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MENTE

Por qué una crítica te afecta más que diez halagos. Culpa al sesgo de negatividad

Una pequeña crítica deja más huella en ti que diez elogios; igualmente, las emociones negativas te causan un impacto mayor que las positivas. ¿Sabes por qué te pasa esto?

Por María Corisco

03 DE MAYO DE 2025 / 08:00

Te reúnes con un grupo de amigos y todos te dicen que estás estupenda, excepto uno que comenta, como sin querer, que no termina de verte bien con ese nuevo color de pelo. Y esa única y pequeña crítica queda grabada en tu mente y anula todos los piropos que hayas podido recibir esa noche. Lo mismo puede suceder en una reunión laboral o en un encuentro familiar: una pega a un aspecto de tu trabajo puede eclipsar los elogios a otras habilidades tuyas. Y ese comentario de tu madre sobre la soledad hace que no tengas en cuenta el resto de las cosas positivas que pudisteis hablar. Este fenómeno tiene nombre: sesgo de negatividad (negativity bias).

Esta tendencia psicológica nos lleva a prestar más atención y dar más peso a las experiencias, emociones o información negativas, en comparación con las positivas o neutras. Según la psicóloga clínica Mireia Martín, “este sesgo está profundamente arraigado en la evolución humana. Nuestros antepasados debían prestar especial atención a las amenazas para sobrevivir. Recordar los peligros era más importante que identificar fuentes de alimento fácil”. De ahí que hoy, aunque no nos enfrentamos a depredadores, una crítica negativa sobre un restaurante tenga más impacto que diez reseñas positivas…

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Claves para entender el sesgo de negatividad

  1. Las críticas se sienten más intensamente. Una emoción negativa deja una huella más profunda que una positiva. Un solo comentario negativo puede afectar más profundamente que varios elogios.
  2. Lo negativo destaca más. Tu cerebro tiende a enfocarse más en lo negativo aunque recibas la misma cantidad de estímulos positivos y negativos.
  3. Nuestro cerebro procesa más lo negativo. Estudios revelan que regiones cerebrales como la amígdala se activan con más fuerza ante estímulos negativos, lo que explica por qué estas experiencias se graban con más facilidad en la memoria.

¿Por qué te impacta más lo negativo?

El sesgo de negatividad hace que los eventos y emociones negativas se sientan más intensamente, permanezcan más tiempo en tu memoria, y afecten más profundamente tu conducta. Pero, ¿por qué es así?

  1. Supervivencia evolutiva. Nuestro cerebro está programado para priorizar lo negativo porque, durante miles de años, eso garantizaba la supervivencia. Como explicaba Mireia Martín, “prestar atención a los eventos negativos era esencial para la supervivencia. Nuestros antepasados necesitaban reaccionar rápidamente ante peligros (depredadores, amenazas). Y el cerebro desarrolló una tendencia a procesar más profundamente los estímulos negativos”.
  2. Mayor reacción cerebral. Investigaciones recientes han demostrado que los estímulos negativos activan más intensamente las zonas cerebrales responsables del miedo y la memoria. “Las regiones cerebrales como la amígdala (asociada con el procesamiento de emociones) muestran una actividad más elevada cuando percibimos emociones negativas. Esto explica por qué nos quedamos más tiempo enganchados en esas experiencias”.
  3. Procesamiento más profundo. Emociones como el miedo, la tristeza o la ira, a menudo nos impulsan a reflexionar más, lo que a su vez fortalece su recuerdo. Las emociones positivas, en cambio, tienden a provocar menos análisis. Esto puede hacer que se desvanezcan más rápidamente en nuestra memoria.
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Cómo superar el sesgo de negatividad y mejorar tu bienestar emocional

Ser consciente de este sesgo es el primer paso para contrarrestarlo. Aquí tienes estrategias prácticas para entrenar tu mente y enfocarte más en lo positivo:

  • Practica la gratitud. Mantener un enfoque consciente en las experiencias positivas puede ayudar a reequilibrar la tendencia a fijarse en lo negativo. Hacer un ejercicio diario de gratitud, como escribir o reflexionar sobre las cosas buenas que suceden, refuerza la apreciación de los aspectos positivos y contrarresta el sesgo.
  • Fomenta la atención plena (mindfulness). Ayuda a ser más conscientes de los pensamientos y emociones sin juzgarlos. Al observar las emociones con una actitud de aceptación, puedes aprender a desenganchar la mente de los patrones negativos automáticos y centrarnos en el presente.
  • Disfruta de los pequeños momentos. Detente a saborear lo positivo: una comida rica, una charla agradable, un paseo tranquilo. Esto refuerza el recuerdo de experiencias agradables y equilibra el impacto de las experiencias negativas.
  • Reformula lo negativo. Aprender a replantear las experiencias negativas es clave. No se trata de ignorar lo malo, sino de reinterpretarlo. Pregúntate: ¿Qué puedo aprender de esto? ¿Cómo puedo crecer a partir de esta experiencia?
  • Rodéate de vínculos positivos. Las relaciones saludables generan emociones que compensan el peso de lo negativo. Cultivar conexiones reales es clave para el bienestar emocional.

Conclusión: elige enfocarte en lo positivo

Aunque el sesgo de negatividad es parte de nuestra naturaleza, no estamos condenados a vivir bajo su influencia. Con práctica y consciencia, podemos entrenar nuestra mente para valorar más lo positivo, gestionar mejor las críticas y construir un estado emocional más equilibrado y feliz.

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