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miedo a las agujas

La idea de una inyección puede llegar a provocar en algunas personas un ataque de pánico. FOTO: Freepik.

SALUD MENTAL

Tripanofobia: cómo superar el miedo a las agujas

Aunque no es sencillo superar esta fobia, sí es posible encontrar un tratamiento que permita, al menos, poder recibir una atención médica que implique el uso de agujas.

Por María Corisco

24 de septiembre de 2024 / 13:49

La idea de una inyección nunca es agradable. La sensación de una aguja pinchándote, ya sea para una vacuna, un análisis de sangre o una anestesia, suele producir resquemor, tanto por la anticipación del posible dolor como por el rechazo a que algo te taladre la piel. Una sensación, que aunque es común en la mayoría de las personas, llega a convertirse en una auténtica pesadilla para quienes padecen tripanofobia o fobia a las agujas.

Esta fobia que fue reconocida oficialmente en 1994 en el DSM-IV, el Manual Diagnóstico Estadístico de los Trastornos Mentales. Según las estimaciones, afecta al 10% de las personas, porcentaje que podría ser mucho mayor ya que muchos de quienes la sufren no buscan ayuda, aunque ello suponga evitar todos los tratamientos médicos que impliquen el uso de una aguja.

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No es un problema menor. Así lo reflejó James H. Hamilton, cuyo trabajo Needle Phobia: A Neglected Diagnosis (Fobia a las agujas: un diagnóstico desatendido) se ha convertido en una referencia para todos los investigadores. Hamilton destaca el problema que supone que “el hecho de que las personas con fobias a las agujas eviten la atención médica, por lo que es un impedimento importante en el sistema de atención de la salud”.

No toda fobia a las agujas es tripanofobia

Hamilton destaca que la tripanofobia es “el miedo extremo irracional a los procedimientos médicos que involucran agujas o inyecciones”. Es decir, una persona con tripanofobia puede utilizar una aguja o un alfiler de costura sin sentir esa aversión. En este sentido,  han establecido distintos tipos de fobia a las agujas:

  • Belonefobia: miedo a las agujas en general, no sólo a las inyecciones.
  • Aicmofobia: miedo a los objetos puntiagudos, incluyendo agujas.

Asimismo, aunque los síntomas generales de la tripanofobia incluyen ansiedad, miedo, palpitaciones y ataques de pánico, Hamilton explica que puede haber distintos tipos de manifestaciones dependiendo del tipo de fobia que padezca la persona y de las causas que la hayan provocado:

  • Tripanofobia vasovagal: es un desvanecimiento o malestar causado por una reacción refleja heredada. Puede causar desmayo debido a una bajada de la presión arterial.
  • Tripanofobia asociativa: se deriva de una experiencia traumática relacionada con agujas. Sus síntomas incluyen ansiedad extrema, insomnio y ataques de pánico.
  • Tripanofobia resistente: el miedo se produce no sólo por las agujas, sino por el rechazo a ser sujetado o controlado. Entre sus síntomas se encuentra una resistencia violenta, frecuencia cardiaca elevada y presión arterial alta.
  • Tripanofobia hiperálgica: esta variante se relaciona con una hipersensibilidad heredada al dolor. También se manifiesta con ansiedad extrema y aumento de la presión arterial.

Una fobia derivada de una experiencia traumática

Los avances de Hamilton supusieron la primera piedra para mejorar las estrategias clínicas y ayudar a las personas a superar su miedo a las agujas, permitiendo un acceso más seguro y efectivo a la atención médica. Desde su perspectiva, esta fobia puede ser heredada, pero también aprendida. Cita como ejemplo el hecho de que una persona “aprenda a tener miedo a las agujas si ha recibido muchas inyecciones durante un largo periodo de tiempo y una leve aversión a las agujas se convierte en una fobia arraigada”. Por otra parte, Hamilton también sugiere que algunos de nosotros todavía estamos conectados con un miedo ancestral a cualquier tipo de corte o herida que pudiera provocar una infección e, incluso, la muerte.

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Cómo tratar el miedo a las agujas

Hay diversos tratamientos para abordar clínicamente el miedo a las agujas:

  • Terapia cognitivo-conductual (CBT): ayuda a reentrenar el cerebro para no responder con ansiedad cuando se ve una aguja.
  • Hipnoterapia: reprograma subconscientemente los miedos asociados.
  • Psicología energética: utiliza principios similares a la acupuntura, pero sin agujas, para cambiar patrones de pensamiento y comportamiento.
  • Asesoría psicológica: enseña al paciente a reconocer los primeros signos de desmayo para reaccionar a tiempo.
  • Terapia de exposición gradual: logra desensibilizar al paciente mediante una exposición progresiva al estímulo temido.

Estas técnicas pueden ayudar a las personas con tripanofobia a superar su aversión a las agujas o, al menos, a ser capaces de controlarla para poder recibir atención médica que implique inyecciones.

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