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Sólo un 5% de la población es intolerante a la lactosa, aunque son muchos los que se autodiagnostican. / Imagen promocional de Friends.

Alimentación

Por qué odiamos la lactosa: los beneficios olvidados de los nutrientes de la leche que necesitas de verdad

La pediatra y especialista en Neumología y Alergias infantiles Gemma Morera habla de los beneficios de la leche y la poca incidencia de intolerancia real a la lactosa que existe.

Por Sara Flamenco

01 DE ABRIL DE 2024 / 08:00

La lactosa es, junto con el gluten , los dos nutrientes más denostados en la actualidad. Son muchas las personas que aseguran ser intolerantes a la lactosa o que les sienta mal, ya que les produce malestar estomacal, pero no están verdaderamente diagnosticados.

«La intolerancia real a la lactosa se da en las personas que no generan lactasa de forma genética. Es muy poco frecuente; pero si hiciésemos una encuesta por la calle hasta un 60% de personas nos dirían que son intolerantes a la lactosa, cuando la real, que se da solo si no tenemos la lactasa que ayuda a la digestión de la lactosa, afecta a menos de un 5% de las personas«, asegura la pediatra Gemma Morera, una de las pocas especialistas en Neumología y Alergias infantiles de España.

Lo que sí aporta la lactosa, según esta especialista, son múltiples beneficios para el organismo. Entonces, si se trata de un nutriente tan beneficioso y no existe una intolerancia tan elevada como se piensa, ¿por qué la retiramos de la alimentación tan alegremente? Esta pediatra intenta desmontar los diferentes mitos en torno a la leche para que puedas decidir con conocimiento sobre ella.

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Qué es la lactosa y cuáles son sus beneficios

La lactosa «es un azúcar complejo presente en la leche y derivados lácteos. Complejo, porque es la unión de dos azúcares simples, la glucosa y galactosa. La galactosa es un azúcar que participa en la formación de las membranas de las neuronas, por lo que es muy importante tanto para la vista como para el cerebro. Y la única fuente de galactosa es la leche, no se puede obtener de ningún otro alimento», señala Gemma Morera.

No habla de un azúcar añadido, de esos que son tan perjudiciales para el organismo, sino de uno presente en los alimentos de forma natural, lo que puede tener varios beneficios para el organismo. «Al ser un azúcar complejo, la lactosa es una excelente fuente de energía de absorción lenta. Nos aporta energía lentamente y no con un pico de azúcar. Así que es un azúcar saludable (como el de la fruta)», explica la experta.

Y no es este su único beneficio, ya que también favorece la absorción de minerales, como el calcio, el cobre o el zinc, además de ayudar a a la flora intestinal, porque posee un efecto prebiótico que favorece la microbiota intestinal.

Según explica Gemma Morera, estos beneficios se multiplican durante la infancia porque «es el momento de mayor crecimiento y desarrollo de las personas. Cuanto más rápido se multiplican las neuronas, más crecen los huesos, etc. Así que por todo lo que nos aporta la leche, sus vitaminas y minerales, la leche es beneficiosa a cualquier edad, pero sobre todo durante la infancia», asegura.

Qué ocurre si tienes intolerancia a la lactosa

Como hemos comentado al principio, la intolerancia real a la lactosa se da en un tanto por ciento muy bajo de la población, aunque se crea lo contrario. Sufrir una intolerancia a la lactosa significa que tu cuerpo no genera lactasa de forma genética, que es una encima que se encuentra en el intestino y que rompe la unión de los dos azúcares simples que forman la lactosa: la glucosa y la galactosa.

La consecuencia de esto es que no digieres bien la lactosa, lo que provoca ciertos problemas como dolor y distensión abdominal, gases o diarrea. Pero, como apunta Gemma Morera, a un individuo sano no puede provocarle ningún daño y, por el contrario, el consumirla le aporta muchos beneficios. Pero pueden existir ciertos casos en los que, sin tener una intolerancia genética a la lactosa, su consumo puede ocasionarte ciertas molestias.

«Hay intolerancias transitorias ocasionadas por algo que ha dañado el intestino, como un virus o una gastroenteritis, una bacteria, una salmonela… Entonces, al perder parte de la flora intestinal, la lactosa no se absorbe de forma temporal», informa la experta.

Y no sólo esto, ya que tú mismo puedes provocarte esta intolerancia al retirar de forma voluntaria la lactosa de tu alimentación: «Cuando hacemos esto, el cuerpo deja de fabricar la lactasa, con lo que nos hacemos intolerantes. Pero sería una intolerancia inducida, no una real», asegura Morera.

«Esto es lo que debemos evitar, porque la lactosa es necesaria. Como decía antes, nos da mucha energía y tiene propiedades que otros azúcares no tienen. Además, tener una alimentación sin lactosa también es más cara, algo que, de alguna manera, interesa a la industria, porque los productos sin lactosa son más caros», añade.

Por qué la lactosa es un nutriente con tan mala fama

Existen muchas modas y mitos en torno a la alimentación. La cantidad de información disponible hace que, muchas veces, el usuario no sepa qué es beneficioso y qué no.

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Uno de los mitos más extendidos en torno a la leche asegura que los humanos no deberíamos tomarla después de dejar la leche materna porque ningún otro mamífero la toma después del destete, afirmación con la que Gemma Morera no está de acuerdo. «Esto no tiene ningún sentido, porque hay muchas diferencias entre los humanos y el resto de los mamíferos, y no hay ningún estudio científico que avale esta sentencia«, asegura. «Lo que sí hay es mucha evidencia científica sobre la necesidad de la leche. Y no sólo respecto a la lactosa, ya que también aporta grasas saludables, vitaminas, proteínas… De hecho, son las proteínas con mayor biodisponibilidad que hay».

Los detractores de la leche también aducen como argumento la cantidad de antibióticos y hormonas que se les dan a los animales, lo que pasaría a nuestro organismo al consumirla. «Esto no ocurre solo con la leche, sucede igual con las carnes, con los pescados de piscifactoría, los vegetales tratados con pesticidas… Es algo que ocurre en general. Por eso, recomiendo que los productos que tomemos sean de cercanía y ecológicos, pero quitar la leche nos quitaría también todos los beneficios que aporta», concluye Gemma Morera.

Según afirma la experta, «como bebida, no hay nada que aporte más nutrientes que un vaso de leche; ni un té macha, ni otras bebidas tan de moda hoy en día. Y nuestro cuerpo digiere la leche. Si no fuese digerible, si nuestro cuerpo no estuviese preparado para ella, nos haría mal».

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