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Para que una relación abierta funcione es necesaria una comunicación abierta, honesta, clara y sincera. / Imagen: Escena de la película 'Rivales'.
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Hemos hablado con Silvia Sanz, psicóloga y sexóloga, y nos ha contado cómo debería ser una relación abierta para que sea sostenible en el tiempo.
Por Sara Flamenco
14 de marzo de 2024 / 13:00
La no monogamia se establece ya como una forma más de relación afectivo sexual, lo que hace que generaciones anteriores se lleven las manos a la cabeza, y las identifiquen con falta de compromiso, irresponsabilidad y una prevalencia del deseo sexual por delante del afectivo. Pero los diferentes tipos de relaciones no monógamas no son menos serias que las tradicionales, simplemente son diferentes y, siempre y cuando exista un consentimiento mutuo, pueden perdurar en el tiempo del mismo modo que las más habituales.
Para mantener en el tiempo una relación no monógama, en particular una abierta, «hay que tener la mente abierta y flexible, además del mismo concepto del amor de las personas involucradas», nos comenta Silvia Sanz, psicóloga y sexóloga. Hemos hablado con esta experta qué hay que tener en cuenta antes de embarcarse en este tipo de relación, para que no exista sufrimiento por ninguna de las partes y prime el respeto y la comprensión, dos pilares claves en todo tipo de relación.
En realidad, los puntos clave de una relación abierta no son tan distintos a las convencionales. «Una buena comunicación, abierta, honesta, clara y sincera, es clave para que cualquier relación funcione y más en las relaciones abiertas», nos comenta Silvia Sanz. Pero en el caso de las relaciones que nos ocupan, la comunicación y honestidad deben ser tenidas más en cuenta todavía.
«Es fundamental que ambos expresen lo que desean y aclaren los límites que cada uno quiere. Para ello, se establecen una serie de reglas y acuerdos: sobre qué se puede contar de las experiencias, la frecuencia de las mismas con otras personas, donde se pueden o no realizar los encuentros como puede ser, por ejemplo, no utilizar la casa común…», explica.
«Todo aquello que cada uno considere importante hay que señalarlo en el acuerdo y sería adecuado que se escribiera para no olvidar los pactos e incluso con el tiempo ir modificando o ampliando dicho acuerdo porque seguro que la relación evoluciona con el tiempo y hay que ser flexible para adaptarse a los cambios que surjan», añade la experta
Una vez tenemos clara la importancia de la comunicación, se entra en otro de los aspectos importantes de toda relación, tanto abierta como convencional. Y este es el respeto y la confianza. «Las relaciones abiertas pueden generar incertidumbre y es importante que ambos miembros de la relación se apoyen mutuamente para ir superando cada dificultad e ir conociéndose cada día más para ir descubriendo un concepto más amplio del amor«, asegura Silvia Sanz.
Una relación abierta no es un «todo vale». De hecho, presenta más desafíos que la monogamia, aunque sólo sea porque metes a más personas en la ecuación, lo que puede generar sentimientos no demasiado agradables, como los celos.
Contado así, puedes pensar que estás preparado para tener una relación abierta. Comunicación, honestidad, respeto y confianza, parece fácil, ¿verdad? Pero lo cierto es que no es una opción viable para todo el mundo. De hecho, hay parejas que, tras años de relación, deciden abrirla para buscar una alternativa al engaño, la mentira o la ruptura, pero esto no siempre sale bien.
«Cuando una relación se inicia con estos parámetros donde ambos tienen el mismo concepto de relación es más sencillo que pasar de una relación más convencional a una relación abierta. Suelen surgir dificultades porque en ocasiones se mantiene la visión del otro con cierto sentimiento de posesividad o exclusividad y hay más trabajo mental que realizar», nos indica la experta.
Puedes pensar que sentir celos cuando tú mismo has establecido que tu pareja puede estar con otras personas es un poco contradictorio. Pero nadie está exento de vivir esta emoción y las personas involucradas en una relación abierta tampoco.
«Los celos pueden surgir en las relaciones abiertas, por no sentirse prioritarios, por temor a perder al otro, a ocultaciones, comparaciones, inseguridad… Lo importante es conectar con esos sentimientos para poder gestionarlos de modo constructivo mediante la buena comunicación«, aconseja la psicóloga y sexóloga.
Los celos son una emoción muy compleja que surge cuando el miedo a perder a la otra persona se vuelve insostenible. Quizá no te importe que mantenga relaciones sexuales con otras personas, pero sí que establezca un vínculo de confianza lo suficientemente importante como para hacer peligrar vuestra relación.
Sea lo que sea lo que te preocupa, la comunicación es básica para acabar con ello. «Hablar con la pareja de la emoción que se siente o la preocupación que subyace para buscar soluciones, establecer nuevos límites o comprender simplemente lo que sucede», dice la experta.
Y volved a leerlo con atención. Silvia Sanz hace hincapié en buscar soluciones, no en buscar culpables u ofensas ni señalar con el dedo a nadie. «El apoyo mutuo es fundamental en este proceso además de continuar cuidando la relación dedicando también tiempo entre ambos de calidad», aconseja.
En décadas anteriores, era prácticamente impensable tener una relación diferente a la convencional. En la actualidad, las nuevas generaciones tienen una mentalidad diferente, más abierta con respecto a las relaciones de pareja, lo que les lleva a plantearse otros modelos de relación distintos a lo que se entendía como normal. Están abiertos a la diversidad, a explorar otros modos de sentir, sin tanta rigidez ni normas sociales preestablecidas, preocupándose por sus necesidades individuales y no tanto por el juicio externo.
Y ya no hablamos únicamente de relaciones abiertas, sino de cualquier otro tipo que puedas imaginar. Silvia Sanz nos ha dado un pequeño apunte de algunas de ellas: «Existe el poliamor, donde ambos pueden tener varias relaciones románticas y/o sexuales simultáneamente, con el consentimiento de ambas partes involucradas; las relaciones fluidas o anárquicas, donde existe la libertad y no hay normas dentro de la relación, que va cambiando y evoluciona con el tiempo; las relaciones asimétricas y no monógamas, donde se llega al acuerdo que uno de los miembros de la relación puede mantener relaciones externas y el otro no lo hace…»
En realidad, cualquier combinación está permitida, siempre y cuando exista el consentimiento y deseo mutuo. «Existen tantos tipos de relaciones como personas, depende de las preferencias de cada uno y de los pactos que se lleguen a acordar, lo importante es que ambos sean conscientes de los límites, de lo que desean y sea consentido por ambas partes», concluye la experta.
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