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La ecpatía permite reconocer los sentimientos propios y evita contagiarse de los de otras personas.

La ecpatía permite reconocer los sentimientos propios y evita contagiarse de los de otras personas. FOTO: Pexels.

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Qué es la ecpatía, la solución si tienes exceso de empatía

Identificar tus sentimientos ayuda a no contagiarte de las emociones ajenas y evita que te manipulen. El psiquiatra Luis de Rivera nos explica cómo.

Por Paka Díaz

4 de septiembre de 2024 / 09:38

A las personas empáticas les es muy fácil conectar con los sentimientos ajenos. Sin embargo, esta habilidad natural que en principio es muy útil, puede ser utilizada por otras personas para conducirte a hacer cosas que no deseas. También puede llevarte a confundir tus emociones, al permitir que te colonicen las de otros. La ecpatía ayuda a saber cuáles son tus emociones, precisamente, hacer todo lo contrario.

“Se trata de un procedimiento para aprender a no dejarse contagiar por las emociones de otra personas, las que no son tuyas propias”, señala el creador del término ecpatía, Luis de Rivera, consultor jefe de Psiquiatría de la Fundación Jiménez Díaz y director del Instituto de Psicoterapia e Investigación Psicosomática de Madrid. Para aprender a usar la ecpatía, el médico describe los pasos que debemos dar en su libro Autogenics 3.0: La nueva vía al mindfulness y la meditación.

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Empatía versus ecpatía

Para poder hablar de ecpatía, primero hay que tener claro qué es la empatía, una habilidad natural de los seres humanos que nos ayuda a conectar con el resto. “La empatía nos ayuda a percibir a los demás. Es un mecanismo básico neurobiológico, existen unas células en el cerebro que copian los movimientos ajenos y esa es la manera como aprendemos, imitando a alguien”, explica el doctor Luis de Rivera. Con esas células, además, podemos captar los micro movimientos, la variaciones muy leves de las contracciones de la musculatura de la cara y del movimiento del cuerpo, que nos proporcionan información sobre los sentimientos que está experimentando otra persona.

Por tanto, la empatía es la capacidad de darse cuenta de lo que está experimentando o sintiendo una persona. “Eso tiene enormes ventajas, porque si tratamos con alguien, nos es muy útil saber cómo se siente”, apunta el psiquiatra. Por un lado estaría la intelectual, con la que la deduces cómo se tiene que estar sintiendo otro, y por otro la empatía sentimental directa, que nos permite sin razonar demasiado, darnos cuenta de lo que otra persona está sintiendo, como una percepción directa.

Qué es la ecpatía

El problema es que, aunque a priori es muy útil para comunicarnos y percibir al resto de personas, puede haber ocasiones en las que la empatía no sea tan beneficiosa. “Por ejemplo, cuando la usan los psicópatas o narcisistas”, destaca el médico, “que perciben perfectamente cómo la otra persona se siente, pero no lo utilizan para ayudar a esa persona, sino para aprovecharse de ellas”. También puede suponer un problema al relacionarte con personas que están pasando por un mal momento. Si no sabes distinguir tus sentimientos de los suyos puedes sentirte mal. Para evitarlo, la ecpatía es una herramienta fundamental.

La ecpatía, por su parte, es lo contrario de la empatía. Con ella, se trata de no ponerte en el lugar del otro, sino en tu propio lugar. Hacerlo es fundamental para evitar sentir los sentimientos de otra persona como propios y pueden generarte tristeza, ansiedad o confundir tus propios deseos y acabar haciendo cosas que no deseas. “Pero no es una habilidad natural, sino que tiene que ser aprendida. Básicamente consiste en no dejarse influir por los sentimientos de otra persona”, señala Luis de Rivera.

La ecpatía actúa como una barrera de defensa para no dejarse manipular. Para no dejar que otra persona introduzca en ti, te influya, y pueda inducir en ti sentimientos que a ti no te convienen. Por ejemplo, para hacer que te sientas culpable, que le tengas pena o que sientas miedo. “Todo eso son sentimientos que algunas personas muy hábiles y que son capaces de inducirlos en los demás. Y es necesario saber cómo defenderse para impedir que te dominen”, subraya el doctor.

El peligro del contagio emocional

La ecpatía ayuda a controlar el contagio emocional estudiado por la psicología de masas. Para entenderlo hay que tener en cuenta que en las grandes agrupaciones de gente, se contagian de sentimientos. Te puede ocurrir en un funeral, sentir la profunda tristeza incluso aunque apenas conocieras a la persona fallecida, o en un festival de música, al que llegas con un mal día y del que sales feliz. Esto ocurre porque en grandes reuniones hay un sentimiento masivo que se puede contagiar. Por eso, también, las masas pueden ser violentas. “En ellas, el individuo puede perder la capacidad de razonar y de sentir por sí mismo y adopta los sentimientos del grupo”, advierte de Rivera.

“Los sentimientos, y esto es importante, son opiniones tomadas con una parte del cerebro que no piensa, que no razona, que solamente sabe producir emociones”, explica el experto. Los sentimientos, en muchas ocasiones, alertan de que algo no está bien. Por ejemplo, si tienes miedo, hay que huir. Sin embargo, cuando hay contagio emocional tus sentimientos no informan de tus circunstancias, sino de las de la otra persona, “que nos ha contagiado de manera involuntaria o, a veces, de manera deliberada, induciendo los sentimientos en ti”. El problema es que puedes llegar a sentir emociones que ni te corresponden, ni son las tuyas.

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Cómo practicar la ecpatía

El doctor de Rivera enseña a sus alumnos, psicólogos jóvenes y los psicoterapeutas que empiezan, a no contagiarse de los sentimientos de sus pacientes. “Hay que sentirlos para saber cómo ayudarlos, pero nunca contagiarse”, aclara. “Contagiarse está bien si uno lo hace adrede. Por ejemplo, si tienes ganas un día de llorar y oyes una canción triste. Pero es muy importante saber distinguir entre los sentimientos que son propios y ajenos”, subraya. Para practicar la ecpatía, de Rivera señala tres pasos fundamentales que describe en Autogenics 3.0.

Para empezar, toca desarrollar la capacidad de ser consciente de los sentimientos y aprender a mantener la calma para poner límites a tu empatía. El segundo nivel es sentir el sentimiento sin interferir, ni bloquearlo. “Cuando alguien te está intentando manipular o convencer, contagiándote su sentimiento, al ser consciente, te das cuenta que realmente es una invasión ajena”, indica el psiquiatra, que recuerda que “nadie te puede influir si tú no te dejas. Pero no puedes no dejarte si no sabes que te están influyendo”.

La ecpatía nos ayuda a dar ese paso atrás para poder observar con objetividad si tus emociones son tuyas o no. Algo “muy necesario para ser quien decida sobre tu propia vida y estar a gusto con uno mismo”, concluye el doctor Luis de Rivera.

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