El síndrome de Houdini es típico de esta sociedad en la que no se valoran las relaciones duraderas. FOTO: Instagram @aitanax.
MENTE
Qué es el síndrome de Houdini y por qué deberías evitarlo en tu pareja
Es una huída emocional que empuja a desaparecer cuando el vínculo y el compromiso con la pareja comienzan a hacerse más fuertes. Conoce sus causas.
Por Sara Flamenco
05 DE SEPTIEMBRE DE 2024 / 14:26
Para que una relación de pareja sea sana para uno mismo, primero tienes que aprender a estar solo. Lo saben bien los defensores de la sologamia, tendencia que aboga por casarte contigo mismo. Si tu intención es mantener una relación de pareja, el compromiso con el otro es clave. Y ese precisamente es el problema para quienes huyen del compromiso como los gatos del agua.
De ahí surge el conocido como síndrome de Houdini, que debe su nombre al mago y escapista húngaro del siglo XIX. Se trata de un tipo de escapismo psicológico y emocional que lleva a quienes lo padecen a escabullirse cada cierto tiempo de lo que consideran obligaciones, ya sean laborales o emocionales.
Es habitual que las personas que padecen el síndrome de Houdini se comprometan rápidamente con su relación de pareja. Pero cuando el compromiso comienza a hacerse más fuerte crece su necesidad de escapar. Así hasta que llega el día en el que, simplemente, desaparecen. Este problema comienza a darse con mayor frecuencia debido, sobre todo, a la tendencia de las relaciones líquidas, que presenta a las personas como meros medios u objetos para conseguir un fin. Así no se llegan a establecer lazos saludables y duraderos debido al carácter individualista de esta sociedad. Hoy en día, los vínculos son más difusos y débiles, dando la impresión de que las personas son reemplazables y que nada dura para siempre.
Fases del síndrome de Houdini
Es difícil detectar que la persona con la que mantienes una relación padece el síndrome de Houdini, ya que suele darse de manera progresiva y, al principio, el compromiso parece ser fuerte. Estas son las tres fases por las que suelen pasar las personas aquejadas de este síndrome:
1. Primera fase: El enamoramiento
Cuando la relación comienza, las emociones están a flor de piel y nada parece augurar lo que ocurrirá posteriormente. El compromiso parece férreo, no evita las conversaciones profundas ni escatima tiempo a tu lado. Sin embargo, esta fase se suele ir tan rápido como aparece.
2. Segunda fase: Comienzan las dudas
Como se trata de un vínculo joven con bases poco sólidas y raíces poco profundas, comienzan a aparecer las dudas sobre si esa relación va a alguna parte. La locura del comienzo –cuando el enamoramiento es tan intenso que se pasan posibles defectos por alto– va perdiendo fuerza y no se sabe muy bien qué va a pasar. Aparece la incertidumbre.
3. Tercera fase: Huida emocional
Este es el momento en el que la persona aquejada del síndrome de Houdini escapa de la relación, desapareciendo sin dejar rastro ni dar explicación alguna. El contacto suele cortarse de manera radical y no es nada infrecuente que no se vuelva a saber nada de esa persona.
Razones por las que se da el síndrome de Houdini
Existen tres factores que, combinados entre sí, son un cóctel explosivo para este tipo de manifestaciones sentimentales:
1. Inmadurez: existe una falta de educación emocional en ciertas personas e inclinación a creer en los mitos del amor romántico. De este modo, son muchos los que tienen ideas estereotipadas sobre cómo deberían ser las relaciones y no saben cómo gestionarlas cuando suceden en la realidad, con todas sus complicaciones. De este modo surge el miedo al compromiso y a perder la libertad individual, sintiéndose incapaces de planificar su propia vida.
2. Sociedad individualista: la tendencia a las relaciones líquidas no otorga importancia a las relaciones estables y a formar familias. En su lugar, estos valores han sido cambiados por una suerte de libertad que se manifiesta como individualismo, consumiendo cuerpos y haciéndose adictos a las primeras veces, más emocionantes aparentemente que las relaciones estables y duraderas.
3. Internet, redes sociales y nuevas tecnologías: las redes sociales dan la impresión de poder conseguir siempre que se quiere una nueva pareja en sustitución de la que tienes. Por eso, son muchos los que no pueden quedarse con una sola persona renunciando a los demás con los que tienen contacto de manera habitual a través de esas aplicaciones. De este modo se juega con los sentimientos ajenos, condicionando tu propia autoestima al número de personas con las que mantienes contacto y sucumbiendo al miedo que supone la renuncia a multitud de parejas.
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