificas con este tipo, probablemente valoras la comodidad, la serenidad y las conexiones positivas con los demás, evitando el conflicto y la discordia.
El punto de partida
Identificar tu eneatipo es un camino que, a medida que se recorre, brinda nuevas pistas. Como punto de partida, el autor propone unos Chek List (afirmaciones), unas listas que, «sin tener valor diagnóstico, sí permiten un primer ejercicio introspectivo para explorar tus tendencias de pensamiento, emoción y conducta. Es un primer análisis, que conviene realizar con paciencia y con una actitud abierta, introduciéndote».
Pero el camino, advierte, no es sencillo y va más allá de descubrir cuál es tu eneatipo. «Puedes cometer el error de pensar que ese es el punto de llegada, pero no es así: en realidad, una vez identificado tu eneatipo, es cuando empieza la aventura de descubrirte. En el eneagrama hay una complejidad y hay que irlo tomando con tiempo, madurarlo y asentarlo».
Se trata de no quedarse en la superficie. Así, el autor señala que uno puede empezar identificarse con uno de ellos y, a medida que se avanza, descubrir la relación que se tiene con el resto. «Somos una mezcla», explica, y añade que, a menudo, «cuando se hace un test de eneagrama se tiende a contestar desde aquello que nos gustaría ser. Por eso es importante hacerlo desde la humildad y la honestidad, estando dispuestos a identificar bloqueos, sombras y aspectos de nosotros mismos que nos negamos».
Es un ejercicio de autoconocimiento y, como tal, «requiere de valentía. Vivimos en un mundo en el que queremos respuestas rápidas y soluciones fáciles, pero el eneagrama lo que pretende es lo contrario: que te des cuenta de aquello que te cuesta reconocer para, finalmente, conectar con tu esencia».
Conectar con la esencia es «volver a ese lugar interior donde somos auténticos, sin las capas que hemos acumulado a lo largo de nuestra vida para protegernos del dolor, el rechazo o la vulnerabilidad. A lo largo de la vida, adoptamos patrones de comportamiento que nos desconectan de nuestra verdadera naturaleza. El eneagrama es una herramienta que nos ayuda a identificar esos patrones, mostrándonos las dinámicas automáticas que repetimos y que nos alejan de nuestro ser esencial».
El mapa y el territorio
Una idea interesante en este trabajo es la de entender que el mapa no es el territorio. Es decir, aunque el eneagrama sirva como mapa para explorar el interior de tu psique, no va a poder atrapar por completo tu paisaje interior. «Mal utilizado, el eneagrama puede ser una cárcel: soy del tipo 2 y me quedo ahí. Se trata de avanzar, porque este sistema es un mosaico de tendencias y comportamientos, y lo más importante es observarse y ver cómo se expresa en ti ese eneatipo».
Con respecto a los beneficios, Ramos apunta que, en su experiencia, «uno de los más importantes es que ayuda a conectar con una visión más auténtica de nosotros mismos. En la vida vamos con corazas y disfraces, buscamos sentirnos queridos y reconocidos. El eneagrama te puede ayudar a conectar con eso que eres más allá de los mecanismos de defensa y sin tener que sostener el peso del personaje».
Además, es «una herramienta desculpabiliadora. Nos ayuda a ver que somos fruto de una herencia genética y de un contexto histórico y social, a ser conscientes de muchas de las cosas que pasan tienen que ver con lo que hemos vivido. No es una excusa para quedarnos parados, pero sí puede servir para que nos vivamos con menos juicio y tengamos hacia nosotros una mirada más compasiva a partir de la cual mejorar».
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