Solemos recordar con más nitidez todo aquello que ha tenido una fuerte carga emocional en nuestra vida, tanto positiva como negativa. FOTO: Patricia Clarkson en One Day.
Mente
Qué es la teoría del esquema: por qué tu memoria recuerda algunas cosas y olvida otras
No eres consciente de ello, pero tu memoria es selectiva: tiende a recordar aquello que encaja con tus esquemas y con tu visión del mundo, y a ignorar todo lo que lo contradice.
Por María Corisco
29 DE AGOSTO DE 2024 / 14:59
Decir que uno tiene buena o mala memoria es una generalización que no describe realmente nuestra capacidad para evocar recuerdos. Porque todo el mundo tiene buena memoria para unas cosas y mala para otras. Es fácil que te sorprenda que tu pareja no recuerde aquella película que visteis juntos en vuestra primera cita y, en cambio, sea capaz de recitar las distintas plantillas que ha ido teniendo la selección española de fútbol. Y viceversa. Una de las características de la memoria es que puede ser selectiva, de forma que cada cual tiende a acordarse de aquello que le ha interesado especialmente, y a olvidar lo que no tuvo mayor importancia.
“La memoria es un concepto enormemente complejo, y las personas tenemos diferentes maneras de almacenar recuerdos y de evocarlos”, explica la psicóloga Esther Cantos, que añade que “en la construcción de la memoria intervienen un sinfín de variables. Cuando hablamos de memoria selectiva nos referimos a la tendencia a recordar ciertos hechos, eventos o información, mientras olvidamos o ignoramos otros”.
Esta selección no es necesariamente consciente, sino que “puede estar influenciada por varios factores, como emociones, motivaciones, experiencias previas y la relevancia de la información para el individuo”:
- Emociones: Los eventos que generan una fuerte respuesta emocional, ya sea positiva o negativa, son más propensos a ser recordados que aquellos que no generan una respuesta emocional significativa.
- Motivaciones: Las personas tienden a recordar información que es coherente con sus creencias, deseos y objetivos. Esto puede conducir a sesgos de confirmación, que hacen que se recuerde más fácilmente la información que apoya las ideas preconcebidas.
- Relevancia personal: Es más fácil que recuerdes la información que tiene una relevancia personal o que está relacionada con tu identidad. Por ejemplo, es más probable que una persona recuerde situaciones relacionadas con su carrera profesional si se considera muy comprometida con su trabajo.
- Experiencias previas: Las experiencias previas y el conocimiento existente pueden influir en qué información se considera importante y, por lo tanto, se recuerda.
- Frecuencia de exposición: Si una información se repite una y otra vez es más probable que la recuerdes. Esto se debe al efecto de repetición en la consolidación de la memoria.
La teoría del esquema: cómo almacenamos los recuerdos
Para entender cómo funciona la memoria selectiva es útil acudir a la teoría del esquema formulada por el psicólogo británico Frederic Bartlett, y que explica cómo se organiza y procesa la información en la memoria. En su propuesta, Bartlett sugiere que la memoria no es una reproducción exacta de eventos pasados, sino una reconstrucción que está influenciada por el conocimiento previo y las expectativas. Esta reconstrucción se realiza mediante la activación de esquemas preexistentes en la mente.
Uno de los experimentos más conocidos de Bartlett en relación con la teoría del esquema y la memoria selectiva es el conocido como La guerra de los fantasmas. En él, el psicólogo hizo que un grupo de personas leyeran una historia que era desconocida para los participantes. Después les pidió que la recordaran y reprodujeran en varios momentos, tanto inmediatamente como días, semanas e incluso meses más tarde.
Fue entonces cuando se vio que los participantes mostraban una tendencia a modificar la historia a medida que intentaban recordarla, introduciendo omisiones y cambios que hacían que la historia fuera más coherente y comprensible desde su propio marco cultural. Así, distorsionaban o eliminaban aquellos detalles que no encajaban con sus esquemas o conocimientos previos.
Con este experimento, Bartlett demostró que la memoria es selectiva y que las personas tienden a recordar la información de manera que se ajuste a sus esquemas previos. “Los esquemas culturales y personales influyen en cómo procesamos y recordamos la información, lo que explica por qué diferentes personas pueden recordar el mismo evento de maneras muy distintas.
Así funcionan los esquemas de la memoria
Siguiendo esta teoría, la memoria se organiza en estructuras mentales llamadas esquemas, que te ayudan a procesar y almacenar la información. “Los esquemas sirven para interpretar de manera eficiente el entorno, e influyen tanto en la codificación de la información como en su recuperación”, explica Esther Cantos.
- Codificación de la información: En este proceso, recibes una información, la interpretas y la almacenas utilizando esquemas preexistentes. Cuanto más encaje esa información con tus esquemas más fácilmente la codificarás, porque se ajusta mejor a tu conocimiento previo.
- Almacenamiento: Gracias a los esquemas puedes gestionar mejor la forma de clasificar y almacenar la información.
- Recuperación: Al recordar, la mente utiliza esquemas para reconstruir la información. “Esto puede llevar a la memoria selectiva, ya que tendemos a recordar la información que se ajusta a nuestros esquemas mientras ignoramos o alteramos la información que no encaja”.
Ejemplos de memoria selectiva
- Recuerdos de eventos: Si tienes un esquema de que las reuniones familiares son felices, es más probable que recuerdes los eventos positivos y olvide las discusiones o conflictos que ocurrieron.
- Estereotipos y prejuicios: Los esquemas sociales pueden influir también en la memoria selectiva. Por ejemplo, si tienes un estereotipo negativo sobre un grupo social, puedes recordar más fácilmente comportamientos negativos asociados con miembros de ese grupo y olvidar o no notar comportamientos positivos.
- Sesgos cognitivos: Los esquemas también pueden contribuir a sesgos de confirmación, que te hacen recordar aquello que confirma tus creencias y olvidar o minimizar la información que las contradice. En este sentido, tus esquemas pueden obstaculizar tu capacidad para aprender nueva información, ya que te llevan a prestar atención a la información que encaja en tus esquemas actuales y a rechazar o ignorar aquello que parece contradecir tu conocimiento actual.
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