Día de la Menopausia: De la hormonofobia al pasotismo, estos son los mitos más habituales sobre esta etapa

En Etiopía, la tribu de los Qemant considera a las mujeres que dejan de menstruar sabias y con experiencia en la vida. Incluso adquieren privilegios especiales, como entrar a lugares sagrados o tener contacto con la comida de las ceremonias rituales. Nada que ver con lo que sucede en la gran mayoría del resto de países del mundo. «En nuestra sociedad se ha transmitido continuamente la idea de que la menopausia supone una merma de las funciones de la mujer, sus competencias, capacidades cognitivas y sociales incluso, de su atractivo. Esta etapa se asocia a la pérdida de feminidad y a la vejez», lamenta Rocío Crespo, del departamento médico de Theramex España. Este es sólo uno de los muchos mitos sobre la menopausia. No es cuestión de que, como entre los Qemant, exista un trato especial para quienes entren en esta etapa, pero acabar con las falsas creencias ayudaría -y mucho- a que las mujeres vivieran este periodo de la mejor forma posible.

El primer paso para dejar de lado los tabúes y prejuicios es hablar de ella. Encuentros como el primer WeLife Experiences, dedicado a precisamente a la menopausia, es un perfecto ejemplo. La visibilidad pública es otro. El hecho de que mujeres tan conocidas como Penélope Cruz, Michelle Obama, Gwyneth Paltrow o Salma Hayek hablen de sus síntomas y sensaciones en público no es ninguna frivolidad. Todo lo contrario. Ayuda a derribar mitos como el que mencionaba Rocío Crespo. La doctora Silvia P.González, máster en Climaterio y Menopausia, insiste en que la única solución para ello «consiste en informar desde todos los foros posibles y hacerlo con información bien fundada, comprensible y fidedigna».

Tratamientos con hormonas y su relación con el cáncer de mama

Afortunadamente, y pese a que la idea de vejez planee sobre nuestras cabezas al hablar de menopausia, algunos estigmas están superados. «Ideas como que la mujer en menopausia es una sufridora se han convertido en un sinsentido, gracias, sobre todo, al amplio abanico de opciones terapéuticas que tenemos», destaca la ginecóloga. Los tratamientos médicos más extendidos, y también los más seguros y eficaces para la mayor parte de pacientes, conllevan la administración de estradiol y progesterona.

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Rocío Crespo distingue también entre preparaciones sistémicas, «que tienen efecto en todo el cuerpo, van a sangre y ejercen efecto estrogénico en los receptores del mismo», y locales. «Estas están especialmente indicadas para tratar uno de los principales síntomas: el síndrome genitourinario y que sólo actúan a ese nivel». «Depende de cada mujer se adapta el tipo de hormona, la dosis y la vía de administración», añade la doctora González.

El problema es que, pese a su demostrada eficacia, existe aún la «hormonofobia», como la denomina Crespo. «Uno de los mitos sobre la menopausia es que las terapias hormonales son malas porque pueden producir cáncer de mama», coincide la doctora. Ambas explican que esta creencia se deriva de algunos estudios, especialmente del llamado WHI (Women’s Health Initiative), de gran impacto en los medios.

Este relacionaban su administración con tumores de pecho, ictus e infarto, entre otras dolencias. Se realizó hace 20 años, con otros tipos de hormonas y, además, habría que tener en cuenta muchas variables para entender los datos hoy en día. Aunque desde 2013 se han publicado decenas de estudios que respaldan que los beneficios de la terapia hormonal sustitutiva superan al riesgo, mucha gente le cuelga aún el sambenito. Algo que provoca que muchas mujeres decidan no tratarse o ni siquiera planteárselo a su médico.

Pasar de todo, otro de los mitos sobre la menopausia

Existe otra idea llamativa sobre la salud hormonal femenina que también desemboca en una falta de tratamiento de los síntomas. «Existe una corriente muy importante que lo ve como «algo natural», en el sentido de que no hay que intervenir», señala la experta de Theramex. Si bien no hay que pensar en la menopausia como una enfermedad, es importante hacer algo por vivir mejor. «Lo hacemos si duele la menstruación; si se sufre síndrome premenstrual intenso; si estamos embarazadas… Pero ¿y en esta etapa?», plantea Crespo.

Para ella es realmente curioso que la mujer no preste atención a su salud hormonal y a todos los cambios que conlleva. E insiste en que, a día de hoy, existen muchas alternativas, además de las mencionadas terapias hormonales, para que la perimenopausia y los años posteriores a la pérdida de la regla se disfruten con una calidad de vida óptima.

Entre esas soluciones encontramos desde preparados basados en fitoterapia (derivados de la soja, el polen o plantas como la cimicífuga racemosa), que permiten tratar síntomas leves, hasta suplementos de calcio y vitamina D. Líneas cosméticas para piel apagada, hidratantes y lubricantes vaginales, terapias cognitivas conductuales, acupuntura, prendas con tejidos que minimizan los sofocos o las infecciones vaginales, etc.

«Esta nueva etapa supone tal cambio en la vida de la mujer que debe contemplarse como una oportunidad para volver a conocerse, cuidarse y promover un estilo de vida saludable que contribuya a su bienestar», resume.

La menopausia es síntoma de vejez

Hasta hace relativamente poco, la escasa -o más bien nula- presencia de mujeres con más de 50 años, o incluso de 40, en portadas, películas o series ha contribuido a que muchos mitos sobre la menopausia sigan en pie. Como, por ejemplo, que es un síntoma de vejez. Pocas personas ilustrarían un reportaje sobre ello con una foto de Penélope Cruz. Sin embargo, la actriz, de 49 años, afirmó hace poco en una entrevista para la revista británica Tatler, que «hay momentos en la vida de una mujer que deben ser reconocidos por su nombre y atendidos». Se refería a la menopausia.

Rocío Crespo subraya los datos de las estadísticas laborales. «Las mujeres en edad de menopausia son uno de los grupos demográficos con mayor crecimiento de la población trabajadora (en muchas ocasiones ocupan altos cargos gracias a su experiencia)». Sin embargo, añade, muchas de las que experimentan síntomas afirman que tienen un impacto negativo en su trabajo, con ataques de baja autoestima que les hacen cuestionarse su valía.

Los prejuicios señalados anteriormente tienen gran parte de culpa. Por no hablar de asociarlo con pérdida de feminidad… Como concluye la experta, es absurdo reducir la feminidad de una persona a su fertilidad o a la mitad de los años de su vida. Actualmente, la mujer estará más de un tercio de su vida en menopausia, y por ello, acabar con cualquier rastro de tabúes, mitos y falsas creencias contribuirá a normalizar esta etapa.