Myriam Campelo, directora de Petit BamBou: «La meditación no te cambia la vida, pero sí la forma en que la vives»

Hay quien todavía desconfía de la palabra meditación. A mucha gente le sigue sonando como algo hippie. Exclusivo para yoguis o personas con una gran vida espiritual. El peso del mito es tal que hasta Myriam Campelo, actual directora en España de la app de meditación mindfulness Petit BamBou, reconoce que antes de probarlo ella misma también era una escéptica. Era el año 2017 y se acababa de mudar a Luxemburgo cuando conoció a uno de los fundadores de esta aplicación que le ofreció lanzarla en España. «Le dije que no porque nunca había meditado y no me sentía cómoda convenciendo a alguien que lo hiciera si yo no lo había ni probado», recuerda. Eso fue lo que le llevó a empezar a meditar, a formarse en el mundo del mindfulness y a aceptar el reto sólo un año después.

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«Pronto descubrí que no era para gente zen, sino que cualquiera puede experimentar sus beneficios». Campelo comprobó en primera persona que esa práctica –»mucho más sencilla de lo que imaginaba«– le hacía vivir de una forma más tranquila. «Me ayudó a aprender a manejar la ansiedad y a prestar más atención a mi día a día», explica. De hecho, esa es la esencia de la meditación. «Nos ayuda a entrenar nuestra mente. A llevar la atención al momento presente», añade. Y pone un ejemplo. Cuando nos duchamos no estamos centrados en esa actividad sino que pensamos en la lista de la compra, algo del trabajo, la planificación de la semana… «Lo único que nos produce esa situación es estrés, agobios, falta de concentración, etc.» La meditación se encarga de devolvernos a ese momento de ducha y que nuestra atención se centre en ello.

Cómo iniciarse en la meditación

Lo cierto es que, aunque siguen quedando reticentes, cada día más personas se animan a meditar. Desde su lanzamiento hace seis años, Petit BamBou cuenta ya con dos millones de usuarios en España (más de 11 millones en todo el mundo). Algunas estadísticas señalan que un tercio de la población española y hasta 500 millones de personas en todo el mundo lo han practicado alguna vez. La directiva insiste en que es fundamental derribar mitos. «Como que requiere un ritual o un sitio específico. O que hay que dejar la mente en blanco. Ni mucho menos». En su opinión, para empezar a meditar sólo hacen falta dos cosas: «Reservar 10 minutos cada día y querer estar solo consigo mismo».

Los primeros días se puede empezar con meditaciones más cortas, de unos seis u ocho minutos. Respecto al sitio, no hay reglas. En la cama, al levantarse, de paseo, en el camino al trabajo… «Sí es importante que siempre sea el mismo para establecer una rutina«, aconseja Campelo. También recomienda dejar de lado las expectativas o las grandes exigencias. No se trata de borrar el estrés de un plumazo. Ni de sentirse mejor en dos días. «La meditación no te va a cambiar la vida, pero sí la forma en que la vives», resume.

Trabajar la mente

Otro error común es relacionar meditación con relajación. «De hecho es algo trabajoso, porque estás activando tu mente, prestando atención a todo lo que te está ocurriendo en este momento». Por eso pueden pasar cosas como que notes que te duele la espalda. Probablemente ese dolor ya estaba, pero no te habías dado cuenta. O que una cascada de pensamientos inunden la mente. «Es algo habitual; sólo hay que reconocer que están ahí y dejarlos marchar», apunta Myriam. Una vez que se empieza a meditar, es fácil engancharse a esos minutos de mindfulness cada día. Campelo afirma que incluso cuando en alguna ocasión no hay tiempo, existen alternativas como practicar un par de minutos de respiración consciente o hacer un escaneo corporal antes de dormir.

Por qué elegir la meditación guiada

El último punto que subraya la directiva, especialmente para los novatos en esta disciplina, es apostar por la meditación guiada. «A quienes empiezan les insistiría en que no lo hagan solos ni intenten buscar vídeos sueltos por YouTube, porque así será mucho más difícil que desarrollen el hábito». Por ejemplo, en Petit BamBou cuentan con más de 900 opciones en español agrupadas por temáticas: estrés, miedo, sueño, trabajo, maternidad, relaciones… También se pueden encontrar grupos de meditación en tu zona.

Además, esa guía ayuda mucho para ir progresando en la práctica. «Por eso es muy recomendable, porque te va diciendo que si tienes un pensamiento, lo aceptes, que vuelvas a prestar atención a tu cuerpo o respiración para anclarte en el momento presente…» De este modo, se van adquiriendo anclajes –la respiración, observar cómo entra y sale el aire por la nariz, cómo se contrae el abdomen…– para dejar marchar el flujo de pensamientos. En cualquier caso, y como advierte Campelo, la meditación no puede ser igual cada día, porque nosotros también nos sentimos cada día diferentes.

Beneficios en la mente… y el cuerpo

Si hay algo que Myriam Campelo repite al hablar de meditación son sus beneficios. Insiste en que no hay que verlo como una solución a los problemas de cada uno, pero sí como una herramienta muy útil. De hecho, no son pocos los estudios científicos que avalan tales efectos. Uno de los más importantes, que recoge más de 200 investigaciones, señala la capacidad de las terapias con mindfulness sobre la reducción del estrés y la ansiedad. Mientras que desde la Universidad de Stanford han precisado que la meditación puede reducir hasta un 30% los niveles de estrés. «Esto es lo más conocido socialmente, pero también hay datos que demuestran mejora del sueño, del autoconocimiento, la creatividad, productividad….», añade.

De igual manera, cada vez hay mayor evidencia científica de sus beneficios físicos. Mejor presión arterial, menos contracturas musculares, un sistema inmune más fortalecido, menos dolor… La neurociencia está comprobando que en el cerebro del meditador se producen grandes cambios. «Por ejemplo, con la práctica regular se fortalece la corteza frontal (donde se toman decisiones) mientras que que se reduce la actividad de la amígdala, que nos genera estrés. Además, se engrosa el hipocampo, asociado a la memoria y a las emociones positivas», detalla Myriam. Un dato más –este, científicamente comprobado– de que la meditación y sus beneficios son aptos para todo el mundo.