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Las parejas transaccionales se basan en el intercambio de un interés mutuo. FOTO: Escena de Los Bridgerton.

Mente

Parejas transaccionales: el éxito y fracaso del «No te quiero pero me interesas»

Analizamos, junto con una experta, la viabilidad de las parejas transaccionales en las que el intercambio de ciertos recursos pesa más que el amor.

Por Sara Flamenco

02 DE MAYO DE 2025 / 08:00

A lo largo de la historia siempre han existido las parejas de conveniencia. De hecho, tal y como muestra la exitosa serie Los Bridgerton, era lo más común entre la aristocracia inglesa del siglo XIX. A día de hoy, a la hora de establecer una relación de pareja el interés más allá del vínculo amoroso no es lo más habitual, pero existe. Se conoce como parejas transaccionales.

Según cuenta la psicóloga de pareja Silvia Sanz, este tipo de relaciones son menos emocionales y funcionales. «Tienen en común el compromiso, pero no hay intimidad ni pasión». Esto no significa necesariamente que sean menos felices… Porque, tal y como se cuestiona la experta, ¿qué es la felicidad? «Si obtenemos de una relación lo que deseamos y es funcional para cada miembro de la pareja puede que lleguen a ser felices«, asegura.

Quizá las parejas transaccionales no protagonicen una película romántica. Hasta en la mencionada serie de Netflix disfrazan de amor lo que en realidad eran relaciones establecidas con personas que apenas se conocen. Como si de verdad fuera posible querer a alguien con quien te has visto obligada a contraer matrimonio. ¿Lo es?

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En qué se basan las parejas transaccionales

En este tipo de relaciones, el amor romántico tiene poco que decir. Transcurren bajo un acuerdo de intercambio mutuo de ciertos recursos. Y no estamos hablando únicamente de dinero, como bien afirma Silvia Sanz: «cada miembro de la pareja ofrece algo distinto, como puede ser seguridad, contactos, vida cómoda, compañía, imagen social… unos aspectos más tangibles que otros«.

Pueden establecerse de manera tácita, aceptando por ambas partes los términos del intercambio y basando por tanto la relación en un interés compartido. Pero también cabe la posibilidad de que esta transacción sea implícita o inconsciente. Tanto en un tipo como en el otro, el funcionamiento suele ser común: «Donde se respetan los acuerdos, en ocasiones hablados y en otras construidos con el tiempo, las reglas del juego están claras y se mantienen los límites que cada uno pacta», asegura Sanz.

¿Pueden mantenerse en el tiempo?

Aunque cueste creerlo, lo cierto es que este tipo de parejas basadas en el interés pueden llegar a durar para siempre, siempre y cuando ambas sigan obteniendo lo que desean del otro. «Este tipo de relaciones pragmáticas suelen estar unidas por una serie de pactos silenciosos, donde son viables siempre y cuando se mantengan», indica Silvia Sanz. Pero también es posible que la relación se encuentre en la cuerda floja en ciertos momentos. «Si lo que mantiene la pareja deja de ser rentable, la relación se tambalea porque no está basada en el amor sino en conveniencia. Y puede cancelarse como cualquier transacción«.

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Las parejas transaccionales tienen sus propios problemas

El hecho de que ambas partes tengan claros los acuerdos bajo los cuales se desarrolla su relación no les exime de ciertos problemas.

1. Ante la posibilidad de una ruptura, el miedo a la pérdida de lo acordado puede desencadenar ciertos patrones tóxicos. «El miedo al abandono o a perder algo esencial puede llegar a hacer que desarrolle una dependencia emocional poco sana«, advierte.

2. En algún momento de la relación pueden surgir nuevas expectativas sobre el vínculo amoroso por una de las partes. Si no son correspondidas, puede provocar frustración emocional que lleva a un vacío afectivo que genera sufrimiento.

3. Con los años, las circunstancias cambian, como cambian los deseos y necesidades. «La felicidad es un concepto muy amplio y fluctúa con el paso del tiempo, por lo que puede que, en un momento de la vida, este tipo de parejas de conveniencia ofrezcan lo que se desea, pero en otro momento vital quizá se necesite más apoyo emocional, complicidad, o pasión y al no encontrarlo dentro del pacto se sientan infelices«, conjetura Sanz.

¿Son una buena elección vital?

Como ocurre con todos los aspectos aplicados al género humano, no se puede mostrar una opinión tajante. Como en cualquier otro tipo de acuerdo amoroso o no, lo que funciona para una persona no tiene por qué funcionar para otra. En el caso de las parejas transaccionales, todo dependerá de lo que cada uno quiera y acepte siendo siempre coherente con lo que obtiene y ofrece. Eso sí, tal y como sentencia Silvia Sanz, «cuando el amor se convierte en moneda de cambio y negociamos el afecto ¿somos felices realmente?».

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