Mente
_Los secretos de las parejas duraderas para no divorciarse y ser felices para siempre
Sustituir los plásticos por materiales reciclables es clave para reducir la huella de carbono en la cocina. FOTO: Pexels.
LIFESTYLE ECO
Cambiar la forma de comer es el arma más eficaz para reducir la huella de carbono. Pero hay otros gestos, como usar vajillas compostables y apps para evitar el desperdicio.
14 de agosto de 2024 / 14:37
El camino hacia la sostenibilidad implica hacer muchos pequeños cambios en, prácticamente, todos los aspectos de nuestra vida. Desde el armario hasta la cosmética pasando por la movilidad hasta, por supuesto, la cocina. Porque lo que comemos –y cómo lo cocinamos, conservamos e, incluso, desechamos– deja también su huella. Tanto que, según un informe de la Comisión Europea, cambiar la dieta es el comportamiento más importante que podemos poner en marcha para reducir la huella de carbono. Apostar por productos de temporada y proximidad, organizar los menús para evitar el desperdicio o comprar a granel son ya conceptos que vamos introduciendo en el día a día. Pero para alcanzar una cocina más sostenible hay muchos otros aspectos a tener en cuenta.
Por ejemplo, la olla exprés es un 70% más rápida que otras técnicas culinarias, según la Fundación Ecodes. También es importante ir sustituyendo los electrodomésticos por otros eficientes. Estos aparatos pueden reducir el consumo eléctrico un 60% y evitar la emisión de 750 kg de Co2 a lo largo de su vida útil. Por supuesto, no son las únicas medidas que se pueden tomar. Existen muchas otras ideas que pueden parecer insignificantes y que, sin embargo, son definitivas para que la sostenibilidad reine en la cocina. Aquí van cinco propuestas asequibles, sencillas –de origen nacional– y con un gran impacto.
Cuando a Ana Roquero le empezó a sobrevolar la idea de poner en marcha una editora de menaje, tenía un claro objetivo: contribuir con sus creaciones a una cocina más sostenible. «Hace 12 años fue un momento de cambios gastronómicos. La comida fusión ya troceada, el fast food, el boom de los eventos… Todo esto nos empujó a comer cada vez con más frecuencia de pie, sin el apoyo de la mesa, con piezas de plástico de un solo uso. A mí me parecía algo dramático», recuerda la diseñadora industrial. «Mi objetivo inicial era buscar un material más sostenible para esos momentos», añade. Ese fue el germen de Cookplay, una marca que cumple 10 años y cuyas vajillas, ampliamente premiadas por su combinación de diseño y funcionalidad, son las favoritas de los chefs más creativos, como Arzak, Berasategui o Eneko Atxa. En 2014, Roquero y su socio, Thibault Paoulou, arrancaron con el proyecto intentando descartar los materiales de un solo uso. «Por entonces no había sensibilidad hacia las montañas de plástico. Así que empezamos a trabajar con porcelana, que da la máxima calidad y resistencia. Al final, lo duradero es lo más sostenible», cuenta Roquero.
Pero la diseñadora industrial bilbaína nunca olvidó su idea inicial. En 2018 lanzaron su vajilla desechable biodegradable y compostable, perfecta para eventos, empresas de take away y delivery (es la que usa Dabiz Muñoz) y, por supuesto, comidas informales en casa. El tiempo les había dado la razón… La ley antiplásticos, así como la pandemia –que impulsó un 40% la comida a domicilio, según JustEat– hicieron el resto. «Hoy, la línea Eko supone el 25% de nuestra facturación», apunta Roquero. La clave es que han creado piezas vistosas y funcionales con caña de azúcar, un material biodegradable y 100% compostable. «Cuando terminas la cena en el jardín o la comida con amigos, la recoges y puede ir directa a la compostera. En menos de 90 días tienes abono natural«, explica su creadora. Además, estas fibras provienen de los desechos después del proceso de extracción. Como dice Roquero, no está pensada para el día a día, pero es una gran aliada para las cenas veraniegas, ya que es práctica, vistosa y, lo más importante, sostenible.
Los detalles marcan la diferencia. Es lo que llevó a Qooqer a confeccionar una colección de delantales eco-friendly. La marca, que nació en 2016 en un pueblo de Teruel con el objetivo de recuperar parte del tejido industrial textil del entorno, ha vendido más de 100.000 unidades y ha conquistado a chefs como Rodrigo de la Calle, Francis Paniego y Jesús Sánchez. Los cocinillas anónimos también pueden hacerse con sus mandiles para no mancharse en casa. Además de confeccionar el 95% de su producción en España de forma artesanal, quisieron dar un paso más con una línea eco. Fabricada con tejidos total o parcialmente reciclados y naturales, como el algodón orgánico. Eso sí, sin renunciar a aspectos como la funcionalidad, resistencia y el diseño –entre industrial y vintage–, que se han convertido en sello de la casa.
El desperdicio alimentario es uno de los grandes enemigos de la sostenibilidad. Tal y como denuncia WWF, un tercio de toda la comida producida en el mundo se desperdicia. Eso equivale a unos 1.300 millones de toneladas de frutas, verduras, carne, pescado, lácteos… En nuestro país, según el último Informe de Desperdicio Alimentario, cada español tira a la basura 28 kilos de comida al año. Mientras que un solo restaurante llega a desechar 745 kilos anualmente, de acuerdo con un estudio de Unilever Food Solutions. Por estos motivos, un proyecto como el de la startup zaragozana Encantado de comerte (premiado por la ONU) puede contribuir a una cocina más sostenible.
En esta app se publican lotes de alimentos que los comercios y establecimientos de comida no han logrado vender a lo largo del día (con un 50% de descuento como mínimo). Durante sus dos primeros años de funcionamiento lograron salvar 75.000 kilos de comida. Además de esto, ofrece una herramienta innovadora para que las ONG puedan ayudar a las familias vulnerables a través de un sistema de cupones sociales digitales. Un gran ejemplo de que todos podemos ser agentes del cambio.
Las hemos visto de plástico, silicona, bambú… Las tablas de cortar forman parte de la rutina de cualquier persona que cocine mínimamente. Se usan decenas de veces en un solo día. Pese a todo, no se les ha dado la importancia que tenían. Hasta ahora. Porque el material del que están hechas no solo marca su funcionalidad, sino también puede contribuir a una cocina más sostenible e, incluso, saludable. Se ha demostrado que las tablas de madera son más fáciles de agarrar, reducen los resbalones con los cuchillos y son resistentes al calor. Pero, además, al no reaccionar al ponerse en contacto con otras sustancias, evitan los aromas y sabores en las comidas y no emiten residuos al cortar sobre ellas o al lavarlas, algo que sí sucede con las de plástico y silicona.
Sobre los tipos de madera existen diversas opciones: de pino, roble, olivo… Es este último árbol, tan nuestro, el que se ha convertido en el favorito de los cocineros. Se conoce su resistencia y se dice que cuenta con propiedades antibacterianas. Si bien su uso no era muy habitual por la dificultad de su manipulación, cada vez existen más talleres que crean con su madera piezas únicas. Como las del Arte del Olivo. Esta empresa jienense recupera los desechos de la poda anual de su provincia, evitando su quema, para transformarlos en auténticas obras de arte que se cuelan también en la cocina. Como sus bandejas, boles y tablas para cortar. Entre estas últimas encontramos diversos modelos –hasta uno para uso infantil– con un tratamiento artesanal y totalmente respetuoso con el material.
¿Has pensado cuánto papel film gastas a diario? ¿Y de aluminio? Porque, si bien conocemos de sobra los efectos del plástico, los del papel de plata no se quedan atrás. Tarda cientos de años en descomponerse y en su producción se generan metales pesados, dióxido de azufre y dióxido de carbono, entre otros residuos. De hecho, de este último se sabe que de cada kilo de aluminio fabricado. se liberan nueve kilos de CO2 a la atmósfera… Pese a todo, cada persona consume cada año 1.080 metros de este material: más de tres veces la altura de la Torre Eiffel.
Así, el reto de minimizar la cantidad de residuos se encuentra detrás de la creación de Roll’eat. Fundada en Barcelona en 2006, se ha hecho un hueco entre los amantes de lo sostenible por sus portabocatas y bolsitas reutilizables para transportar la comida. Desde entonces han conseguido, según un estudio de la Agencia de Residuos de Cataluña (ARC), hitos como que el uso diario del Boc’n’Roll –su envoltorio para sandwhiches– suponga una huella de carbono 500 veces inferior a la del uso de papel de aluminio. Entre sus últimos logros, crear una colección 100% biodegradable y compostable.
WeLife hoy
Verduras al vaporInsomnio en otoñoMasaje de cabezaParejas duraderasUn orgasmo a la semanaMente
_Los secretos de las parejas duraderas para no divorciarse y ser felices para siempre
CUERPO
_Estas son las vitaminas y los nutrientes clave para mejorar la salud de tus huesos
Salud Mental
_Qué es la indefensión aprendida y cómo puede afectarte en tus relaciones
Ejercicio
_Método Kaoru: el ejercicio japonés que combina yoga y pilates para bajar de peso y fortalecer tus defensas
Mente
_Con estos juegos fáciles para activar la memoria conseguirás acordarte de todo cada día
Siguenos :)