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Disfrutar del autocuidado sin sentimiento de culpa es clave para la estabilidad emocional. FOTO: Instagram/@space_witch666.
Salud mental
El miedo al rechazo, la baja autoestima y las relaciones tóxicas hacen que algunas personas pongan siempre por delante las necesidades de los demás olvidándose de las propias.
Por Sara Flamenco
21 DE AGOSTO DE 2024 / 14:29
Para cuidar de uno mismo es necesario encontrar un equilibrio entre atender las necesidades de los demás y asegurarse de que las propias necesidades también son atendidas. Para lograrlo es clave aprender a establecer límites saludables y practicar el autocuidado, dos aspectos clave para mantener relaciones sanas y un bienestar personal. Y es que cuidar del prójimo es importante, pero la complacencia cuyo único objetivo es la búsqueda de valicación o apaciguar el miedo a no ser aceptado puede derivar en algo enfermizo.
Personas que dicen que sí aunque en realidad quieran decir que no; que siempre están disponibles aunque en realidad no lo estén; con las que siempre se cuenta porque siempre responden, aunque eso les genere inestabilidad emocional… Si te reconoces en alguna de estas hipótesis, quizá debas replantearte ciertas cosas. Caer en el círculo patológico de la complacencia puede hacerte creer que tu valía depende de lo que hagas por los demás y no de lo que eres, haciendo que tu autoestima caiga en picado y generando altos niveles de ansiedad y estrés.
Hemos hablado con la psicóloga Beatriz Galván sobre esta complacencia enfermiza que lleva a priorizar las necesidades o deseos de los demás frente a los propios:
1. Falta de habilidades de comunicación y de asertividad. Ocasiona dificultades para expresar tus propias necesidades y para poner límites ante las demandas de los demás. Todo esto puede llevarte a ceder ante las expectativas de los demás aunque eso sea ir en contra de lo que tú mismo deseas o necesitas.
2. Deseo de aceptación social. La mayoría de las personas tiene un instinto natural de pertenencia al grupo, por so complacer a los demás puede ser una forma de mantener relaciones armoniosas y de sentirse aceptado en un grupo social.
3. Miedo al rechazo. La perspectiva de ser rechazado o menospreciado por otros puede llevarte a sacrificar tus propias necesidades y deseos para evitar conflictos o críticas.
4. Baja autoestima. Las personas con baja autoestima pueden sentir que su valor personal se deriva de la aprobación de los demás, por lo que complacer a otros puede darles cierta sensación de valía o aceptación.
5. Condicionamiento social. Desde una edad temprana muchas personas son educadas atender las necesidades de los demás, lo que puede llevar a que la complacencia se convierta en un comportamiento habitual sin ni siquiera darse cuenta de ello.
6. Empatía y altruismo. La capacidad de empatizar con los demás puede llevar a algunas personas a poner las necesidades de otros por encima de las propias, especialmente si sienten que sus acciones pueden ayudar a alguien más.
7. Abuso emocional o relaciones tóxicas. En relaciones donde hay manipulación emocional o abuso, las personas pueden sentirse obligadas a complacer para evitar conflictos o situaciones incómodas.
8. Presión cultural. En ciertas culturas, la colectividad y el bienestar del grupo pueden ser priorizados sobre el individualismo, lo que puede fortalecer la tendencia a complacer.
9. Traumas en la infancia. Los niños que experimentan traumas en la infancia pueden desarrollar una autoimagen negativa o una baja autoestima, lo que puede llevarles a la necesidad de buscar aprobación externa para sentirse valorados y aceptados. Así, para evitar el rechazo o el dolor emocional, algunos niños pueden aprender a complacer a los demás como una estrategia de adaptación. Esto puede generar patrones de relación que se repiten en la edad adulta, influyendo en la elección de parejas o amistades que refuercen la dinámica de complacer y la falta de límites personales.
La necesidad de complacer a los demás puede afectar tanto a hombres como a mujeres, pero bien es cierto que, en algunos contextos sociales y culturales, presenta mayor intensidad en las mujeres. Según comenta Beatriz Galván, esto puede ocurrir debido al rol de cuidadoras en el que educan a las niñas desde la más tierna infancia, lo que las lleva a intentar complacer al resto. «Este tipo de educación puede llevar a una internalización de la idea de que su valor está ligado a su capacidad para satisfacer las necesidades de los que les rodean», asegura la experta.
Los estereotipos de género, que identifican a las mujeres como empáticas, comprensivas y dispuestas a ayudar, pueden generar una mayor presión para complacer al resto. Además, las mujeres suelen tener redes de relaciones interpersonales amplias, lo que puede hacerles creer que deben mantener la armonía en esas relaciones, incluso por encima de sus propias necesidades. Otra de las razones que apunta Galván de por qué las mujeres son más complacientes es la búsqueda de que sean otras mujeres quienes les otorgan la aprobación externa como fuente de su propia autoestima.
Al igual que ocurre cuando se comienza a poner límites a los demás, poner por delante las propias necesidades puede hacer que aparezca el sentimiento de culpa. Es esencial no dejarse llevar por ese sentimiento irracional que puede llevarte al agotamiento emocional y generar relaciones de dependencia. Para conseguirlo, Beatriz Galván da unos consejos:
1. Reconoce la importancia del autocuidado. Cuidar de uno mismo no significa egoísmo, sino que es una necesidad. «Solo puedes dar lo mejor de ti a los demás si te sientes bien contigo mismo», asegura la experta.
2. Establece límites. Es vital aprender a decir no cuando sea necesario. «Esto te ayudará a proteger tu tiempo y energía, y te permitirá priorizar tus propias necesidades», afirma.
3. Practica la auto-compasión. Galván recomienda tratarte a ti mismo con amabilidad y comprensión. «Reconoce que todos tienen derecho a cuidarse y que no hay nada de malo en priorizar tu bienestar», aconseja.
4. Desafía tus creencias negativas. Pregúntate de dónde provienen esos sentimientos de culpa cuando comienzas a pensar en ti mismo y a tener en cuenta tus propias necesidades. «Recuérdate a ti mismo que tus necesidades son válidas», recomienda.
5. Busca apoyo. «Hablar con amigos, familiares o un profesional puede proporcionarte una perspectiva externa que te ayude a validar tus sentimientos. La psicoterapia te ayudará a trabajar esta parte de ti», afirma la psicóloga.
6. Espacios de reflexión. Beatriz Galván aconseja tomarte un momento para escribir sobre tus propios sentimientos. «Esto te ayudará a identificar las razones detrás de tu culpa y a trabajar en ellas», dice.
7. Practica actividades que disfrutes. Dedicar tiempo a las actividades que te hacen feliz no es solo un acto de cuidado personal, sino que también te permitirá reconectar contigo mismo.
8. Establece metas realistas. Está bien que establezcas metas para ti mismo, pero cuando lo hagas debes asegurarte de que son alcanzables para que no te frustres si no llegas a conseguirlas. «Esto te permitirá sentirte realizado y valioso sin comprometer tu bienestar», dice Galván.
9. Sé paciente contigo mismo. «Cambiar la forma en que piensas sobre ti mismo toma tiempo. Permítete sentir y procesar tus emociones sin juzgarte», aconseja.
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