
Tener energía durante todo el día depende de siete sencillos hábitos./ Foto: Sexo en Nueva York.
Cuerpo
Siete consejos de experto para levantarte lleno de energía (y que te dure todo el día)
Además de descansar, necesitas comer bien, beber agua o una ducha fría son algunos requisitos para tener vitalidad.
Por Marcos López
29 DE FEBRERO DE 2024 / 07:30
Has dormido bien. Te despiertas con las pilas cargadas y con el ánimo por las nubes para hacer frente a una nueva jornada. Tras un buen desayuno, rebosas energía. Y quieres que siga siendo así. Todo el día y todos los días. Te contamos las claves para evitar que te unas a esa mayoría de españoles que reconocen sentirse cansados ya de buena mañana –o incluso antes de salir de la cama.
En contra de lo que piensas, no sólo vale con un sueño reparador que te haya ayudado a descansar como nunca. Hay otros factores de la vida que intervienen en que se conserve la energía y que te sientas feliz todo el día.
Sueño de calidad
Has disfrutado de ese descanso que tanto necesitas. Lo que no es tan común como debería: 12 millones de españoles se despiertan cada día con la sensación de no haber dormido bien. La clave para un descanso de calidad está, sobre todo y como destaca la Universidad Monash de Melbourne, en la regularidad. Acuéstate y levántate todos los días a la misma hora. Aunque sea domingo. Así lograrás ajustar tu reloj biológico y que, ya desde antes de salir de la cama, tu cuerpo libere cortisol para ayudarte a ponerte en marcha.


Desayuno nutritivo
Es el momento de tomar un buen desayuno con carbohidratos complejos, cuya lenta digestión, destaca la Universidad de Granada, te aportará energía durante muchas horas; proteínas, que además de llenarte de energía te ayudarán a sentirte saciado; y grasas saludables, altamente energéticas y que aumentarán tu satisfacción tras esta comida matutina. Un ejemplo sería combinar avena, yogur, y aguacate.
Sal a la calle
¿Has desayunado ya? Da igual. No lo demores más y sal a la calle. Deja que durante unos 15 minutos te bañe la luz del sol, que según han concluido investigadores la Universidad de Basilea le dirá a tu cerebro que hay que activarse para acometer un nuevo día. Cuanto antes, mejor. Y no, aquí la luz artificial no funciona.
Ducha fría (pero no mucho)
Ahora toca una ducha. Fría, pero no tanto como para que tu piel adquiera un color azulado. Entre los 15º C y los 16º C está bien. Aguanta 90 segundos. A esta temperatura, el agua, además de promover la liberación de dopamina –la denominada «hormona de la felicidad»– y adrenalina, provocará, tal y como ha observado la Clínica Mayo, que tus vasos sanguíneos se contraigan. Pero una vez cierres el grifo, los vasos se expandirán, y mucho, con lo que aumentará el flujo sanguíneo y la frecuencia cardiaca. ¿El resultado? Más energía.
Primero agua, después café
No te olvides de tu taza de café. O de té. La cafeína, como concluye un estudio de las Clínicas Psiquiátricas Universitarias de Basilea, contrarresta el efecto de la adenosina, una sustancia que genera el organismo de forma natural y que inhibe la acción de la dopamina y la adrenalina, lo que provoca somnolencia y cansancio. Pero no hay prisa. Una vez salgas de la cama, bebe un buen vaso de agua para recuperarte de la privación de líquidos –y el consecuente riesgo de deshidratación– mientras dormías. Y no antes de que haya transcurrido hora y media, regálate esa dosis de cafeína.
Actívate
La mañana es el mejor momento del día para hacer ejercicio. Y de nuevo, cuanto antes mejor. Nada más salir de la cama. La actividad física, muestran los investigadores de la Universidad Federico II de Nápoles, promueve la síntesis de mitocondrias, que son los orgánulos celulares encargados de producir energía. Además, esta activación temprana erradicará cualquier somnolencia y potenciará tu rendimiento cognitivo, caso de la memoria, durante todo el día. Ya que has salido a la calle, ¿por qué no das un paseo?
Todo el día
Llegan las cuatro de la tarde y aflora el cansancio. Pero no vale reponer fuerzas con barritas energéticas que hacen que los niveles de azúcar en sangre se disparen. Y es que igual que como subieron, caerán rápidamente, con lo que te sentirás agotado. Tu comida tiene que haber sido sana y equilibrada. ¿El menú? Una cuarta parte de proteínas, como carne y pescado; otro 25% de carbohidratos complejos, como la pasta; y la mitad restante de frutas y verduras.
También es importante que, cuando asoma la fatiga vespertina, dejes que tu cerebro descanse. Cierra los ojos por un rato y relájate. Y si te puedes permitir una (corta) siesta, destaca una investigación de la Universidad Flinders de Adelaida, mejor que mejor. Y como sucedía por la mañana, hacer ejercicio le dirá a tu cuerpo que tiene que seguir en marcha.
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