Irisina, la hormona desconocida que ayuda en la pérdida de peso

No es una hormona tan conocida como la leptina o la grelina, pero lo cierto es que la irisina también está implicada en el proceso de pérdida de peso. Es normal que no te suene este nombre, ya que fue descubierta hace sólo 12 años por un grupo de científicos que publicaron sus hallazgos en la revista Nature. La irisina es secretada principalmente por el músculo esquelético en respuesta al ejercicio, ya sea aeróbico, de fuerza o de alta intensidad, donde se incluyen ejercicios de intervalo de alta intensidad (HIIT). Esta hormona actúa principalmente sobre células adiposas subcutáneas, transformando grasa blanca en grasa parda o grasa marrón.

¿Y por qué esto tiene tanta incidencia en la pérdida de peso? Porque, a diferencia de la grasa blanca, que es la mayoritaria que tienen nuestros tejidos, la grasa parda contiene muchas mitocondrias, que son los motores con los que se queman las calorías para producir calor. Es decir, es altamente termogénica, lo que favorece el aumento del gasto energético total y ayuda a mantener o incluso a perder peso corporal. Además, esta grasa aumenta el metabolismo basal quemando y transformando la grasa corporal normal en energía. Esta recién descubierta hormona tiene otros muchos beneficios para el organismo, como la mejora de la sensibilidad a la insulina o el incremento de la función cardiovascular. Conozcamos la irisina un poco mejor:

Beneficios de la irisina en la pérdida de peso

La irisina puede ayudar en la pérdida de peso debido sobre todo a su capacidad para transformar el tejido graso, pero no son los únicos mecanismos que activa esta hormona:

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1. Conversión de grasa blanca en grasa parda: la irisina promueve la transformación del tejido adiposo blanco (que almacena energía) en tejido adiposo pardo (que quema energía). La grasa parda genera calor al quemar calorías, lo que puede aumentar el gasto energético total del cuerpo y, en consecuencia, ayudar en la pérdida de peso.
2. Acelera el metabolismo: al elevar la cantidad de grasa parda, la irisina contribuye a un mayor gasto calórico en reposo. Esto significa que el cuerpo quema más calorías incluso cuando no se está realizando ningún tipo de actividad física, favoreciendo la reducción de tejido adiposo general.
3. Mejora la sensibilidad a la insulina: la irisina puede mejorar la sensibilidad a la insulina, lo que ayuda a regular los niveles de glucosa en sangre. Un buen control de la glucosa y la insulina es crucial para prevenir el almacenamiento excesivo de grasas y facilitar su uso como fuente de energía, además de prevenir la aparición de ciertas enfermedades como la diabetes tipo 2.
4. Reduce la inflamación: la irisina tiene propiedades antiinflamatorias que pueden ayudar a reducir la inflamación sistémica, mejorando la salud metabólica y contribuyendo a la pérdida de peso.
5. Aumenta la energía y la resistencia: al fomentar la conversión de grasa blanca en grasa parda y mejorar el metabolismo, la irisina puede incrementar los niveles generales de energía y resistencia, lo que facilita el ejercicio regular, clave para el control del peso a largo plazo.

Cómo activar la irisina en el organismo

Al nacer, el cuerpo produce una gran cantidad de esta hormona, pero conforme los años van pasando este ritmo se reduce. Afortunadamente existe un truco para reactivarla y hacer que el organismo la vuelva a producir y ese es el ejercicio. Sin embargo algunos tipos de entrenamiento son más efectivos que otros:

• Actividad moderada de resistencia aeróbica: salir a correr un rato, andar media hora al día a buen ritmo, natación o saltar a la comba son las formas más asequibles y que requieren menos esfuerzo para activar la irisina.

• Ejercicio de alta intensidad: al aumentar los latidos del corazón a través del deporte, se favorece el transporte de sangre y oxígeno a todo el organismo, procedimiento que favorece la activación de esta hormona. Ejemplos de este tipo de entrenamiento son el HIIT o el ciclismo.
• Ejercicio de fuerza: otra forma de activar la irisina es realizar ejercicios que involucren a grandes grupos musculares y ejercicios de fuerza, que desarrollen el músculo, para activar la grasa parda y aumentar el gasto de energía.
• Terapias de frío: las personas expuestas a temperaturas frías experimentaban un aumento en la irisina casi tan cuantioso que el que se produce con el ejercicio. Lo ideal es realizar ejercicio y a continuación exponerse a este tipo de terapias, un procedimiento muy utilizado por deportistas de élite.